RELIGION-MEXICO: La fe, entre empellones y un sol ardiente

Cientos de miles de cristianos de México conmemoraron hoy el martirio de Jesucristo en el barrio de Iztapalapa de la capital, convertido como todos los años desde 1843 en gigantesco y sagrado escenario.

Congregada por la fe católica, la multitud pobló desde las primeras horas de este viernes un kilómetro de calles de la histórica zona para recordar el martirio de Jesucristo, en la más antigua y concurrida representación de la Semana Santa en el país.

Unos 4.000 vecinos de Iztapalapa, en el oriente de la ciudad de México, soportaron un sol quemante en sus papeles de nazarenos y romanos, entremezclados con vendedores ambulantes y con un público apiñado que se abría lugar como podía, como ya es tradición.

La procesión hacia el cerro de la Estrella, donde fue recreada la crucifixión, comenzó a las 09:00 hora local y finalizó siete horas después.

El jueves, el nazareno había sido condenado a morir después de un recorrido de cinco horas.

Al aire libre, en un jardín, se escenificó la Ultima Cena de Jesucristo con sus apóstoles. Más tarde, en un paraje transformado en Huerto de los Olivos, el Mesías mexicano sudó sangre.

Para la dura prueba de soportar sobre sus espaldas el peso de una cruz de 90 kilogramos, Joaquín Rueda, en el papel de Jesús de Nazaret, se sometió a un duro entrenamiento en los últimos tres meses.

Rueda, un estudiante, corría y cargaba un pesado tronco, como parte de su preparación para cumplir la más importante réplica de la pasión de Cristo en este país, donde 95 por ciento de la población profesa el catolicismo.

«Joaquín de Iztapalapa», como ya es conocido el joven de 22 años, estuvo acompañado por Ana Ventura, de 20 años y también estudiante, que encarnó a la Virgen María

Con falsas barbas y cabelleras largas, aparecieron en escena entre el jueves y este viernes los 12 apóstoles y Poncio Pilatos, Caifás, Barrabás y el Arcángel Gabriel, quienes arrancaron lamentos y llantos entre los asistentes.

Plazas, parques, jardines y templos de la ciudad de México y de cientos de localidades de todo el país reeditaron la pasión de Jesucristo, aunque con actos menos concurridos que el de Iztapalapa.

Coyoacán, Cuajimalpa, Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac, otras de las 16 demarcaciones en que se divide la capital, reunieron cada una a decenas de miles de creyentes a sus representaciones, algunas de las cuales datan de hace más de cien años.

La Semana Santa se inició, como lo marca la liturgia, con los rituales del Domingo de Ramos. Pero esta vez se destacó la procesión, entre música, flores y cohetes, de la Virgen de la Masacre, efectuada por indígenas del meridional estado de Chiapas.

Con la imagen religiosa al frente, sobrevivientes de la matanza de Acteal realizaron un peregrinaje hasta el ejido de Los Chorros, base del grupo paramilitar que en diciembre de 1997 asesinó a 45 indígenas tzotziles, la mayoría mujeres y niños, cuando rezaban.

El vado de Acteal fue atacado en un momento de gran tensión en los Altos de Chiapas, donde el primer día de 1994 surgió el rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en reclamo de los derechos de las etnias.

Aunque los peregrinos encontraron cerrado el templo del lugar, entregaron la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de México, a los católicos de Los Chorros.

La imagen de la Virgen fue destrozada en la matanza de Acteal y considerada «muerta» junto con las víctimas del episodio.

Tras el entierro de sus muertos, los sobrevivientes reconstruyeron la imagen, la rebautizaron como Virgen de la Masacre de Acteal y desde entonces los acompaña en el recuerdo de sus familiares.

«Hemos reconocido la presencia de Dios en la Virgen de la Masacre de Acteal. Está presente en nuestro sufrimiento y en nuestras esperanzas y nos ayuda a resistir en la lucha», explicaron los peregrinos.

La recreación de la pasión de Jesucristo en Iztapalapa, el distrito capitalino más poblado y que es emblema de religiosidad en el país, se ha cumplido sin falta desde 1843, cuando la zona fue azotada por una mortífera epidemia de cólera.

El sufrimiento, el hambre y otros males sociales que agobian a millones de hombres y mujeres en México son la «versión actualizada» de los padecimientos que vivió Jesucristo, advirtió el arzobispo católico de la capital, cardenal Norberto Rivera Carrera.

Para este sábado, los devotos fueron convocados a adorar al Cristo muerto en el sepulcro. Y, siguiendo otras tradiciones que combinan en estos días la religión y la fiesta, los mexicanos se aprestan a la «quema» de los Judas.

Figuras de cartón de diablos o de personajes preferentemente políticos, considerados traidores o pecadores, son azotadas y quemadas.

Esa tradición habría surgido entre los comerciantes, que se burlaban así de colegas que vendían sus mercancías en kilogramos «de 800 gramos» o licores diluidos en agua.

La policía de la capital, que destinó a 3.000 agentes sólo a Iztapalapa, reportó un saldo blanco de la celebración. La Cruz Roja, entretanto, debió atender algunas decenas de desmayados por insolación y a nazarenos con los pies heridos por cumplir su papel con realismo y marchar descalzos. (FIN/IPS/pf/ff/cr/01

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