Las barreras no arancelarias, la corrupción, la falta de créditos y el mal empleo de la ayuda extranjera son algunos de los obstáculos que afrontan los países más pobres para ingresar al mercado internacional.
Las pequeñas y medianas empresas de esas naciones sufren un círculo vicioso cuando intentan exportar, coincidieron este jueves participantes de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados (PMA), que se desarrolla en Bruselas hasta el domingo.
En el encuentro se escucharon varios ejemplos. La compañía de Mónica Khoromana, NALI, con sede en Malawi, exporta salsa picante a países tan lejanos como Holanda y Singapur, por dos millones de dólares anuales.
Pero su negocio no puede crecer más. «Hay un aumento de la demanda mundial de salsas, pero no podemos aprovecharla porque no existe financiación para pequeñas y medianas empresas, y los préstamos exigen intereses de más de 60 por ciento», dijo.
Pero también hay barreras sanitarias que dificultan su negocio. NALI se asoció con otras firmas para exportar a Estados Unidos, pero la Administración de Alimentación y Medicamentos de ese país impuso reglas muy rigurosas, que le obligan a invertir más dinero.
«Si no exportamos más, no tendremos dinero para modernizarnos, y si no nos modernizamos, no podremos exportar», explicó Khoromana.
«Carecemos de financiación a intereses bajos, mano de obra calificada y políticas apropiadas», señaló Thandi Mbvundula, otra empresaria de Malawi, que se esfuerza por mantener su compañía de administración de computadoras.
Para Mbvundula, las agencias internacionales de desarrollo y los gobiernos nacionales deben intensificar mucho más su apoyo a las pequeñas y medianas empresas si tienen la intención de reducir la pobreza en los PMA.
George Mwase, administador de operaciones de la empresa exportadora de productos marinos Greenfields, con sede en Uganda, teme que las barreras no arancelarias acaben con su negocio.
«En este momento nos recuperamos del impacto de una serie de restricciones sanitarias europeas contra la salmonela, el cólera y residuos de pesticidas aplicadas entre 1997 y comienzos de 2000», explicó.
Los problemas de la industria pesquera de Uganda se agravan con su legislación obsoleta, las carencias de sus laboratorios, la inoperancia de sus autoridades y las malas condiciones higiénicas en la pesca, según Mwase.
Otros empresarios se quejan de la corrupción en las autoridades locales, y las acusan de interponerse entre los donantes internacionales y los destinatarios.
Sulo Shreshta Shah, exportadora de alfombras de Nepal, exigió a las agencias internacionales mecanismos para verificar que sus recursos para el desarrollo lleguen a destino.
Shah inició su negocio con dinero propio, pero no pudo acceder a los fondos controlados por el gobierno que necesitaba para expandirse.
El vicedirector general de la Organización Mundial del Comercio, Ablasse Ouedraogo, reconoció que los fondos para al sector privado con frecuencia no llegan a destino, y propuso procurar un mayor flujo de información y estimular el contacto entre el Estado y el sector privado para solucionar el problema.
Sin embargo, no todos coinciden en que el aumento de la inversión extranjera y el desarrollo del sector privado pueda sacar a los PMA de la crisis.
«Es erróneo pensar que el comercio puede, al corto plazo, sustituir la ayuda internacional», afirmó Charles Gore, director de asuntos económicos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Para Gore, los 49 países más pobres no están capacitados para aumentar la inversión y el comercio, acceder a los mercados, reactivar la economía y distribuir los beneficios entre sus habitantes.
Los PMA deben recibir una asistencia internacional más intensa y generosa para evitar que sus economías colapsen en los próximos años. «El alivio de la deuda es un factor fundamental que mejorará el ambiente para atraer inversiones», sostuvo. (FIN/IPS/tra- en/rd/aa/rp/aq/dv if/01