La Iglesia Católica de España condena las acciones de ETA, pero no excomulgará a sus miembros, aclaró hoy el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan José Asenjo.
En la reunión de los obispos españoles, a realizarse el 24 de este mes, figura como primer punto «Excomunión, libro-documentos contra ETA, presentación del anteproyecto», según la agenda privada del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, citada el domingo por el diario El Mundo.
Los nacionalistas vascos de todas las corrientes políticas se han definido siempre como católicos practicantes.
El líder del moderado y mayoritario Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xavier Arzalluz, fue sacerdote jesuita y ETA (Euskadi ta Alkartasuna, Patria Vasca y Libertad, en idioma vascuence) fue fundada a mediados de la década del 60 en un seminario católico por disidentes de las juventudes de ese partido.
Las vacilaciones de la Iglesia se deben a una falta de compromiso contra el terrorismo y en el apoyo a las víctimas, dijo este lunes a IPS Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, una de las asociaciones que organiza manifestaciones promoviendo el fin de la violencia política.
El anuncio de que el día 24 la Iglesia Católica decidiría sobre la excomunión de etarras provocó reacciones a favor y en contra.
Ante ello, Asenjo, portavoz autorizado de la Conferencia Episcopal, anunció este lunes en rueda de prensa que el conjunto de los obispos no se pronunciarían sobre el asunto por carecer de competencia.
«Sólo el Sumo Pontífice puede adoptar esas medidas», afirmó.
Por el contrario, Ibarra atribuye esa abstención a las disidencias internas de la Iglesia y, en especial, a la posición del clero católico vasco, una parte significativa del cual apoya a ETA.
Por su parte, Enrique Miret Magdalena, presidente de la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII, dijo a IPS que considera al terrorismo un pecado grave y que al parecer no se lograría unanimidad en la Conferencia Episcopal.
Añadió que, en todo caso, los obispos «deberían haber dicho hace ya tiempo, con el lenguaje del anatema o con otro, que un cristiano nunca puede usar el crimen y el asesinato para conseguir fines políticos».
La situación se complica más para la Conferencia ante la inminencia de los comicios en el País Vasco, convocados para el 13 de mayo para elegir a los miembros del parlamento autónomo, que luego deberá designar al presidente del gobierno de esa región, una de las 17 que integran España.
La conformación del nuevo parlamento llevaría, según las encuestas, a la reelección del presidente vasco, Juan José Ibarretxe, del PNV, o a la designación de Jaime Mayor Oreja, ex ministro del Interior y miembro del gobernante Partido Popular (PP).
Mayor Oreja se inició en política un cuarto de siglo atrás en las filas del Partido Demócrata Cristiano, hoy absorbido por el PP.
El obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Díaz Moreno, cree que la aprobación de la excomunión tendría «escaso efecto medicinal en los terroristas, aunque sí podría tener un efecto pedagógico», en la formación de la juventud vasca, de manera de alejarla de ETA.
En tanto, el progresista José Vidal de Nicolás, presidente del Foro de Ermua, grupo no gubernamental que promueve la paz en el País Vasco, esperaba que la Iglesia aprobase la medida, para acabar de una vez «con los espectáculos repugnantes y homenajes al crimen», como los funerales a los etarras muertos.
Los partidos mayoritarios se manifestaron a favor de la excomunión de etarras, antes del pronunciamiento del portavoz eclesiástico, a diferencia de Antón Morcillo, primer candidato por la provincia vasca de Alava del grupo Euskal Herritarrok, la coalición que apoya y es apoyada por ETA.
Morcillo entiende que la Iglesia Católica debería buscar «vías de solución a los conflictos», como lo intentó en otros momentos, en vez de tomar iniciativas como la excomunión que, a su entender, no ayudarían para nada a resolver los problemas vascos.
Los antecedentes de excomuniones parecen negar lo afirmado por el portavoz episcopal, de que los obispos españoles no pueden decidir esas cuestiones.
En 1951, el arzobispo de Sevilla, cardenal Pedro Segura, excomulgó a Francisco de la Torre Pineda por haber formado sin permiso una asociación de la Santísima Virgen.
Además, el cardenal Rouco Varela dijo en 1998, refiriéndose a los atentados de ETA, que «el asesinato, más si es calculado y ejecutado como una operación, es pura estrategia, es un gravísimo pecado público, una acción que produce por sí misma la excomunión».
También el arzobispo castrense, José Manuel Estepa, no tiene dudas sobre la legitimidad de aplicar la excomunión a los etarras, a la luz de los cánones 1397 y 1399, que rigen la vida interna de la Iglesia Católica.
A su vez, el obispo Díaz Moreno subrayó que, según el canon 1315, la excomunión la puede dictar la Conferencia Episcopal o los obispos diocesanos mediante una ley particular para sus diócesis respectivas.
Sin embargo, según el portavoz eclesial, el martes 24 los 68 obispos diocesanos y 17 auxiliares no tendrán que votar sobre la excomunión, por entender que dictar esa medida es una potestad exclusiva del Papa, y probablemente volverán a repetir una condena de carácter general. (FIN/IPS/td/dm/cr ip/01