China insinuó una lejana posibilidad de acuerdo tácito con Estados Unidos sobre el plan antimisiles del gobierno de George W.Bush al permitir esta semana conversaciones informales entre el enviado estadounidense y académicos chinos.
Previsiblemente, ante el intento del gobierno de Bush de explicar su propuesta de sistema nacional de defensa contra misiles, la cancillería china reiteró su total rechazo a ese programa.
Pero al margen de las conversaciones oficiales, Beijing permitió a James Kelly, subsecretario de Estado estadounidense para asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, reunirse con expertos que investigan las implicaciones del plan de Washington para la seguridad de China.
«Aunque tenemos claras diferencias de opinión, nuestras consultas fueron constructivas y constituyen un buen comienzo para un diálogo sobre estos importantes temas de seguridad, como acordamos», declaró Kelly antes de su partida de Beijing, el miércoles.
Sin embargo, es difícil imaginar la posibilidad de un acuerdo tácito basado en la confianza mutua dado el actual estado de las relaciones entre China y Estados Unidos.
La colisión el 1 de abril entre un avión espía estadounidense y un caza chino sobre el mar de China Meridional y la posterior decisión de Washington de vender armas a Taiwan, la «provincia renegada» de China, produjo graves lesiones a los frágiles lazos bilaterales.
El choque de aviones «fue un llamado de atención para que ambas partes promuevan cierto tipo de diálogo», opinó Zhu Feng, profesor del Instituto de Estudios sobre Relaciones Internacionales de la Universidad de Beijing.
Zhu se reunió el martes con Kelly, uno de los tres enviados del presidente Bush a distintas partes del mundo en busca de apoyo para su programa de defensa antimisiles.
El académico, que dirige un grupo de investigación sobre el plan de Washington y sus efectos sobre la seguridad de China, dejó claros tres puntos al emisario estadounidense.
«Aquí se considera que la administración de Bush maneja mejor este asunto desde el punto de vista diplomático que (su antecesor, Bill) Clinton al tratar de explicar su proyecto de escudo contra misiles, pero en general, no se trata de un buen mensaje para China», declaró Zhu.
China también aprecia que Bush haya revelado públicamente su determinación de poner más énfasis y esfuerzo en la investigación del proyecto del sistema nacional de defensa antimisiles.
Sin embargo, Beijing sigue preocupado porque «la versión del proyecto antimisiles de Bush aumenta las amenazas contra China», agregó Zhu.
El gobierno de Bush aspira a un sistema de defensa más ambicioso que el contemplado por Clinton, pero no reveló detalles sobre el plan ni aclaró si incluirá el despliegue de armas en el espacio exterior.
El escudo antimisiles protegería a todo Estados Unidos y sus aliados en Asia de ataques nucleares.
Washington arguye que el sistema es necesario para defenderse no de China o Rusia, los principales opositores del plan, sino contra «estados renegados» como Corea del Norte, Iraq o Irán, algunos de ellos armados con misiles.
China y Rusia advirtieron que Washington podría provocar una nueva carrera armamentista si sigue adelante con el programa. Para hacerlo, Estados Unidos debería hacer caso omiso de su Tratado sobre Misiles Antibalísticos con Rusia, que limita el desarrollo de escudos contra misiles.
Si ese tratado es anulado, otros países se considerarían con derecho a apartarse de otros acuerdos sobre control de armas, como el Tratado de No Proliferación Nuclear o el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares.
Beijing también teme que el plan de Washington afecte la efectividad del arsenal nuclear chino. Con unos 20 misiles transcontinentales, China se sentiría mucho más limitada por el programa estadounidense que Rusia.
Las autoridades chinas temen que Estados Unidos incluya a Taiwan en su ámbito de protección y frustre así los intentos de Beijing de reunificarse con esa isla.
La declaración de Bush sobre la disposición de su gobierno a «hacer lo que sea necesario para defender a Taiwan» hizo preguntarse a gobernantes y académicos chinos si el nuevo gobierno estadounidense modificó la política hacia China, comentó Zhu.
Washington reconoce que Taiwan forma parte de China, pero insiste en que no debe ser obligada a reunificarse con el continente.
Anteriores presidentes de Estados Unidos no habían especificado hasta qué punto llegarían para defender a la isla si Beijing decidiera recuperarla por la fuerza.
«Opino que la administración Bush no emprendió cambios profundos en la política hacia China, al menos no todavía», expresó Zhu.
Añadió que Beijing debería dar más tiempo a Bush para definir las cuestiones más importantes en las relaciones bilaterales. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip/01