AFRICA-EEUU: El cabildeo cuesta caro

Varios gobiernos de Africa, un continente castigado por la pobreza, el hambre y el sida, pagan millones de dólares a empresas e individuos en Estados Unidos para que les ayuden a influir en la política exterior de Washington.

Los países productores de petróleo -en especial Nigeria, Angola, Gabón y Guinea Ecuatorial- son los que pagan más dinero para ese fin, pero otros estados africanos, en especial aquellos con los que Washington tiene difíciles relaciones, no se quedan atrás.

Los gobiernos africanos actúan a través de particulares o empresas que contratan a «cabildantes» estadounidenses, según declaraciones que éstos son obligados a prestar por la Ley de Registro de Agentes Extranjeros.

Entre los cabildantes favoritos se cuentan ex altos funcionarios del Departamento de Estado, como Herman Cohen, subsecretario de Estado para Africa bajo el gobierno de George Bush padre (1989-1993) y cuyo socio, James Woods, ocupara una posición equivalente en el Departamento de Defensa.

Antiguos miembros de los servicios de inteligencia también son contratados por gobiernos africanos para promover sus intereses.

Milton Bearden, ex agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y especializado en asuntos de países musulmanes y ex jefe de estación en Pakistán mientras Washington respaldaba a los mujaidines en Afganistán, fue contratado por un rico empresario sudanés vinculado con el gobierno islámico de su país.

Por un «viático» de 150.000 dólares y otros 50.000 dólares al mes, Bearden debe durante dos años mediar en las negociaciones para poner fin a la guerra civil de 18 años en Sudán, tratar de levantar las sanciones económicas de Washington contra Jartum y restaurar las buenas relaciones entre ambos países.

El cabildeo se volvió común en Washington a fines del siglo XIX, cuando las empresas privadas y asociaciones comerciales consideraron necesario influir en el gobierno federal.

Desde hace varias décadas, muchos gobiernos extranjeros también se valen de cabildantes para promover sus intereses, pese a tener embajadas en Washington.

Los gobiernos africanos son los últimos en incorporarse a este juego, a excepción de Sudáfrica, que lo hizo en la era del apartheid, en forma secreta.

Esos gobiernos comenzaron a negociar el arrendamiento de armas en los años 80, luego de que las autoridades y los rebeldes de Angola gastaran millones de dólares en empresas estadounidenses consideradas influyentes sobre los republicanos en la Casa Blanca y el Congreso.

Según la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, los individuos que promueven intereses de entidades foráneas deben registrarse ante el gobierno de Estados Unidos y presentar informes semestrales sobre sus actividades.

Todos esos informes y declaraciones son de dominio público y se archivan en una pequeña oficina del Departamento de Justicia.

Según esos documentos, los países productores de petróleo son los que más gastan en cabildeo.

El gobierno de Nigeria, que invirtió muchísimo dinero en este rubro durante el régimen militar, se decidió ahora por la firma GoodWorks International, cuyo presidente, Andrew Young, fue embajador ante la ONU durante el gobierno de Jimmy Carter (1977- 1981) y luego alcalde de Atlanta.

Además de sus funciones en GoodWorks, Young también es presidente del Consejo Nacional de Iglesias, un grupo religioso de derecha.

«GoodWorks trabajará para revertir la imagen negativa de Nigeria mediante una representación eficaz de sus intereses en Estados Unidos», dice el contrato, registrado en agosto de 2000.

El contrato establece que Goodworks, con sede en Atlanta, recibirá por concepto de honorarios anticipados 500.000 dólares como pago inicial y 60.000 por mes, «sin superar 1,5 millones de dólares por el primer año de servicios».

Gabón, otro productor de petróleo, contrató en los últimos años los servicios de más de una decena de empresas con buenas conexiones políticas, entre ellas Verner, Liipfert, Bernhard, McPherson & Hand y Powell Tate, por un costo promedio superior al millón de dólares al año, o 250.000 dólares por agencia.

El gobierno de Gabón también contrató durante tres años a Jacqueline Wilson, la ex esposa de un diplomático estadounidense. Según sus propias declaraciones, Wilson recibe decenas de miles de dólares por proyectos especiales y responde a Pascaline Mferri Bongo, la hija del presidente gabonés Omar Bongo.

En su último informe, Wilson afirmó haber recibido 60.000 dólares entre agosto y noviembre de 2000 para «respaldar los esfuerzos del presidente de Gabón por combatir la epidemia de sida y desarrollar una estrategia».

En cuanto a las actividades realizadas, Wilson declaró haber «enviado cartas a la oficina nacional de políticas sobre el sida, en la Casa Blanca».

Entre los productores africanos de petróleo, Angola figura en primer lugar y actualmente tiene siete empresas trabajando para su gobierno en Washington, varias de ellas contratadas en los últimos dos meses.

Angola paga unos 930.000 dólares al año a C/R International, una firma dirigida por Robert Cabelly, quien trabajó en asuntos angoleños cuando era funcionario del Departamento de Estado, y 400.000 a Samuel International Associates, presidida por Michael Samuels, ex funcionario de comercio bajo el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989).

En abril, American Worldwide Inc. informó sobre un contrato verbal con el gobierno angoleño por 955.000 dólares al año. Los documentos también revelan un contrato de tres años con Patton Boggs por 250.000 dólares anuales y otro por el mismo plazo con Daniel Edelman, una firma de relaciones públicas, por 400.000 dólares.

Angola también celebró un nuevo contrato de un año con C/R International por 620.000 dólares. Otra firma, Cohen & Woods, firmó un contrato de 500.000 dólares al año con Angola en marzo, por diversos servicios en Washington, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas.

El nuevo contrato de Cohen & Woods con Angola se sumó a otro por 600.000 dólares anuales con Zimbabwe. Esta firma perdió contratos lucrativos con Liberia a fines de 1999, con Costa de Marfil luego del golpe de Estado de diciembre de ese mismo año y con la República Democrática de Congo hace dos meses.

Además de ofrecer al gobierno de Zimbabwe el asesoramiento estratégico que normalmente brinda a sus clientes, el contrato establece que Cohen & Woods «contrarrestará la información desfavorable a Zimbabwe en la prensa internacional».

Así mismo, ayudará al gobierno de Robert Mugabe a «propagar noticias e información apropiada sobre hechos políticos y económicos de Zimbabwe».

Cohen & Woods tiene otro cliente africano, Burkina Faso, que le paga unos 200.000 dólares al año más gastos.

Otros gobiernos africanos que utilizan cabildantes en Washington son Costa de Marfil, Etiopía, Uganda, Guinea Ecuatorial, Swazilandia y Mozambique.

Las firmas que les brindan servicios son Valis Associates, Verner Liipfert, Foley, Hoag & Eliot, C/R International y AfricaGlobal Partners.

Otra empresa, Jefferson Waterman International, contrató el año pasado a la firma privada AmLib United Minerals por un mes para «fortalecer las relaciones entre Liberia y Estados Unidos», a cambio de 25.000 dólares al mes. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/mlm/ip/01

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