ECONOMIA: Banco Mundial predice crecimiento más lento en el Sur

El producto interno bruto (PIB) de los países del Sur en desarrollo crecerá en promedio 4,2 por ciento este año, un punto porcentual menos que en 2000, pronosticó el Banco Mundial en su informe anual sobre estado y perspectivas de la economía mundial.

El PIB mundial crecerá sólo 2,2 por ciento en 2001, tras su incremento de cuatro por ciento el año pasado, que fue el mayor en una década, y la principal causa del fenómeno será el enlentecimiento de la economía estadounidense, indicó.

El ritmo de crecimiento en las naciones industrializadas caerá de 3,6 por ciento el año pasado a 1,6 por ciento este año, predijo.

Entre las economías en desarrollo o en transición, Asia Oriental y el Pacífico serán las regiones con mayor crecimiento del PIB, y alcanzarán en promedio 5,5 por ciento de incremento, mientras el aumento en Europa y Asia Central será en promedio 2,3, apuntó.

Las naciones de Africa subsahariana, cuyas economías dependen sobre todo de Europa, pueden registrar este año un crecimiento en promedio del PIB de tres por ciento, algo superior que el 2,7 por ciento de 2000, previó.

Las perspectivas de recuperación mundial dependerán, como es obvio, del desempeño en las tres mayores áreas industrializadas, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, señaló.

«Se espera que el período de crecimiento lento del PIB sea breve en términos relativos», expresó la instución financiera internacional en su documento «Desarrollo de la economía mundial 2001», dado a conocer el martes.

La rápida recuperación de los sectores que producen tecnología avanzada, la disminución de tasas de interés e impuestos, y una ligera rebaja en los precios internacionales del petróleo deberían conducir a un crecimiento del PIB de tres por ciento en el período 2001-2003, explicó.

En la segunda mitad del año pasado comenzó una de los cíclicos enlentecimientos de la economía mundial, a partir de una oleada de escepticismo en los mercados financieros, y en especial en Estados Unidos.

«Las perspectivas de crecimiento en corto plazo se deterioraron en forma abrupta en los últimos tiempos», dijo Hans Timmer, uno de los autores del informe del banco.

«Prevemos que el enlentecimiento se agudizará, aunque la economía estadounidense realice lo que podemos llamar un 'aterrizaje suave', pero aún hay posibilidades de rápida recuperación posterior», agregó.

Los especialistas no descartan que Estados Unidos ingrese en un período de recesión, definido en términos técnicos por el registro de disminución del PIB durante dos trimestres consecutivos.

Si eso ocurre, los efectos pueden ser graves en países en desarrollo que dependen mucho de sus relaciones comerciales con el mercado estadunidense.

Otro indicador de malas perspectivas es el «ritmo anémico» de la economía de Japón, país para el cual se había previsto un crecimiento del PIB de 2,1 por ciento este año, pero al cual se augura en la actualidad un incremento de sólo 0,6 en 2001.

Eso tendrá repercusiones importantes en naciones en desarrollo asiáticas especializadas en tecnología de la información y las comunicaciones que dependen mucho de Japón, como Corea del Sur, Filipinas, Malasia, Taiwán y Tailandia.

«También es posible que se produzca una depreciación del dólar, lo cual aumentaría la competitividad de las exportaciones de Argentina, cuya moneda tiene paridad forzosa con la estadounidense, y beneficiaría a países exportadores de productos básicos no petroleros, en especial en Africa», comentó Timmer.

El banco sostuvo que se mantendrá un panorama desfavorable para la mayoría de las naciones en desarrollo en materia de inversión extranjera directa (IED), ya que la misma se dirigirá en su mayor parte a los países industrializados, como ha ocurrido en forma creciente en los últimos años.

Las naciones industrializadas recibían en 1994 65 por ciento de la IED, y su parte ascendió a 84 por ciento el año pasado. El fenómeno se debe en parte al aumento del rendimiento de las inversiones en esos países.

El crecimiento sostenido de la economía estadounidense durante la última década determinó que ese país pasara de recibir 18 por ciento de la IED en 1995 a casi 26 por ciento el año pasado.

La IED en naciones en desarrollo aumentó mucho durante la mayor parte de los años 90, de 35.000 millones de dólares en 1991 a 185.000 millones en 1999, pero luego comenzó a descender, y el año pasado fue 178.000 millones de dólares, de los cuales casi 74 por ciento se dirigió a 10 países.

Esos 10 países fueron China, Brasil, México, Argentina, Malasia, Polonia, Chile, Corea de Sur, Tailandia y Venezuela, en orden de captación de IED.

«Africa subsahariana ha tenido especiales dificultades para atraer IED, debido a insuficiente tamaño de los mercados, carencias de infraestructura, inceridumbre política, corrupción y políticas restrictivas de la ineversión exrajera» afirmó el banco en su informe.

La institución financiera espera que este año se registre un leve crecimiento de la asistencia oficial al desarrollo, debido en su mayor parte al aumento de la ayuda de Japón a países asiáticos aún afectados por la crisis financiera de fines de los años 90.

La asistencia al desarrollo brindada por Japón fue 15.000 millones de dólares en 1999, 4.700 millones más que en 1998.

El total de la asistencia oficial al desarrollo ya había registrado un modesto incremento el año pasado, cuando llegó a 42.000 millones de dólares, aún 5.000 millones menos que el total de 1995.

Los países donantes aportaron en promedio sumas equivalentes a 0,24 por ciento de su PIB en 1999, y habían aportado en promedio el equivalente a 0,35 por ciento de su PIB en el período 1989- 1992.

«Las metas internacionales de desarrollo estarían mucho más cerca» si se hubiera mantenido el nivel de 0,35 por ciento, lo cual habría significado 20.000 millones de dólares más para asistencia al desarrollo, enfatizó Ashoka Mody, principal autor del informe del banco.

Las naciones industrializadas se habían comprometido a destinar cada año 0,7 por ciento de su PIB a asistencia oficial al desarrollo, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas y en el marco de una estrategia para lograr que la pobreza mundial se reduzca a la mitad en 2015. (FIN/IPS/tra- eng/gm/da/mp/if/01

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