Tanzania se está convirtiendo en uno de los principales productores de oro de Africa, ante la preocupación de sus habitantes que sostienen que la contaminación de las minas mata a las personas, el ganado y la vida salvaje.
Tanzania es actualmente el tercer productor africano de oro, luego de Sudáfrica y Ghana. Sus exportaciones se elevaron de tres millones de dólares en 1998 a 120 millones el año pasado, como consecuencia de nuevas leyes destinadas a fomentar la inversión extranjera.
Pero eso no le interesa a Tanu Mwita, un aldeano cuya esposa murió después de bañarse en un arroyo cercano a una represa construida para contener los desechos mineros en el distrito de Geita, al noroeste del país y cerca del lago Victoria.
Mwita es uno de los 600 habitantes de la comunidad agraria de Nyakabale, al norte de la mina de oro de Geita, un emprendimiento conjunto de las firmas Ashanti Goldfields, de Ghana, y Anglo- American, de Sudáfrica.
Mwita dijo que su esposa, Monika Tanu-Richard, murió 24 horas después de haberse bañado en el arroyo tras las fuertes lluvias de enero, y dejó huérfanos a cuatro hijos menores de 8 años.
«Antes de morir, su cuerpo se hinchó, sentía picazón y se puso roja. Después de su muerte, la Autoridad Médica del Distrito y el Consejo Nacional de Administración Ambiental le hicieron varios análisis y se los llevaron a (la capital) Dar es Salaam pero desde entonces no supe nada más», explicó Mwita.
Los pobladores de la aldea sostienen que la muerte de Tanu- Richard, y la del ganado están relacionadas con la mina, de 220 kilómetros cuadrados, que comenzó a funcionar en junio del año pasado.
Según las mismas fuentes, esos incidentes coincidieron con fuertes lluvias que inundaron una represa de residuos mineros de 83 hectáreas, y así las aguas contaminadas llegaron a los cursos de agua cercanos.
Los residuos mineros contienen cianuro de sodio, una sustancia altamente tóxica que se utiliza para extraer el oro del resto de la roca mineral.
En todo el mundo existen decenas de casos documentados sobre filtraciones, inundaciones o roturas de represas de decantación de residuos mineros que liberan toxinas al ambiente.
Los pobladores de Nyakabale sólo tienen preguntas, pues hasta ahora no han recibido una sola explicación de la empresa o de las autoridades.
«Cada vez que informamos sobre la muerte del ganado o sobre problemas de salud, las autoridades toman muestras de agua y hacen exámenes a la gente o a los animales, pero nunca llegan los resultados», se quejó Stefano Lufungulo, un pastor de la aldea. «La gente está muy preocupada».
Las primeras muertes extrañas se produjeron luego que la mina de Geita comenzó a operar, recordó Lufungulo. Los cuatro integrantes de una familia murieron tras comer un conejo que habían capturado cerca de la represa de decantación de la mina.
Desde entonces, varias mujeres experimentaron abortos espontáneos. «Entonces empezamos a vincular las muertes humanas y las del ganado con las lluvias torrenciales», indicó Lufungulo. «Y por eso creemos que todo esto tiene que ver con la mina, pues nada de esto había pasado antes de que la misma se abriera».
Después de conocidas las primeras muertes, la compañía minera reforzó los muros de la represa, reconoció Lufungulo.
Sin embargo, los peces y las ranas muertas se siguen acumulando en las riberas del arroyo.
El pastor contó que 16 de sus vacas y dos ovejas también murieron. La compañía minera le pagó una suma equivalente a 1.000 dólares por la pérdida de su ganado, pero dejó en claro que no aceptaba ninguna responsabilidad por lo sucedido, sino que actuaba simplemente como un buen vecino.
Las autoridades del distrito pidieron a los aldeanos que no utilizaran el agua de las corrientes de agua cercanas a la mina para beber o para bañarse, y que tampoco cosecharan los cultivos plantados cerca de las orillas.
Tundu Lissu, abogado de la organización Lawyers Environmental Action Team (LEAT), se ocupa desde hace varios años del impacto que la mina puede causar en las aldeas cercanas y en el lago Victoria.
En 1999 Lissu redactó un informe advirtiendo que el cianuro de sodio podía envenenar el agua de los lagos y arroyos cercanos. Su estudio fue encargado por una empresa algodonera local, preocupada por el impacto de la minería en los cultivos de algodón.
«La descripción de los problemas de salud y las muertes denunciadas por los habitantes de Nyakabale se corresponden con los síntomas asociados con el envenenamiento por cianuro», señaló el estudio.
«El gobierno no ha protegido a sus ciudadanos, y las compañías, cuyas acciones cotizan en mercados de valores de todo el mundo, lucran con la destrucción», agregó.
Sin embargo, el Consejo Nacional de Administración Ambiental no está tan seguro de que la mina sea la culpable de esos problemas. Cuando se denunció la muerte del ganado, el Consejo envió un equipo a tomar muestras de los animales muertos y el arroyo cercano.
Esther Kerario, directora general del Consejo, dijo que las conclusiones aún no se enviaron a las autoridades concernientes, pero agregó que los científicos habrían hallado una fuerte presencia del pesticida agrícola Thiodan en el agua.
«El Thiodan no se utiliza en esta zona, por lo que no estamos seguros cuál fue la causa de las muertes», señaló Kerario. Un comité regional sigue investigando, agregó.
«Se tomarán fuertes medidas si se concluye que la mina es la causa de las muertes», advirtió.
Clement Msalangi, ejecutivo de la sede de la empresa Geita Gold Mining Ltd. en Dar es Salaam, comentó que sería prematuro hacer comentarios al respecto antes de que el Consejo publicara oficialmente sus conclusiones. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/dc aq/en/01