BRASIL: Personaje legendario deja el Senado para evitar juicio

Antonio Carlos Magalhaes, un viejo «cacique» de la política de Brasil y un personaje legendario conocido como el «Malvado», renunció hoy al Senado con un discurso plagado de acusaciones al gobierno.

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso lleva al país «al borde del abismo» económico, por incapacidad administrativa comprobada en la crisis energética, según Magalhaes, ex presidente del Senado.

Las autoridades tampoco combaten la corrupción que, como se ha comprobado, es grave en varios sectores de la administración pública, añadió.

«Peor que el apagón eléctrico es el apagón moral», dijo Magalhaes al referirse a un gobierno del que fue uno de los principales pilares desde 1995 hasta el año pasado.

Magalhaes, dirigente del derechista Partido del Frente Liberal (PFL) y jefe político absoluto en el nororiental estado de Bahia hace tres décadas, renunció a su escaño para evitar un juicio parlamentario que iba a comenzar y determinaría su inhabilitación política por ocho años.

Su delito fue participar en la violación del sistema electrónico del Senado para conocer una votación secreta realizada en junio del año pasado.

El fraude cometido, que trascendió de una conversación indiscreta del mismo Magalhaes con fiscales de la República en febrero, fue investigado por el Consejo de Etica, compuesto de 15 senadores.

El Consejo de Etica concluyó que Magalhaes y otro senador, José Roberto Arruda, ex líder del gobierno en la cámara alta, rompieron el «decoro parlamentario» al violar reglas del parlamento, una transgresión que se sanciona con la proscripción temporal de la vida política.

Arruda, un político de Brasilia, renunció la semana pasada. Ya había abandonado el Partido Socialdemócrata, de Cardoso, cuyos diputados pidieron su expulsión sumaria, sin esperar siquiera la investigación del Senado.

«Ustedes no decidirán mi destino», advirtió Magalhaes a los parlamentarios, afirmando que volverá al Congreso. Su declaración fue interpretada como el anuncio de su participación en octubre de 2002 en las elecciones de Bahía para llenar dos escaños en el Senado federal.

También podría postularse a la gobernación de Bahía, un cargo que ya ocupó durante tres periodos desde los años 70, aunque en su discurso de despedida del Senado no mencionó esa eventualidad.

Magalhaes, apodado Toninho Malvadez (Maldad) por la prensa, es a los 73 años el último de los grandes «caciques» que dominan la política de su estado, con un liderazgo personal que se superpone a la influencia de su partido.

La corriente interna del PFL que Magalhaes conduce en Bahía, llamada «carlismo», por el segundo nombre de pila de su líder, no tiene expresión fuera de ese estado. La alta popularidad del ahora ex senador es un fenómeno únicamente bahiano.

Su fama de coleccionar informes secretos y de usar armas desleales en la lucha política sirvió de inspiración a una telenovela que se exhibe hoy en Brasil.

Además de gobernar tres veces Bahía, Magalhaes fue ministro de Comunicaciones y presidente de Eletrobrás, la mayor empresa estatal del sector eléctrico. Los ministros de Energía del actual gobierno fueron siempre sugeridos por él, lo que le quita autoridad para criticar la crisis energética.

Su grupo sufrió un duro golpe al morir en 1998 su hijo Luis Eduardo Magalhaes, entonces elogiado presidente de la Cámara de Diputados y a quien su padre esperaba ver algún dia en la presidencia del país.

Magalhaes será reemplazado en el Senado por su otro hijo, Antonio Carlos Magalhaes Junior, administrador de las empresas de la familia (una red de televisión y radio) y que nunca se interesó por la carrera política.

La línea familiar de sucesión política es una característica de los caciques o «coroneles» estaduales. El actual presidente del Senado, Jader Barbalho, tiene de suplente a su padre.

Magalhaes se distanció de Cardoso el año pasado, al acusar reiteradamente de corrupción a Barbalho y asegurar que también hay manejos ilíctos en los ministerios ocupados por otro partido de la coalición, el Movimiento Democrático Brasileño.

Además, movilizó al Congreso en procura de un salario mínimo nacional más elevado que el pretendido por el gobierno y para crear un fondo de combate a la pobreza, dos iniciativas contradictorias con su pasado de político conservador, que lo acercaron a la oposición izquierdista.

También promovió la designación de una comisión parlamentaria de investigación de irregularidades en el Poder Judicial, no deseada por Cardoso, a quién acusó insistentemente de «tolerante» con la corrupción.

En su discurso de renuncia distribuyó calificativos despectivos. Según dijo, Cardoso es un presidente capaz pero «vanidoso», y la envidia fue la causa del tratamiento «injusto y cobarde» que le reservó el Consejo de Etica, a cuyos integrantes calificó de «pigmeos». Por último, aseguró que hay «ladrones» en el gobierno.

Así mismo, dijo haber sido «linchado» por la prensa. Su popularidad en Bahia, sin embargo, se debe en gran medida a la red de televisión y radio que posee, cuyo servicio de noticias lo apoyó sin reparos al saberse que el Senado lo investigaba.

Sus seis emisoras de televisión retransmiten programas de la red Globo, la de mayor audiencia en el país y que, al parecer, dejó de respaldarlo.

Globo no sólo desminitó en sus informaciones a la televisión de los Magalhaes, sin que también produce la telenovela que critica a los «caciques» políticos y un programa humorístico en el que un personaje se llama «Fraudalhaes», en alusión al fraude de que fue acusado el ya ex senador.

La pérdida de un aliado de la envergadura de la red Globo puede volver difícil el triunfo de Magalhaes en las elecciones de 2002 en Bahía. (FIN/IPS/mo/ff/ip/01

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