CUMBRE INDIGENA: Críticas a conferencia contra el racismo

Dirigentes indígenas de todo el mundo, reunidos en la capital panameña, criticaron hoy a los organizadores de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, por entender que mantienen un enfoque discriminatorio de los pueblos nativos.

Las críticas a la conferencia que se celebrará en septiembre en Durban, Sudáfrica, fueron formulados en la Primera Conferencia del Milenio de los Pueblos Indígenas que concluyó este viernes en Panamá, con la participación de 200 dirigentes de 50 países, expertos y representantes de ONU y de otras organizaciones.

Lama Futam, representantes de la organización femenina Sandana Women Empowerment Union de Ghana, aseguró que sectores privados, a los que no identificó, participan en la organización y desvían las deliberaciones mediante el uso de sus recursos financieros.

«Hay organizaciones que intentan desviar el enfoque de los asuntos que interesan a los pueblos indígenas invirtiendo en una supuesta reparación de daños de la esclavitud a afroamericanos, en lugar de dirigirla al desarrollo económico de los mismos», aseguró.

«Es irónico que se gaste en viajes a Sudáfrica de afroamericanos para discutir posibles reparaciones por esclavitud, mientras otros y otras descendientes de esclavos que viven en Africa están en la miseria total», afirmó la dirigente ghanesa.

Aunque los asistentes a la Cumbre Indígena, como se ha denominado a la Conferencia en Panamá, creen que las reparaciones son necesarias, también consideran que otros asuntos son más urgentes, como el «reconocimiento a los pueblos indígenas como tales y el abuso permanente de sus derechos humanos».

Los dirigentes indígenas creen que quienes quieren centrar la atención en el «gesto de la reparación intentan disimular el sentimiento de culpa por su participación en la historia de la esclavitud».

«Apoyamos el esfuerzo de nuestros hermanos y hermanas líderes indígenas que participan en Ginebra en una reunión preparatoria a la de Durban, promoviendo cambios lingüísticos en la convocatoria e incluyendo el término pueblos indígenas en el documento final», dijo el dirigente panameño Atencio López, de la etnia kuna.

Según el dirigente inuit Hjalmar Dahl, de Nuuk Inuit Circumpolar Conference, de Groenlandia, el término es fundamental porque a pesar de décadas de deliberaciones todavía hay gobiernos que niegan la existencia indígenas en el mundo, pues denominan esos pueblos como «minorías étnicas».

«A pesar de que nuestros pueblos están capacitados para defender sus tesis, al no ser reconocidos como un grupo humano específico su voz es marginada en foros internacionales como la conferencia contra el racismo de Sudáfrica», argumentó Dahl.

Otro tema debatido fue la instrumentación del Foro Permanente para Asuntos Indígenas en el sistema de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que ya fue aprobado por la Asamblea General de ese organismo.

Veintinueve organizaciones aborígenes, campesinas y de negros de Quillasuyo, Bolivia, reclamaron una participación más activa de los pueblos nativos, en relación con el Foro Permanente para Asuntos Indígenas cuya creación ya fue aprobada por la Asamblea General de la ONU.

«Queremos participar directamente en el proceso de elección de nuestros representantes» en el Foro, aseguró el aymara boliviano Ramón Mamani Conde.

El dirigente indígena arguyó que los representantes de los cinco continentes reafirmaron su presencia como naciones y pueblos indígenas y que no renunciarán a la autodeterminación y a la soberanía territorial.

Para el kuna Atencio López, coordinador de la Primera Conferencia del Milenio de los Pueblos Indígenas, el Foro Permanente debería transformarse en una caja de resonancia de los problemas de los aborígenas, protegiendo los derechos de los naciones originarias y dirimiendo en casos que las afectan.

«El Foro, por ejemplo, debe resolver problemas como la apropiación de nuestros conocimientos por parte de grandes empresas internacionales», aseguró López.

El dirigente argumentó que no es hora de seguir llorando la desgracia Indígena sino de formular estrategias hacia la protección de sus intereses.

Entre esas estrategias debe figurar la adopción de nuevos sistemas de propiedad intelectual o nuevas formas de protección del conocimiento nativo y la celebración de acuerdos con la participación directa de los pueblos, afirmó.

«En ese sentido, el Foro podría tener un papel importante, estrechamente vinculado las organizaciones de las nacionalidades indígenas», aseguró,

López también argumentó que, si no existe esa vinculación, el Foro puede transformarse en un ente burocrático alejado de la realidad, una aspiración de muchos gobiernos.

El líder kuna explicó también que las críticas al Foro o la Conferencia de Sudáfrica no implican un rechazo a programas o agencias del sistema de la ONU preocupados de los derechos indígenas y del ambiente.

«Lo que hacemos es rechazar la constante ingerencia de los Estados que no reconocen nuestra vida e intentan ejercer influencia permanente en el organismo y en sus programas para que no se comprometan con nuestras reivindicaciones», arguyó.

La Conferencia en Panamá fue organizada por la local Asociación Napguana (núcleo de la tierra, en idioma kuna) y auspiciada por el Centro Holandés para los Pueblos Indígenas.

La Declaración de Panamá, difundida al cabo de la reunión, señala el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1994-2004), declarado por la ONU, no ha servido para mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas debido a la escasa preocupación de los gobiernos.

También se reclama por una participación como «pueblos indígenas» en la Conferencia de Sudáfrica, y se rechaza el papel de organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio (OMC) en relación con las comunidades nativas.

Joji Cariño, de Filipinas, aseguró que la nueva colonización de los pueblos indígenas esta dirigida por la OMC, la cual, dijo, intenta controlar el destino de los países a través de poderosos instrumentos para sancionar a los gobiernos que no cumplen sus directivas.

«Convierten en mercancía la naturaleza, el ambiente, la cultura, los recursos biológicos y el conocimiento ancestral indígenas», arguyó.

«Un bosque sólo tiene valor de mercado cuando se corta. Un niño, en cambio, es un gasto para mantenerlo sano. Nuestras tierras y valores son siempre ineficientes y tienen menos valor, pensando desde los términos del libre mercado», concluyó el dirigente filipino. (FIN/IPS/kl/mj/pr dv/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe