CUBA: Castro lanza cruzada contra el ALCA

El presidente de Cuba, Fidel Castro, convirtió su oposición a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en una batalla masiva contra lo que considera será el «suicidio» de la independencia latinoamericana y caribeña.

Más de 600.000 personas desfilaron el Día Internacional de los Trabajadores desde la Plaza de la Revolución hasta la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, gritando «¡anexión no, plebiscito sí!».

La marcha fue considerada este miércoles la «primera gran manifestación latinoamericana» contra el ALCA por el diario Granma, portavoz oficial del gobernante Partido Comunista. Los medios oficiales cubanos enfatizaron, además, su «carácter pacifista» y de apoyo al gobierno socialista que encabeza Castro.

La consigna había sido lanzada por el presidente cubano el martes, en un discurso que propuso una amplia consulta popular en cada uno de los países de América Latina y el Caribe que negocian la creación del ALCA, prevista para 2005.

El cronograma de negociaciones y ratificación del acuerdo de creación del ALCA fue aprobado por los gobernantes de América, menos Cuba, en la III Cumbre de las América, realizada en la ciudad canadiense de Québec del 20 al 22 de abril.

Castro había advertido antes que su país no se incorporaría a las negociaciones aunque fuese invitado, por considerar el ALCA una especie de anexión a Estados Unidos.

Ahora, Castro pretende convertir la ofensiva cubana contra Washington en una batalla latinoamericana y caribeña en aras de un plebiscito en cada país de la región sobre la incorporación a la futura área de libre comercio.

«¡Evitemos la anexión, exijamos resueltamente y desde ahora que ningún gobierno pueda vender una nación a espaldas del pueblo! ¡No puede haber anexión si hay plebiscito! Sembremos conciencia del peligro y de lo que significa el ALCA», dijo.

Para Castro, resulta «triste, cínico e hipócrita» que los gobiernos de la región pretendan dar el «monstruoso paso» de crear el ALCA «sin consultar al pueblo».

Una asociación como la que se planea «implicará la absorción total de la economía de los demás países de América Latina y el Caribe por la economía de Estados Unidos», la cual controla, además, las instituciones financieras internacionales, aseguró.

Los bancos, las compañías de seguros, las telecomunicaciones, los servicios navieros y las líneas aéreas, las grandes cadenas de comercialización y todas las industrias fundamentales, pasarán a manos estadounidenses, según Castro.

Los grandes centros de investigación, las empresas farmacéuticas, las patentes y las tecnologías serán propiedad de empresas transnacionales de Estados Unidos, que, por otra parte, atraerán a los mejores científicos latinoamericanos, vaticinó.

La creación del ALCA traerá para la región, de acuerdo con el mandatario, el afianzamiento del monopolio de Estados Unidos sobre la industria de la recreación, en detrimento de los valores y las cultural nacionales.

«¡Y qué maravilloso: dos o tres Disneylandias serán con seguridad construidas en Centro y Sudamérica!», ironizó.

A su juicio, lejos de aumentar las fuentes de empleo, estas disminuirán con el ingreso de nuevas tecnologías, y América Latina seguirá desempeñando «el triste papel de suministradora de materias primas y mano de obra cada vez más barata».

Las monedas nacionales desaparecerán y las naciones se convertirán en enormes zonas francas, buscadoras de inversión extranjero a cualquier precio, y productoras de vegetales de estación y frutas tropicales para el mercado estadounidense, pronosticó.

Tal vez reciban un numero mayor de turistas de Estados Unidos que se alojarán en hoteles estadounidenses, viajarán en aerolíneas estadounidenses y comerán en restaurantes y comprarán en tiendas también estadounidenses, añadió.

Castro aseguró que «sólo minorías de burgueses privilegiados y sectores o capas medias de aristocracia obrera tendrán algo que ganar» de la creación del ALCA, mientras que habrá grandes masas de fuerzas laborales excedentes.

«A partir del instante en que lo dicho anteriormente sobre el ALCA ocurra, ya no podría hablarse de independencia, y la anexión (a Estados Unidos) comenzaría a ser una realidad», aseguró el presidente cubano.

El discurso de Castro sucedió a varias intervenciones en los últimos días sobre la amenaza que constituye para la soberanía y la integración latinoamericanas la creación de un área de libre comercio «bajo la égida de los Estados Unidos».

La nueva ofensiva se inserta en una campaña ideológica incluye manifestaciones masivas semanales y un programa televisivo diario para denunciar la política estadounidense contra Cuba y de otros países que le estarían «haciendo el juego» a Washington.

Por otra parte, recuerda una batalla similar emprendida por Castro a inicios de los años 80 para convencer al mundo de que la deuda externa de los países en desarrollo era impagable y que, por tanto, debía ser cancelada.

El único resultado de aquel esfuerzo fue la negativa aislada de Cuba a pagar su deuda, decisión que puso a la isla en una situación difícil cuando perdió a sus socios comerciales del bloque socialista, a inicios de los años 90.

El llamado a los pueblos de América Latina a exigir un plebiscito sobre la incorporación de sus países al ALCA fue apoyado en La Habana por representantes de la ilegal oposición interna que, al mismo tiempo, recordaron su solicitud de realización de un plebiscito en la isla.

Los disidentes reclaman un plebiscito «sobre los cambios políticos y económicos que son una necesidad vital para el pueblo de Cuba», dijo Osvaldo Payá, presidente del Movimiento Cristiano Liberación. (FIN/IPS/da/mj/ip if/01

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