(Arte y Cultura) MEXICO: Los ladrones del templo

Muchos templos católicos de México ya no sólo reciben a sus fieles, ahora acogen también a policías, cámaras ocultas de televisión y medidas de seguridad propias de lugares donde se guarda dinero.

Ladrones aficionados al arte sacro robaron en los dos últimos años decenas de piezas y cuadros de los templos, la mayoría de los cuales tienen siglos de vida.

Hay una mafia muy bien organizada detrás de este tipo de delitos, sostiene la policía de México, uno de los países más ricos del mundo en arte católico, religión que profesa más de 90 por ciento de los 100 millones de habitantes.

Los prelados y sacerdotes, asustados por lo que consideran un pecado sacrílego, pidieron ayuda a la policía y optaron por abrir los templos sólo para las ceremonias.

Por su parte, los fieles lamentaron que los edificios religiosos, que consideran la Casa de Dios, permanezcan cerrados o bajo vigilancia y en algunos casos -los más importantes- con cámaras de televisión ocultas y alarmas.

Pero no es para menos, dicen los prelados. Sólo en la ciudad de Puebla, vecina a la capital, los ladrones sustrajeron de 1999 a la fecha 250 piezas de arte sacro de los siglos XVIII y XIX, cuyo valor es incalculable.

La Procuraduría General conformó esta semana un equipo de agentes que se dedicará exclusivamente a investigar los llamados delitos contra el patrimonio cultural religioso. Para hacerlo, primero serán preparados en materias relativas al arte.

Los nuevos agentes no investigarán casos puntuales, sólo analizarán los casos en conjunto y buscarán descubrir conexiones y la forma de operar de las organizaciones criminales, explicó Oscar González, director de Control de Procedimientos Penales de la Subprocuraduría General.

Las investigaciones preliminares indican que el robo de arte religioso, al igual que el nativo precolombino, se hace a pedido, desde México o desde el exterior. Quienes demandan las obras, usualmente personas adineradas, contratan a los ladrones o se contactan con terceros.

Las autoridades aún no conocen con certeza las conexiones de los ladrones, pero afirman que pronto descubrirán y desmantelarán a esas organizaciones, que pueden estar relacionadas con las que se dedican a sustraer piezas de etapas previas a la llegada de los españoles a México.

Es que no sólo el robo en los templos está de moda, sino también la de piezas arqueológicas, informan las autoridades de policía.

El problema adquirió matiz internacional, luego de que una valiosa pieza del período de mayor esplendor de la cultura maya, perteneciente a Honduras, desapareció el año pasado de las instalaciones museográficas de México, lo cual motivó una protesta formal del gobierno hondureño.

Los mexicanos tienen conciencia clara del valor de su patrimonio cultural y de su obligación de rescatarlo y preservarlo, por eso el gobierno hará todo lo que sea necesario para protegerlo, dijo el lunes el presidente Vicente Fox.

«La pérdida de un solo objeto patrimonial empobrece al país y la humanidad», añadió.

Por lo pronto y para evitar que se prive a los fieles de las figuras venerables, algunos sacerdotes que administran templos en la capital y otras ciudades importantes contrataron agentes para proteger sus instalaciones, mientras otros pusieron detectores especiales en los lugares donde están las piezas.

La Iglesia Católica, según las leyes mexicanas, actúa como custodia de la mayoría del arte sacro, que es parte del patrimonio nacional.

Para apoyar a los religiosos en su tarea de custodia, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ofrece cursos especializados y últimamente introdujo instructivos para realizar inventarios de arte y formas de asegurar las obras.

«Es grave la crisis por la que atraviesa el tráfico de piezas de arte sacro», señaló Víctor Valencia, delegado del INAH en Puebla, una de las ciudades con mayor número de templos católicos del país.

Valencia comentó que los robos continuarán sin freno si no se crea conciencia entre los ciudadanos para que entiendan y se apropien de la importancia del arte sacro y no se adoptan medidas policiales.

Mientras se descubre a las organizaciones de ladrones, en varias ciudades los fieles siguen acudiendo a los templos y se sorprenden porque de un día para otro las imágenes o figuras que veneran ya no están y posiblemente nunca regresen. (FIN/IPS/dc/cr/01

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