SALUD-AFRICA: Onusida pide estudios de impacto de políticas

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) instó a los gobiernos de Africa a incluir en sus planes de desarrollo estudios sobre el impacto de esas políticas en la lucha contra la enfermedad.

La mayoría de los planes de desarrollo son diseñados «como si el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) fuera un problema de otro planeta», afirmó el director ejecutivo de Onusida, Peter Piot.

En Africa hay unas 25 millones de personas infectadas con el virus del sida, o 70 por ciento del total mundial.

«Así como los estudios de impacto ambiental se convirtieron en una parte esencial de los programas de desarrollo, los estudios de impacto sobre el VIH (virus de inmundeficiencia humana, causante del sida) deben ser también incluidos», dijo Piot al participar esta semana de un simposio en Nairobi sobre nutrición.

El encuentro, organizado por el Comité Administrativo sobre Coordinación de la Organización de las Naciones Unidas, destacó la buena nutrición como una clave para reducir el impacto de la enfermedad.

Piot dijo ante los 350 participantes que la alimentación es vital para el tratamiento de la enfermedad, además de los medicamentos. La desnutrición es una manifestación de la infección y la inseguridad alimentaria una de las principales causas de la vulnerabilidad ante el virus.

«El VIH/sida provoca una disminución del apetito, una mala absorción de los nutrientes y una alteración del metabolismo. Pero la pérdida de peso puede ser tratada y aun evitada con una buena dieta», afirmó el ministro de Salud de Kenia, Sam Ongeri, en la reunión.

Algunos investigadores descubrieron un vínculo entre la lista de países más afectados por el sida y la de aquellos con problemas de seguridad alimentaria y nutrición.

«No es casualidad que coincidan en los mapas las zonas donde prevalece el sida y las zonas con problemas de alimentación», dijo Piot.

«La propagación del VIH es estimulada por muchos de los factores que también contribuyen a la desnutrición, como la pobreza, los conflictos bélicos y las desigualdades», agregó.

En Africa subsahariana, la región más pobre del mundo, ocurren tres cuartos de todas las muertes por sida.

La relación entre la desnutrición y el sida en Africa presenta un complejo círculo vicioso de disfunciones en el sistema inmunológico y enfermedades infecciosas.

La enfermedad también ha tenido un gran impacto en Europa oriental, en especial debido al uso de drogas inyectables. Rusia es el país que tuvo el mayor índice de infecciones de VIH en 2000.

En el sudeste asiático, Camboya y Birmania son los países con mayor número de personas infectadas.

La situación también es preocupante en América Central y en el Caribe, donde varios países tienen una cantidad de infectados que supera dos por ciento de la población.

En China, la enfermedad está recién en su nivel inicial, pero existe preocupación por las crecientes infecciones de transmisión sexual y el uso de drogas inyectables.

Las últimas investigaciones en Africa demostraron que la calidad nutricional influye en la capacidad de sobrevivencia de los adultos ante el sida.

La grave pérdida de peso que se constata en los enfermos de sida en Africa es una manifestación nutricional de la enfermedad, precedida en general por falta de apetito y diarrea, según los expertos.

El sida también afecta a largo plazo la capacidad agrícola de muchos países africanos. Los familiares de las víctimas se ven obligados a vender su ganado para pagar los funerales, mientras sus hijos huérfanos se ven obligados a sobrevivir solos, sin tener habilidades para trabajar en el campo.

En Zimbabwe, la muerte de un adulto por sida afecta la producción agrícola de toda una familia, con una reducción de 61 por ciento en la cosecha de maíz, 49 por ciento de verduras y 37 por ciento de maní, según un estudio.

La seguridad alimentaria de Swazilandia está amenazada debido a los altos índices de infección.

«No tendremos personas con capacidad para trabajar la tierra y producir alimentos. Los jóvenes y las personas activas se están contagiando y morirán, dejando a miles de niños huérfanos», afirmó en el simposio el ministro de Salud de Swazilandia, Pheliste Dlamini.

En Uganda se lograron grandes avances en reducir los contagios, pero la provisión de una buena alimentación para los 800.000 infectados del país sigue siendo un dolor de cabeza. El índice de infección en ese país disminuyó de 24 por ciento en 1992 a entre 8,5 y nueve por ciento en 2000. (FIN/IPS/AF/HE/ja/mn/rp/mlm/he dv/01

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