El presidente de Cuba, Fidel Castro, dio la espalda por unos días a las tensiones que mantiene con varios gobiernos de países de América Latina para realizar una gira por al menos tres países «amigos».
El viaje de Castro comenzó el sábado en Argelia, continuó el lunes por Irán y llegará a Malasia este viernes, según reportes de prensa desde ese último país, los cuales no fueron confirmados por La Habana como es costumbre por razones de seguridad.
La prensa oficial cubana se ha limitado hasta el momento a hablar de una «gira de Fidel por varios países»
Argelia, Irán, Malasia y Cuba integran el Movimiento de los No Alineados (Noal), al igual que el Grupo de los 77 (G-7), una coalición conformada por 133 países en desarrollo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuya primera cumbre se efectuó en La Habana el año pasado.
Además, Cuba e Irán son víctimas de sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, con implicaciones extraterritoriales.
La Habana sufre las leyes estadounidense Torricelli y Helms- Burton, que agravaron los efectos del embargo económico de ese país. Por su parte, la denominada ley D'Amato-Kennedy sanciona a las empresas que inviertan en el área petrolera en Irán y Libia.
Castro dijo sentirse «muy feliz» y con 30 años menos, al término de su visita a Argelia, país con el cual reconoció tener lazos «muy especiales».
Argelia fue la primera nación en recibir cooperación militar y médica cubanas a comienzos de los años 60.
El presidente cubano, mientras realiza su gira, dejó en el país a un grupo de colaboradores enfrascados en mantener al rojo vivo o suavizar, según cada caso, las controversias surgidas en las últimas semanas con Argentina, Costa Rica, Guatemala y Panamá.
Costa Rica retiró a su cónsul en la isla en abril y Argentina hizo lo propio con su embajador la semana pasada, en respuesta a acusaciones de La Habana sobre la «actitud servil» de los gobiernos de esos dos países hacia Estados Unidos.
En tanto, Guatemala presentó una nota de protesta a Cuba por la exhibición en La Habana de un gran muñeco que ridiculizó la imagen del presidente Alfonso Portillo, durante el desfile del 1 de mayo en celebración del Día Internacional de los Trabajadores.
Los muñecos caricaturizaron también al primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, y a los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, Fernando de la Rúa, de Argentina, Jorge Batlle, de Uruguay, Miguel Angel Rodríguez, de Costa Rica, y Vaclav Havel, de la República Checa.
El gesto se sumó a la ofensiva cubana contra un grupo de países que votaron la censura contra Cuba, aprobada en la sesión del 18 de abril en Ginebra de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
En cuanto a Panamá, las tensiones tienen su origen en la negativa del gobierno de Mireya Moscoso de extraditar a la isla a cuatro detenidos, acusados de planear un atentado contra Castro, entre ellos el ciudadano de origen cubano Luis Posada Carriles.
Con este ambiente en casa y en medio de una nueva «batalla personal» contra la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en 2005, Castro retomó sus esfuerzos en aras de la unidad del Sur frente al Norte industrializado.
«El día que nos unamos y cooperemos, alejándonos cada vez más de conflictos y de guerras, resolveremos los dramáticos problemas que afectan a este mundo, que hoy cuenta con más de 6.000 millones de personas», dijo el mandatario el lunes.
Para Castro, sólo la concertación de una agenda por parte de los países del Sur podría contrarrestar el aumento del «poder hegemónico de Washington» y los efectos que este proceso traerá para la independencia y economía de los países en desarrollo.
El mandatario cubano, más allá de las relaciones bilaterales, que trató con su par de Argelia, Abdelaziz Buteflika, aprovechó su primera escala de la actual gira para ofrecer a Africa el capital humano existente en la isla caribeña.
Cuba «posee un caudal humano honestamente creado y acumulado en 40 años de esfuerzo. Médicos, ingenieros, personal calificado, hombres y mujeres educados en la solidaridad, dispuestos a prestar sus servicios en cualquier apartado rincón del mundo», dijo.
El gobierno de Argelia, por su parte, manifestó su intención de apoyar la introducción en Níger y Mali del Programa Integral de Salud Cubano para Africa.
Fuentes oficiales indicaron el lunes que, del total de 138.805 cooperantes civiles que La Habana ha enviado a diferentes países, 76.771 han prestado sus servicios en Africa y 1.884 de ellos lo hicieron en Argelia.
En tanto, políticos africanos han reconocido que la presencia cubana en ese continente resultó fundamental para la independencia de Namibia, solucionar la crisis del apartheid en Sudáfrica y para la excarcelación del líder sudafricano Nelson Mandela.
Castro ha contado regularmente con la alianza en los foros internacionales de un número importante de países africanos, algo que no siempre ha sucedido con las naciones de América Latina, más cercanas en cultura, pero también más críticas al proceso cubano.
Justo cuando la Revolución Cubana comenzaba su acercamiento al continente africano, a comienzos de los años 60, Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) y, excepto México, los países latinoamericanos rompieron relaciones con la isla.
«Los pueblos amantes de la independencia, los que esperan un mundo mejor y más justo, vemos en Irán a un amigo, un hermano», dijo Castro al inicio de su visita a ese país, que pretende, entre otras cosas, fortalecer los vínculos económicos bilaterales.
El intercambio comercial cubano-iraní asciende a 100 millones de dólares anuales. Los vínculos cobraron auge en los últimos años en la esfera de la biotecnología, con transferencia de tecnología y formación de personal iraní en Cuba.
Darío Urra Torriente, embajador de Cuba en Teherán, estimó que la visita de Castro fomentará la cooperación de ambos países dentro de Noal y en el G-77, del cual ahora Irán ejerce la presidencia.
La visita de Castro permitirá «desplegar acciones en conjunto para el fortalecimiento del G-77, teniendo en cuenta la situación actual en un mundo unipolar y la hegemonía por parte de Estados Unidos», opinó el diplomático.
Castro intentará, además, conciliar posiciones en torno a los Noal y al G-77 también en su viaje a Malasia, según informaciones de prensa. Las relaciones diplomáticas entre Malasia y Cuba datan sólo de 1998 y la posible cooperación entre ambos países está aún en fase de estudio. (FIN/IPS/da/dm/ip/01