/BOLETIN-AMBIENTE/ CUBA: Hasta que regresen las gaviotas

El vuelo de algunos pelícanos y gaviotas sobre la bahía de la capital de Cuba presagia tiempos mejores para esas aguas, cuya alta contaminación hizo huir a la otrora abundante fauna.

María Josefa Rodés, experta en gestión ambiental del Grupo de Trabajo Estatal Bahía Habana, manifestó a IPS su confianza en la recuperación del lugar gracias a las labores de saneamiento, según indican los últimos estudios y la propia vida marítima que se aprecia.

Sin embargo, químicamente el agua sigue contaminada y «por eso no es recomendable bañarse en lugares cercanos al puerto», explicó Rodés, para quien el alerta rojo continúa a pesar de «la gradual recuperación sanitaria».

Es que la situación de la bahía de La Habana era muy grave, como lo grafica Alejandro, mecánico de automóviles de La Habana, al recordar que «a veces salía embarrado de petróleo, y los peces hasta cambiaron su sabor».

«Sé lo que digo, porque tengo 35 años y comencé a pescar aquí a los ocho», precisó este habanero, que «pese a todo» no ha dejado de practicar su deporte favorito.

Alejandro señaló que lo peor para las aguas de la bahía han sido los derrames petroleros, además de que los barcos limpiaban sus bodegas «ahí mismo y no pasaba nada». «Ahora las cosas han mejorado, hay control y más cuidado», comentó.

Por su parte, Alfredo Valle, un jubilado de 60 años, aseguró que en los años 50 «se podía pescar de todo» y nadar sin problemas en esa porción de mar.

«Eso cambió después y los peces fueron desapareciendo y no sólo por el petróleo, pues yo he visto excrementos flotando en las aguas. No comería pescado sacado de allí ni aunque me lo regalasen», sostuvo tajante este vecino del malecón, que nace en el puerto y bordea varios kilómetros de costa capitalina.

En cambio, su amigo Raúl Ruiz, antiguo trabajador de la empresa de teléfonos, contó que siguió con su práctica habitual de ir a pescar a la bahía hasta hace sólo tres años y que en su hogar nunca hubo problemas por comer el producto de sus largas horas de vigilia en el malecón.

Pero Rodés advirtió que las palabras de Ruiz sobre el consumo de pescado de la bahía reflejan un desconocimiento sobre temas ambientales, que se debe corregir mediante un buen trabajo de educación e información.

«Hay que trabajar mucho en educación ambiental, tanto para proteger la salud de la gente como para hacerla participar del cuidado de la bahía de La Habana, que es de todos, explicó la experta a IPS.

La bahía de La Habana, con una superficie de 5,2 kilómetros cuadrados y 47 millones de metros cúbicos de agua, fue incluida entre las 10 radas más contaminadas del mundo, en un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Estudios realizados en la década del 80 reflejan que llegó a recibir una carga promedio de 100 toneladas diarias de materia orgánica y 33 toneladas de hidrocarburos, provenientes de distintas industrias.

Entre los focos más dañinos figuran la refinería Ñico López, los drenajes de los municipios capitalinos, el ingreso de barcos de carga y cruceros, así como el arrastre de aguas sin tratamiento de tres ríos.

Respecto del último foco, se considera decisiva la próxima puesta en marcha de una planta construida con ayuda financiera de Italia y del GTE para el tratamiento de las aguas del río Luyanó, responsable de la mayor carga contaminante sobre la bahía.

Además, la serie de medidas tecnológicas aplicadas a la refinería Ñico López y el cierre o traslado de algunas de las fábricas de mayor impacto ambiental permitieron en 2000 reducir en 475 toneladas la carga contaminante sobre la rada, que equivale a 5,35 por ciento respecto de 1999.

Sin embargo, los expertos señalan como más preocupantes las descargas de los buques, debido a que el sector aledaño al puerto suele ser afectado por al menos un derrame accidental de petróleo cada año.

Un accidente de esa naturaleza ocurrido en 1999 facilitó el derrame de 120 toneladas de combustible, aunque la mayor parte pudo ser retirada posteriormente.

En ese sentido, medios oficiales anunciaron esta semana que a partir del segundo semestre de este año la isla dispondrá de equipos de avanzada tecnología para la contención y recolección de hidrocarburos derramados en el mar.

A la vez, se pondrá en práctica un programa de prevención, mediante el patrullaje aéreo con énfasis en zonas de gran tráfico marítimo, como el Canal Viejo de Bahamas, por donde navegan anualmente alrededor de 5.000 buques tanques.

El sistema de corrientes y vientos de esa región tiende a llevar hacia las costas cubanas los derrames que se producen por accidente o por la irresponsabilidad de los tripulantes de buques. De ahí la importancia de ese plan, comentaron especialistas.

En tanto, la Empresa de Saneamiento Marítimo y Portuario está encargada desde hace algunos años de la limpieza tanto de la rada habanera como la de Santiago de Cuba, distante 967 kilómetros al oriente de la capital.

El crecimiento del turismo internacional de los últimos años trajo una preocupación adicional, con el paulatino aumento del arribo de barcos de pasajeros y cruceros de placer y su consecuente descarga de basura.

Ante el incremento de los viajes marítimos de placer por sus aguas, Cuba tiene previsto rubricar acuerdos internacionales encaminados a prevenir la contaminación por basura generada por buques.

El Grupo de Trabajo Estatal para el saneamiento, conservación y desarrollo de la bahía de La Habana está facultado, desde su creación en 1998, para aprobar las inversiones, construcciones y servicios que se realicen en zona portuaria, velando que no dañen el ambiente.

También debe ejecutar las acciones necesarias para mantener el control de vertimientos de residuos y fuentes contaminantes, así como proponer formas de incentivar económicamente a empresas comprometidas con el saneamiento y cuidado de la rada.

El proyecto pionero para el saneamiento ambiental del puerto habanero data de 1886. Luego, en 1921, se denunció nuevamente el alto grado de insalubridad y en 1939 se realizó el primer estudio ecológico-sanitario.

Pero sólo en 1974 la especialista Reglas Cañas Pérez identificó fuentes contaminantes y sugirió medidas para el mejoramiento del área. (FIN/IPS/pg/dm/en/01

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