ECONOMIA-EUROPA ORIENTAL: Rusia sufriría nueva crisis en 2003

Rusia enfrentará una nueva crisis económica en 2003 debida a la pérdida de competitividad, las importaciones crecientes y la fuga de capitales, todo ello abonado por el estancamiento de las reformas, afirmó el Institute of International Finance (IIF).

De hecho, no son buenas las perspectivas económicas de la mayoría de los países de Europa oriental y central, de acuerdo con las previsiones del IIF, con sede en Londres.

La situación es preocupante sobre todo para Rusia, pues «virtualmente no registrará crecimiento este año», sostuvo ante la prensa el director europeo del IIF, Jeffrey Anderson.

Anderson habló con los periodistas el domingo a raíz de la reunión del Consejo de Gobernadores del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), que se celebra en Londres el lunes y martes de esta semana.

Si bien Rusia «registrará un crecimiento de dos por ciento este año y uno por ciento en 2002, considerando la tendencia, esto no constituye crecimiento», sostuvo Anderson.

El fracaso económico ruso se explica por varios factores. La pérdida de competitividad y la caída de los precios del petróleo provocarán menor liquidez, o sea menor circulación de dinero, en la economía, lo cual generará una mayor presión sobre la moneda nacional, el rublo.

Por otra parte, el aumento de las importaciones está agotando las reservas de moneda extranjera, estimadas en 43.000 millones de dólares. Dichas reservas se mantendrán este año por encima de la fuga de capitales, calculada en 26.000 millones de dólares.

Si bien la situación podría contenerse el año próximo, según el IIF, Rusia ingresará a una nueva crisis económica en dos años.

Un panorama aún más negro pintó el vicedirector del departamento europeo del IIF, Lubor Mitov. «No hay bases para un crecimiento a mediano plazo», sostuvo.

«Las cuestiones fundamentales no han sido abordadas y sin cambios no habrá inversiones directas, por tanto no existe una forma plausible de crecer en forma sustentable», dijo Mitov.

«Se frenaron las medidas para atacar la burocracia y la falta de voluntad política liquidó la reforma del sistema bancario, que a esta altura es irrelevante».

El mercado de capitales está en situación catastrófica, pues «el corrupto sistema judicial impide cumplir con las leyes y las regulaciones», agregó Mitov.

Además, un comunicado del IIF sostuvo que «los escasos avances en las reformas estructurales en Rusia y Rumania dejan dudas sobre el cumplimiento del pago de intereses de ambas deudas nacionales».

Por otra parte, el crecimiento previsto para Europa oriental y central será de 3,2 por ciento este año y de 3,7 por ciento en 2002. Si bien el crecimiento de las exportaciones será bajo en 2001, en 2002 la situación se revertirá.

Por su parte, el director administrativo del IIF, Charles Dallara, afirmó que los mercados de Europa oriental no tienen otro camino que el modelo occidental. «No hay razón para que los inversores coloquen dinero en mercados que no son transparentes ni responden a los estándares occidentales», aseguró.

Bulgaria fue el país mejor calificado por el IIF, pues adoptó drásticas reformas y registró un importante crecimiento externo, si bien debió pagar el precio de un mayor desempleo.

En el análisis del IIF las exportaciones son consideradas la clave para el crecimiento económico. «La lenta expansión de las exportaciones contribuirá este año a un lento aumento de la producción en Hungría y a una recesión más profunda en Polonia», advirtió el documento.

Precisamente en Polonia, la reducción del déficit de la cuenta corriente —que mide el desempeño comercial del país— disminuyó el peligro de que se invierta el ingreso de capitales, si bien «en 2002 se ampliará el déficit, y se hará necesario un ajuste de la economía», sostuvo el IIF.

No obstante, la situación general presenta algunas zonas de luz y no sólo en Bulgaria. El ritmo productivo se acelerará en ese país, en la República Checa y en Eslovaquia gracias a los cambios empresariales generados por las reformas estructurales.

Los cambios en esos tres países «ampliaron el espectro para el ingreso de inversiones extranjeras directas», según el IIF.

El modelo de crecimiento que propone el IIF es, en definitiva, único: cuantos más radicales sean los cambios estructurales, según el modelo occidental, mejores serán los resultados económicos.

«Esta es una época de desafíos excepcionales, como la debilidad e inseguridad de la economía en Estados Unidos y la situación japonesa, mucho más grave», dijo Dallara. Europa, si bien crecerá moderadamente, no es inmune a los cambios en los otros bloques económicos.

Este año, los flujos de capital a las economías emergentes serán de 15.000 millones de dólares, sensiblemente menor al promedio anual de 210.000 millones.

Según el experto, el acceso a los mercados de capital sigue una tendencia totalmente volátil. Por eso la conducción política es considerada clave, pues «los inversores buscan un liderazgo político que respalde las reformas económicas», dijo Dallara.

«Las crisis en Turquía y Argentina mostraron cómo la falta de cohesión política puede disparar cambios en la percepción de los inversores nacionales y extranjeros», sostuvo.

En el escenario actual, «el margen de error aceptable es pequeño, los riesgos de una parálisis son grandes y los argumentos en favor de la cooperación son inobjetables», finalizó Dallara. (FIN/IPS/tra-en/ss/da/dc/aq/if/01

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