El gobierno de Cuba puso en marcha un plan de revitalización de la producción farmacéutica para resolver en breve plazo el déficit interno de medicamentos y aumentar las exportaciones de un sector con notables avances científicos en los últimos años.
Como paso previo, la Industria Médico-Farmacéutica (Imefa) pasó a fines de 2000 a la jurisdicción de la Unión Química del Ministerio de la Industria Básica, considerado con mayor capacidad y experiencia fabril que el Ministerio de Salud, del cual dependía anteriormente.
También se constituyó el Grupo Empresarial Químico-Farmacéutico (Quimefa) para dirigir la actividad de la rama a través de la Unión de Empresas de la Industria Farmacéutica, integrada por 19 firmas que agrupan a 41 fábricas y un centro de investigación y desarrollo.
Este sector ocupa a unas 7.000 personas, 1.800 de las cuales son profesionales y técnicos.
El programa deberá abastecer más de 800 productos farmacéuticos, considerados indispensables para atender las necesidades de los más de 11 millones de cubanos que tienen a la salud entre sus principales preocupaciones.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la producción de medicamentos en Cuba disminuyó 15 por ciento entre 1989 y 1993, cifra muy inferior a la contracción del resto de la industria en los peores años de la crisis económica desatada tras la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista europeo.
Sin embargo, el déficit de medicamentos fue tan agudo como el alimenticio, problema que las autoridades intentaron resolver con medidas como las recetas de vencimiento rápido y un sistema de distribución controlado, para asegurar la atención de pacientes con enfermedades crónicas.
En esos años «comenzó el acaparamiento y luego el robo, para surtir el mercado subterráneo», acotó María Sierra, profesora, quien aseguró que muchas veces no ha tenido otra opción que recurrir a ese mercado para conseguir el fármaco necesario para atender a su hijo enfermo.
Expertos indicaron que el cuadro básico de atención establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) comprende unos 400 medicamentos, cifra que Cuba duplica y permite resolver todas las afecciones posibles en el país.
Pero una consulta periodística realizada a fines del año pasado indicó que al parecer faltan 211 de los medicamentos incluidos en el listado oficial cubano.
Este déficit, unido a carencias y falta de mantenimiento en hospitales, policlínicas y farmacias del país, constituye una seria amenaza para el sistema local de salud, al tiempo que contradice el desarrollo científico y de muchos programas de colaboración médica con países del Sur en desarrollo.
«Tenemos una escuela de medicina para becados de 24 países, muchos médicos cubanos en varias naciones latinoamericanas y africanas, pero a nosotros nos faltan medicinas y yo no pude hacerme una radiografía, porque el equipo estaba roto», se quejó Manuel Alvarez, estudiante de ingeniería.
Mientras, el presidente Fidel Castro, promotor entusiasta de esa colaboración internacional, anunció en marzo que se crearon las condiciones para que «este mismo año se ponga fin a la lista de medicamentos en falta» en el país.
«Estamos elaborando fórmulas para resolver los problemas de la salud en relativamente poco tiempo», dijo Castro, quien además señaló que Cuba está produciendo algunos de los medicamentos más eficaces en el tratamiento contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
El programa de reanimación de la industria farmacéutica cuenta con presupuesto reforzado del Consejo de Estado, que preside el propio Castro, y el apoyo de empresas de la industria básica como la petrolera, señaló Fernando Abreu, asesor de Quimefa, en nota publicada por el semanario especializado Opciones.
El experto indicó que el grupo empresarial Quimefa ya realizó y contrató numerosas inversiones, principalmente mediante firmas importadoras que operan en Cuba y que están dispuestas «a ofrecer precios competitivos» y buenos «plazos de pago».
Directivos de la Unión Química del Ministerio de la Industria Básica aspiran a garantizar desde este año la producción de fondos exportables, a fin de lograr el autofinanciamiento a corto plazo.
José Miguel Gómez, del grupo negociador de la Unión, dijo al respecto, en declaraciones a la prensa especializada, que ya están en marcha 15 negocios relacionados con la transferencia de tecnología y asociaciones económicas en el exterior.
De las 392 asociaciones económicas con inversión extranjera contabilizadas a fines del año pasado, 59 operaban en el exterior, aunque fuentes de este último sector evitaron especificar cuantas corresponden a las ramas farmacéutica y biotecnológica.
Un informe de Cepal indicó que Cuba exportaba hasta 1999 cerca de 15 por ciento de su producción total a 18 países, principalmente de América Latina, aunque importaba 90 por ciento de la materia prima utilizada en la fabricación de medicinas y afines.
El sistema cubano de salud se abastece también del llamado Polo Científico, adscrito al Consejo de Estado, constituido por un conjunto de instituciones de investigación y desarrollo, así como de producción y comercialización de medicamentos.
Ubicado en la zona oeste de La Habana, esta red de entidades incluye el Instituto Finlay, dedicado a la investigación y producción de vacunas para seres humanos, entre ellas la única efectiva a nivel mundial contra la meningitis del grupo B.
En tanto, el Centro de Inmunología Molecular se encarga del desarrollo de medicamentos para combatir el cáncer y comercializa un producto para evitar el rechazo de los órganos a transplantados.
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), uno de los más importantes de las biociencias en la isla, elabora múltiples productos en cantidades industriales, tanto para consumo interno como para exportar, principalmente al este de Asia.
Los interferones Alfa y Gamma, que actúan frente a infecciones y tumores, salidos de los laboratorios del CIBG, han desempeñado un papel fundamental en el control de epidemias de dengue y de conjuntivitis hemorrágica, además de que se aplican con resultados satisfactorios en terapias combinadas a enfermos de sida.
Expertos consideran que en el desarrollo del CIBG, empeñado en la búsqueda de una vacuna contra el sida, resulta clave su vinculación con la compañía Hebert Biotec, encargada de las ventas desde 1991.
Cuba cuenta con más de 220 instituciones científico-técnicas, alrededor de 10.000 profesionales universitarios, 16.000 técnicos de investigación y 21.666 profesores. (FIN/IPS/pg/dm/he/01