CHAD: Activistas piden presión de Banco Mundial por democracia

Grupos de la sociedad civil de Chad pidieron al Banco Mundial que presione al gobierno para lograr la libertad de políticos opositores y la democratización del país.

La oposición chadiana sostiene que hubo fraude en las elecciones de la semana pasada, cuyo escrutinio primario indica que el presidente Idriss Deby sería reelegido con 67 por ciento de los votos.

Deby llegó al poder en 1990 mediante un golpe de Estado, y luego organizó y ganó una elección presidencial en 1996, en la cual los datos oficiales le otorgaron 69 por ciento de los votos y que también impugnada por la oposición.

Según el escrutinio primario, el candidato opositor Ngarlejy Yorongar, líder de la Federación de Acción Republicana y fuerte crítico de la política petrolera de Deby, obtuvo 14 por ciento de los votos, y el ex periodista Saleh Kabzabo seis por ciento.

Tras las elecciones se produjo una oleada de movilizaciones de protesta, y el miércoles la policía arrestó a seis dirigentes opositores que fueron candidatos a la presidencia, entre ellos a Yorongar.

«Pedimos al Banco Mundial que cese de colaborar con el corrupto gobierno de Chad hasta que se restaure la democracia y se realicen elecciones libres y limpias», dijo el miércoles en Washington Delphine Djiraibe, de la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos en Chad.

«El banco acaba de conceder al país alivio de deuda externa por valor de 260 millones de dólares, y decidió el año pasado financiar en parte la construcción de un oleoducto entre Chad y Camerún. Esas acciones han fortalecido a un régimen corrupto», añadió.

Los críticos del papel desempeñado por el banco en Chad sostienen desde hace tiempo que las violaciones de los derechos humanos cometidas por el gobierno de Deby deberían descalificarlo como receptor de apoyo de la institución.

El oleoducto entre Chad y Camerún, planteado desde comienzos de los años 90, es el mayor proyecto de infraestructura de Africa, y se prevé que su construcción costará 3.700 millones de dólares.

El banco aprobó un préstamo de 200 millones de dólares para la realización de ese proyecto, y su rama de préstamos al sector privado, la Corporación Financiera Internacional, se comprometió a lograr la aprobación de otros 300 millones de préstamos por parte de bancos comerciales.

La contribución económica del Banco Mundial es pequeña en relación con la del sector privado, pero fue decisiva porque las firmas integrantes del consorcio habían indicado que sólo se involucrarían en el proyecto si el banco decidía apoyarlo.

El alivio de la deuda externa chadiana fue resuelto por el banco y el Fondo Monetario Internacional en el marco de su iniciativa ampliada para Países Pobres Fuertemente Endeudados.

Un alto funcionario del banco se rehusó el miércoles a realizar declaraciones sobre Chad, con el argumento de que la situación en ese país es aún demasiado delicada para que la institución financiera se involucre.

«Pedimos a (el presidente del banco) James Wolfensohn que interceda ante el presidente de Chad, como prometió que lo haría», para frenar las violaciones de los derechos humanos, indicó Daphne Wysham, del Instituto de Estudios Políticos, una organización no gubernamental (ONG) con sede en Washington.

El gobierno de Deby «es un régimen notorio por sus prácticas de intimidación», agregó.

Chad es uno de los países más pobres del mundo, su producto interno bruto por habitante fue 188 dólares en 2000, y se ubicó en el lugar 167 entre 174 países en la última medición del Indice de Desarrollo Humano de la Organización de las Naciones Unidas, pese a contar con importantes reservas de petróleo, tungsteno y uranio.

Se prevé que la explotación de yacimientos petroleros en la región meridional del país comenzará a producir ganancias en 2005, a fines del mandato del próximo gobierno, cuando termine la construcción del oleoducto de 1.070 kilómetros, financiado en parte por el Banco Mundial.

El oleoducto previsto irá desde la cuenca del Doba, en el mediterráneo Chad, hasta hasta el puerto camerunés de Kribi, en la costa del Océano Atlántico, y las obras comenzaron el año pasado.

El consorcio responsable del proyecto está formado por la transnacional ExxonMobil, con 40 por ciento de las acciones, la petrolera estatal de Malasia, Petronas, con 35 por ciento, y la estadounidense Chevron, con 25 por ciento.

Se espera que el oleoducto transporte 250.000 barriles de 159 litros de crudo por día, y brinde a ese consorcio ganancias de entre 9.000 y 18.000 millones de dólares. Los gobiernos de Chad y Camerún compartirían ganancias de unos 3.000 millones.

La aprobación del préstamo del Banco Mundial se produjo pese a a la presión de ONG ambientalistas y humanitarias que pidieron la suspensión del proyecto, que en su opinión dañará frágiles selvas tropicales y empeorará la mala situación de Chad en materia de respeto de los derechos humanos.

La oposición de activistas al oleoducto aumentó el año pasado, tras informes no verificados de que el gobierno de Deby había empleado cuatro millones de dólares asignados al proyecto para comprar armas.

Sharon Courtoux, de la ONG francesa SURVIE, afirmó en una declaración divulgada el miércoles que la Unión Europea debería adoptar medidas para frenar el avance del proyecto hasta que se establezcan en Chad «condiciones beneficiosas para el pueblo». (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/ip if/01

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