ECONOMIA-ARGENTINA: Cavallo vuelve la mirada hacia Keynes

La gestión del ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, es seguida con interés por expertos latinoamericanos que creen que los «tecnócratas» podrían ser una nueva clase dirigente del país, si se concentran en la reactivación del mercado interno y en los problemas sociales.

«Yo estoy convencida de que, en un momento en que la clase política tradicional está contaminada de corrupción, la nueva política latinoamericana la van a hacer los tecnócratas que se sensibilicen con los problemas sociales, y en este sentido, Cavallo es un caso interesante de observar».

Así se expresó, en diálogo con IPS, la economista colombiana Cecilia López Montaño, que fue embajadora en Holanda, ministra de Agricultura, de Medio Ambiente y Planificación, y es ahora conferencista del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Cepal (Comisión Económica para América latina).

«Cavallo es la gran esperanza de que la receta neoliberal del ajuste permanente se vaya inclinando hacia un nuevo paradigma que yo llamaría de 'capitalismo nacional socialmente eficiente', un sistema que permita generar riqueza, distribuirla en forma equitativa, recuperar el mercado interno, crecer y crear empleos», dijo.

López Montaño cree que en los últimos años, los dirigentes latinoamericanos no dieron respuestas a la demanda de transparencia y conocimientos técnicos, pero también reconoció que los tecnócratas se limitaban a rendir cuentas a los empresarios y a los organismos multilaterales, sin advertir las necesidades de los ciudadanos.

«Estoy convencida de que Cavallo, símbolo de la ortodoxia neoliberal de los años 90, puede romper con la historia en Argentina», afirmó la economista, y celebró ese eventual giro como un regreso a las fuentes: «los economistas vamos a volver a hacer economía política, de la que nunca debimos apartarnos», comentó.

Cavallo volvió en marzo al Ministerio de Economía, del que ya había sido titular entre 1991 y 1995, cuando en acuerdo con el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999), puso en marcha un programa de tipo de cambio fijo, estabilización de precios, apertura comercial, privatizaciones y crecimiento económico.

Las consecuencias fueron una estabilidad desconocida en Argentina y un crecimiento promedio de siete por ciento, pero el desempleo aumentó hasta llegar a 18,4 por ciento en el momento de mejor desempeño económico, y la distribución del ingreso se hizo más desigual.

Ahora, Cavallo fue llamado por el gobierno de Fernando de la Rúa, que se instaló haace 16 meses con apoyo de una alianza de partidos de centro y de centroizquierda.

El contexto en el comienzo de su nueva gestión es muy diferente del que encontró hace 10 años. El poder del presidente está debilitado, el propio Cavallo admite tener aspiraciones políticas y, si bien la hiperinflación no es más que un dato del pasado, el Estado ya no tiene activos importantes para poner en subasta y atraer inversores.

Mientras, la economía está en recesión desde hace tres años y los pagos de la deuda externa son asfixiantes.

«Me veo haciendo lo que hizo (John Maynard) Keynes cuando alertó que la ortodoxia monetaria y fiscal provocaron la gran depresión de 1930», sorprendió Cavallo.

El economista británico Keynes, cuya influencia se mantuvo luego de la segunda guerra mundial, recomendó el aumento del gasto público y de los salarios, para reactivar el mercado doméstico y superar de esa forma la depresión internacional de los años 30,

«El Cavallo actual -dijo el ministro de sí mismo- observa y analiza la realidad como Keynes observó y analizó la realidad del 30. Eso no es ideología, es buen ejercicio de la capacidad política y profesional de quienes gobiernan», dijo al diario Clarín, de Buenos Aires.

Por el momento, el nuevo ministro creó un nuevo impuesto a las transacciones bancarias, prometió eliminar tributos a la producción, elevó los aranceles externos para bienes de consumo al máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y redujo los que gravan los bienes de capital (máquinas herramienta).

Con esas medidas, todavía tímidas en un contexto de depresión económica, Cavallo, que en las elecciones presidenciales de 1999 obtuvo menos de 10 por ciento de los votos, consiguió una imagen positiva de 37 por ciento, frente a sólo 18 por ciento de De la Rúa, según la empresa encuestadora Equis.

La idea de buscar alternativas para salir de la recesión, para evitar la tradicional receta del ajuste fiscal, había sido sugerida por varios economistas antes de la llegada de Cavallo. Pero José Luis Machinea y Ricardo López Murphy, los predecesores del actual ministro, no se apartaron de la línea ortodoxa.

Tres ministros renunciaron cuando López Murphy anunció en marzo un ajuste ortodoxo, y se desató una ola de huelgas que también forzó su dimisión, luego de sólo 15 días al frente de Economía.

El economista Aldo Ferrer sostuvo que el problema argentino no es el déficit fiscal, como lo creían Machinea y López Murphy, sino la falta de una política para mejorar la competitividad de la producción, promover las exportaciones y defender el mercado interno.

«El mercado interno es el destino de 90 por ciento de la producción de bienes y servicios de este país», señaló Ferrer.

Eric Calcagno, que trabajó para la Cepal y para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, explicó que desde mediados de los años 70, la industria perdió su hegemonía en beneficio del capital financiero rentista.

Ese sistema, caracterizado por el orientación del capital a la búsqueda de ganancias rápidas eludiendo las actividades productivas, está terminándose «sin que se haya estructurado aún un modelo de reemplazo», advirtió este mes Calcagno a El Arca, una revista cultural financiada por un banco privado.

A su juicio, el nuevo modelo a surgir debe caracterizarse por una industrialización como la que Argentina vivió a mediados del siglo XX. También sugirió mantener una política de protección del mercado interno acorde con los niveles permitidos por la OMC, y una mayor eficiencia del Estado para atender las desigualdades.

El abogado Calcagno coincidió con la economista López Montaño en que la clase dirigente tradicional no mostró capacidad para enfrentar los nuevos desafíos, y también sostuvo que mientras la población no recupere el poder de compra, la recesión persistirá.

Pero, en todo caso, la más convencida de la necesidad de un nuevo paradigma, del que se permite vislumbrar ya algunos de sus elementos, es López Montaño, quien aseguró que el futuro dependen del «aterrizaje de la tecnocracia en la economía real, no en la teórica».

«La línea progresista en Latinoamérica, que de pronto puede ser la tecnocracia politizada, está dejando sin discurso a lo que fue la izquierda, porque está hablando de interés nacional, de mercado interno, de recetas impuestas y hasta de imperialismo, todos asuntos que hasta hace poco eran considerados tabú», remató.

Según López Montaño, América latina no sólo enfrenta problemas de creciente desigualdad y crisis económica, sino también de tipo político, por la debilidad de sus democracias, sujetas como estan al escrutinio de un público que espera una atención más eficaz de sus demandas.

La economista cree que en la región hay recursos humanos formados para lidiar con esos problemas, aunque hasta ahora, los mejor preparados -que no fueron los políticos, sino los técnicos- hablaron casi exclusivamente a los empresarios, en lugar de dirigirse a los ciudadanos. (FIN/IPS/mv/if dv ip/01

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