(Arte y Cultura) CINE-BRASIL: Las mazmorras psiquiátricas

Una película que desnuda el negocio de la internación psiquiátrica en Brasil se convirtió en un arma poderosa para el movimiento por la abolición de centros supuestamente de salud mental, que son presentados como verdaderas mazmorras.

«Bicho de siete cabezas» cuenta la historia de Neto, un adolescente normal, estudiante de clase media que vive sin lujos en el área metropolitana de Sao Paulo. Su rebeldía consiste en la práctica del grafiti y el eventual consumo de marihuana con su grupo de amigos.

Los roces naturales con un padre tradicional y moralista se agravan cuando la policía lo detiene por estampar inscripciones en la pared de un edificio. Las dificultades del diálogo se acentúan.

Descubrir un cigarrillo de marihuana entre las cosas del hijo llevan al padre, atemorizado por las actitudes del adolescente, a internarlo en un centro psiquiátrico. Para lograrlo lo engaña: le dice que van a visitar a un amigo en el sanatorio.

Así comienza el vía crucis de Neto, transformado efectivamente en «loco» a través de la saturación de medicamentos, choques eléctricos en la cabeza, aislamiento total y otros castigos por una frustrada fuga que intenta cuando ya le es difícil controlar sus movimientos.

La apatía del hijo, ya casi sin habla para pedir que lo saquen del infierno, conmueve al padre en una visita. No le es posible, sin embargo, volver a la vida normal. Las secuelas psicológicas y las humillaciones sufridas como «enfermo mental» lo llevan a reacciones violentas y a nueva internación.

Una dramática carta en que acusa al padre y un intento de suicidio, incendiando el cubículo en que estaba confinado, le devuelven la libertad y la posibilidad incierta de recuperación. El padre, al final, se convence del error cometido.

La película, que se estrenará en las salas comerciales brasileñas el 22 de junio, parece tener el éxito de taquila asegurado, pues revela un mundo desconocido y considera las relaciones entre padres y adolescentes.

Así lo indicaron los aplausos del abundante público presente en su preestreno la semana pasada, en el Festival de Cine y Vídeo de Curitiba, en el sur de Brasil.

La historia de Neto toma como referencia las vivencias reales de Austregésilo Carrano en los años, narrados en su libro «Rincón de los malditos».

Carrano participa hoy en el movimiento por la abolición de los centros de internación psiquiátrica y usa el filme para divulgar sus ideas, proponiendo para los que padecen sufrimiento mental tratamientos ambulatorios y alternativos, como los ocupacionales, que los mantengan junto a su familia y a la sociedad.

«Bicho de siete cabezas» es también el resultado de investigaciones en los hospitales psiquiátricos y refleja la realidad, y por eso se acerca al lenguaje de documentales, señaló su directora, Laís Bodansky, en un debate durante el Festival de Curitiba.

La película tuvo buena acogida en presentaciones especiales entre psiquiatras y en el Ministerio de Salud. Sorprendió a muchos, en especial a estudiantes de psiquiatría, que «ni siquiera sospechaban esa trágica realidad», dijo Bodansky a IPS.

La película actualizó la historia de Carrano hasta la actualidad, y agrega el problema de la incomunicación entre generaciones, explicó la cineasta.

Unas 70.000 personas viven en hospitales psiquiátricos brasileños, en condiciones inhumanas y sufriendo brutalidades, a pesar de que una ley vigente desde abril determina una reforma total de esos tratamientos para poner fin a la «industria de la locura».

El área psiquiátrica, con sus internaciones interminables, es el mayor foco de fraudes de desviación de recursos públicos, según el ministro de Salud, José Serra.

La preparación de los actores, para reproducir el clima de un hospital psiquiátrico, fue una parte importante en la realización de «Bicho de siete cabezas». «Teníamos que evitar estereotipos, la caricatura de la locura», observó Bodansky y el preparador Sergio Penna, experiente director teatral.

El actor principal, Rodrigo Santoro, conocido por actuaciones en telenovelas de la Red Globo exportadas a muchos países, visitó varios centros psiquiátricos de internación durante dos años.

«Fue el papel más fuerte que hice», afirmó Santoro, quien ganó el premio al Mejor Actor en el Festival de Brasilia, la más importante de las muestras de cine nacional.

Hacer la película convirtió su directora y actores en nuevos militantes por la abolición de los hospitales psiquiátricos.

Laís Bodansky admitió haberse sorprendido al leer el libro de Carrano hace más de tres años. Se dio cuenta de que ella misma «tenía prejuicios, un descubrimiento aterrador», dada la información distorsionada que se divulga sobre el asunto.

La decisión de hacer la película fue automática, especialmente porque se trata de «una realidad invisible, que por desgracia persiste», con hechos más terribles que los exhibidos en la película, concluyó la cineasta. (FIN/IPS/mo/mj/cr he/01

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