YUGOSLAVIA: Milosevic, el hombre que se creía impune

El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic pasó hoy su primera noche en prisión, acusado de abuso de poder y malversación de fondos públicos, aunque el mundo está más interesado en que se le juzgue por crímenes de guerra.

Milosevic fue detenido en las primeras horas del domingo en su casa del Belgrado tras una resistencia de 36 horas que tuvo en vilo a toda Yugoslavia (Serbia y Montenegro), pese a haber asegurado que no lo llevarían vivo a la cárcel.

«El arresto marca el comienzo de un largo proceso de investigación que llevará a este hombre ante la justicia», declaró a la prensa el ministro serbio de Justicia, Vladan Batic.

Toma Fila, el abogado defensor de Milosevic, declaró que su cliente está deprimido, tomando tranquilizantes, y que planea presentar este martes un recurso de habeas corpus para obtener su liberación, aunque manifestó escasas esperanzas en ello.

El del fin de semana fue el primer intento por detener a Milosevic. El viernes, la fiscalía pública lo había acusado de abuso de poder y malversación de fondos durante sus 10 años de gobierno (1990-2000).

Pero no fue coincidencia que el intento de arresto comenzara en la madrugada del sábado 31 de marzo, dado que en esa fecha vencía el plazo concedido por Estados Unidos a Serbia para que demostrase su voluntad de cooperar con el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya.

Washington había amenazado a Belgrado con retener 100 millones de dólares en ayuda económica y bloquearle el acceso a instituciones financieras multilaterales.

El tribunal de La Haya acusó a Milosevic de crímenes de guerra contra los albaneses de la provincia serbia de Kosovo en mayo de 1999.

Pero los serbios lo culpan además de convertirlos en una nación paria luego de promover y perder cuatro guerras en los Balcanes en los años 90, precipitar una campaña militar de la OTAN que duró 11 semanas en 1999 y destruir económicamente a este país.

«Este arresto es por crímenes contra Serbia y contra los serbios», subrayó el primer ministro serbio Zoran Djindjic en una conferencia de prensa convocada el sábado, pero no aclaró si el ex presidente sería entregado a La Haya.

«Primero, Milosevic debe ser juzgado por lo que le hizo a su propio pueblo», dijo el ministro Batic en la misma conferencia.

Líderes reformistas serbios insistieron en que, antes de considerar la extradición de Milosevic, debería aprobarse una nueva ley.

Los analistas coinciden en que los hechos del fin de semana marcan otro punto de inflexión para este país luego del producido el pasado 5 de octubre, cuando Milosevic fue expulsado del poder por un levantamiento popular.

Milosevic se negaba a abandonar el poder pese a haber perdido el mes anterior las elecciones frente al actual presidente, Vojislav Kostunica.

«Esto marca un nuevo punto de inflexión para este país», dijo a IPS el analista Aleka Sjilas.

«No hay duda de que Estados Unidos considerará esto una victoria propia. Por otro lado, muchos serbios lo sentirán como una humillación o la rendición final a las presiones de la comunidad internacional», agregó.

Hasta ahora, los simpatizantes de Milosevic no han organizado protestas por el arresto de su líder. La popularidad de su Partido Socialista de Serbia, un partido comunista reformado, decayó en los seis meses transcurridos desde la asunción del nuevo gobierno.

Los intentos del partido por organizar en marzo «guardias populares» frente a la casa de Milosevic para impedir su arresto fueron meramente simbólicos. IPS nunca vio más de 100 partidarios frente a la casa en cualquier momento dado.

En las primeras horas del sábado había varias decenas de partidarios, pero justo antes de la detención de Milosevic, en la madrugada del domingo, no había ninguno.

«Milosevic esperaba desencadenar mayores disturbios o aun una guerra civil en la mañana del sábado, cuando sus guardias impidieron a la policía entrar en su casa», comentó el analista Dragan Vuksic.

«Definitivamente, él no pudo ver lo que ocurría en septiembre, y nunca terminó de reconocer su pérdida de poder», agregó.

Zoran Lilic, ex presidente de Yugoslavia y ex asesor de Milosevic, dijo que, «al resistirse al arresto el sábado, Milosevic amenazó las bases mismas de este país».

«Está claro que él nunca pensó en su país, sino en sí mismo y en el poder. Una vez más, luego del 5 de octubre, puso al país al borde de una guerra civil», afirmó.

Altas fuentes del gobierno revelaron a IPS que Milosevic «parecía devastado» cuando fue llevado bajo custodia el domingo en una fila de cinco automóviles.

Su hija Marija, quien estaba presente en el momento del arresto, disparó cinco tiros cuando el padre caminaba hacia el automóvil que lo llevaría a la Cárcel Central de Belgrado, y le gritó que no se rindiera.

La esposa de Milosevic, Mira Markovic, parecía paralizada. (FIN/IPS/tra-en/vpz/da/mlm/ip-hd/01

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