BRASIL: Campaña contra sordera para reducir fracaso escolar

La lucha contra el fracaso escolar, uno de los grandes problemas de Brasil, incluye ahora una campaña para identificar y tratar la sordera en los primeros años de enseñanza.

La nueva campaña puesta en marcha este año es ejecutada por la Fundación Otorrinolaringología y la Sociedad Brasileña de Otología, en convenio con los ministerios de Educación y de Salud.

El plan nacional establece el examen de la capacidad auditiva de tres millones de alumnos de segundo año en 38.000 escuelas, distribuidas en los 486 municipios brasileños que tienen más de 50.000 habitantes.

El conjunto de exámenes y el vídeo de prueba auditiva serán entregados en las escuelas, cuyos maestros serán entrenados para su aplicación. Cerca de mil médicos y fonoaudiólogos serán movilizados en la segunda fase, de diagnóstico otológico y audiométrico.

Una vieja estimación basada en estadísticas oficiales señala que unos cuatro millones de brasileños presentaban deficiencia auditiva, de distinta gravedad.

Pero ese número probablemente creció, a causa del aumento de la población y también porque hoy se salvan más niños que nacen prematuros o con problemas, dijo a IPS Clea Maria Netto Valverde, coordinadora de acompañamiento de alumnos del Instituto Nacional de Educación de Sordos, de Río de Janeiro.

Su propia hija, Priscila Valverde Fernandes, forma parte del grupo, con una sordera derivada de otitis, que se redujo con el tratamiento.

El diagnóstico precoz obligó Priscila a sentarse en los primeros bancos del aula, pero evitó daños escolares y le permitió una vida normal. Hoy, a los 19 años, estudia en la universidad.

Sin embargo, la historia usual es distinta. Las dificultades de aprendizaje y para hablar, la desatención y el nerviosismo son atribuidos a otras causas, como debilidad mental, y dañan la convivencia social. La discriminación deja secuelas psicológicas y agravan el cuadro.

Es que la sordera es «una deficiencia más difícil de identificar que otras, por no ser aparente», cuando no es profunda, y puede confundirse con otros males, observó a IPS Fernanda Giordano, socióloga de la Fundación Otorrinolaringología, de Sao Paulo.

Tampoco es un problema exclusivo de los pobres. La deficiencia auditiva «no elige clases sociales», pero la diferencia ocurre en el desigual acceso a exámenes y tratamientos adecuados, agregó.

La Fundación desarrolla desde 1997 campañas en la red de escuelas públicas, con la consigna «quién escucha bien aprende mejor», para identificar, prevenir y tratar casos de sordera entre niños en sus primeros años de escuela.

El programa iniciado en octubre de 1999 y finalizado en diciembre de 2000 reveló que 36,4 por ciento de los 780.450 alumnos sometidos a una prueba inicial presentaron sospechas de deficiencia. Pero éstas sólo se confirmaron en una pequeña minoría.

La prueba se hizo exhibiendo un vídeo con sonidos de perros, gatos y pájaros, en distintas frecuencias e intensidades. A los que no presentaron un índice mínimo de escucha les fue recomendado una atención especializada.

La evaluación audiométrica entre los afectados apuntó sordera severa en sólo 1,1 por ciento, moderada en 1,6 por ciento y ligera en 5,2 por ciento, mientras que 92,1 por ciento restante fueron considerados normales. Poco más de 3.000 alumnos se trataron con cirugía o con el uso de aparatos de audio.

Los exámenes clínicos apuntaron, además de miles de niños con infección de oído y perforaciones de tímpano, numerosos casos de mala higiene, especialmente exceso de cerumen.

Así, de los oídos de muchos de los examinados se les extrajo cuentecillas, piedritas e insectos muertos, como grillos, observó Giordano, también asistente de la coordinación de la campaña.

La campaña no incluyó un estudio estadístico para averiguar la incidencia de sordera en la población escolar, advirtieron los organizadores de la campaña. Gran parte de los sordos más graves están fuera de la escuela o en las escasas escuelas especializadas de enseñanza para sordos.

En áreas muy pobres del país el desconocimiento y la falta de medios para tratamiento hacen que las familias dejen aislados a los sordos profundos, en general encargados de trabajos domésticos.

«A los 30 o 40 años muchos se suicidan, debido a la soledad», señaló el fonoaudiólogo Reinaldo Lopes.

La principal causa de la deficiencia auditiva en Brasil es la rubéola contraída por la madre durante el embarazo. Por eso se hizo obligatoria la vacunación contra esa enfermedad desde 1997.

Otros factores que causan esta discapacidad son la meningitis, los hijos con sangre de RH positivo al contrario de la madre, el nacimiento prematuro y genética son otros factores.

Brasil enfrenta la escasez de otorrinolaringólogos, que suman unos 5.000 en el país, 80 por ciento de los cuales se concentran en los estados de Río de Janeiro y de Sao Paulo. De los municipios con más de 50.000 habitantes, menos de la mitad dispone de uno de esos médicos. (FIN/IPS/mo/dm/he ed/01

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