/BOLETIN-DD HH/ TRABAJO-COLOMBIA: CLAT pide por sindicalistas amenazados

La Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT) pidió al gobierno de Colombia proteger a los sindicalistas amenazados de muerte y que intente un acuerdo de paz con los insurgentes en beneficio de los sectores populares.

El Comité Ejecutivo de la CLAT, que finalizó su 69 reunión el viernes en Bogotá, se entrevistó con el presidente Andrés Pastrana para plantearle su preocupación por el riesgo que afrontan los sindicalistas, amenazados por «sectores reaccionarios que los han convertido en objetivo militar».

Informaciones de la Dirección General de Derechos Humanos del Ministerio del Interior indican que se reportan por semana entre dos y tres denuncias de amenazas de muerte contra dirigentes sindicales, 400 por ciento más que el año pasado.

Marco Romero, de la estatal Universidad Nacional, dijo a IPS que el aumento de los asesinatos y las amenazas contra los sindicalistas está asociado con «una tendencia de derechización muy fuerte» contra el proceso de paz entre el gobierno y las guerrillas.

Para Romero, este proceso de «derechización va a causar muchos costos en materia de derechos humanos y va a cerrar espacios democráticos».

La preocupación sobre la situación de los activistas sindicales fue el asunto central en la reunión entre Pastrana y la delegación encabezada por Eduardo García, secretario general de la CLAT, y Julio Gómez, secretario general de la Confederación General de Trabajadores Democráticos (CGTD), de Colombia.

Los dirigentes laborales de la región manifestaron a Pastrana que el asesinato y las amenazas contra sindicalistas conllevan también al exterminio de las organizaciones de trabajadores, que son una forma de expresión de la democracia.

Entre 1999 y el primer trimestre del año fueron asesinados 264 trabajadores y dirigentes sindicales, señala un informe presentado en marzo por el gobierno de Colombia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que

El documento detalla que los trabajadores y sindicalistas muertos en forma violenta sumaron 99 en 1999, 112 en 2000 y 53 en lo que va del año.

Aunque los sindicalistas colombianos son los más afectados por la violencia, también en otros países de la región se registran casos de amenazas y de represión, que en la mayoría de los casos permanecen impunes, advirtió la CLAT, central de orientación cristiana y con unos 25 millones de afiliados.

Muchos dirigentes sindicales de Argentina «afrontan hoy procesos judiciales por ejercer el derecho democrático de la defensa de los trabajadores», dijo a IPS Juan Carlos Schmid, secretario general de la Federación Latinoamericana de Transporte.

Schmid informó que la semana pasada un sindicalista argentino que lideró una protesta frente a un supermercado en Mar de Plata, en la central provincia de Buenos Aires, fue detenido y la fiscalía pidió una pena de cinco años de encarcelamiento.

Por su parte, el presidente de la Central Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales, Fernando Ibarra, aseguró que su país afronta «una espiral de violencia, pese a que el gobierno dice respetar los instrumentos de la democracia como es la libre organización».

Ibarra añadió que en Ecuador ya es común el despido de todos los dirigentes sindicales de las empresas, un proceso que esta acabando de manera sistematizada con la actividad sindical.

Los dirigentes de ese país también criticaron la aprobación de un reglamento que permite el trabajo por horas, que precariza el empleo, similar a una propuesta en debate hoy en Colombia, donde el desempleo llega a 20 por ciento de la población económicamente activa, uno de los más altos de América Latina.

Por otra parte, Gómez advirtió que el sindicalismo de América Latina atraviesa por una severa crisis, a causa de las situaciones de violencia, de represión y por los efectos del modelo económico neoliberal.

Para los delegados de Guatemala y de Brasil, el neoliberalismo, la globalización y las nuevas tecnologías han impactado el mercado laboral en la región, creando nuevas formas de trabajo que afectan la actividad sindical.

«En el caso de Guatemala, es imposible formar sindicatos en las empresas que operan en la maquila (zona franca industrial), ya que se crea una firma hoy y mañana se declara en quiebra, dejando a los trabajadores en la calle», apuntó José Pinzón, secretario de la guatemalteca Central General de Trabajadores.

En tanto, Luis Cauterio, presidente de la Confederación Nacional de las Profesiones Liberales de Brasil, comentó a IPS que la solidaridad entre los trabajadores seguirá en retroceso mientras se incentiven estas nuevas formas de empleo individual, en las que se da una fuerte competencia.

La CLAT entiende que la aplicación del modelo neoliberal está dando paso a un nuevo perfil del movimiento social, en que el sindicalismo va a tener un papel clave, que se evidenció en las protestas de enero contra el Foro Económico de Davos, Suiza, y a fines de 1999 en Seattle, Estados Unidos, durante la reunión ministerial de la OMC. (FIN/IPS/yf/dm/lb/01

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