DESARROLLO: Las metas de reducir pobreza mundial están muy lejos

El Banco Mundial consideró poco probable que se alcancen las metas de reducción de la pobreza fijadas por los gobernantes reunidos en septiembre de 2000 en la Cumbre del Milenio, convocada en Nueva York por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Cumbre del Milenio fijó seis grandes metas de reducción de la pobreza, dos para 2005 y cuatro para 2015.

Las metas para 2005 son lograr que todos los niños y niñas del mundo asistan a escuela primaria, y haber eliminado ese año la desigualdad de género en la educación primaria y secundaria.

Las metas para 2015 son reducir a la mitad el porcentaje de la población mundial en extrema pobreza, reducir dos tercios la mortalidad infantil y reducir 75 por ciento la mortalidad materna, en los tres casos en relación con los datos de 1990, así como el acceso universal a servicios de salud reproductiva.

Algunos de los países en desarrollo, en especial en Asia oriental, pueden alcanzar la mayor parte de esas metas, pero el las tendencias actuales indican que el resto de ellos están muy rezagados, sostuvo el Banco en su informe «Indicadores de Desarrollo Mundial 2001».

Ese rezago afecta en especial a Africa subsahariana y América latina, las regiones en las cuales el propio Banco y otras instituciones financieras internacionales han tenido más influencia en las políticas macroeconómicas y las reformas estructurales nacionales durante la última década.

Además, el enlentecimiento general del crecimiento de la economía mundial, previsto la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), puede ampliar aún más la brecha entre metas y logros, sostuvo el Banco.

Aún quedan esperanzas de que «cientos de millones de personas tengan la oportunidad de evitar severas privaciones, si los países en desarrollo, las naciones donantes y las organizaciones internacionales cooperan en forma urgente», afirmó Nicholas Stern, jefe de los economistas de la institución.

El informe del Banco, de 396 páginas, incluye datos nacionales, regionales y mundiales de muy diversas tendencias, que abarcan desde indicadores económicos básicos como el producto interno bruto hasta estadísticas de deforestación, empleo de energía o cantidad de computadoras disponibles.

Entre los datos más positivos incluidos en el documento se destacan que todos los países de Africa subsahariana disponen en la actualidad de conexiones con Internet, la red mundial de computadoras, y que el aumento de proveedores de servicios de conexión en el área duplica el promedio mundial.

En 1995, sólo cinco de las 46 naciones de esa región disponían de conexiones con Internet.

El informe muestra la persistencia de grandes diferencias en la disponibilidad de estadísticas nacionales, por las cuales los planificadores de desarrollo en los países más pobres tienen mayores dificultades para establecer el mejor modo de alcanzar metas sociales, e incluso para conocer las tendencias actuales.

Muchos datos sobre bienestar social, incluyendo indicadores muy básicos de pobreza, desempleo y asistencia a centros educativos, tienen entre 10 y 15 años de antigüedad o no están disponibles en algunos países, en especial en los más pobres.

«Recopilamos los indicadores a partir de servicios nacionales de estadísticas y de docenas de otras instituciones internacionales. La calidad de los datos ha mejorado mucho en los últimos años, pero aún nos queda un largo camino por delante», comentó Sahida Badiee, directora del Grupo de Datos sobre Desarrollo del Banco.

El Banco u otras instituciones implementan la expansión de sus programas de asistencia a la recolección y análisis de datos en países en desarrollo, indicó.

En la última década, casi todas las regiones del mundo mejoraron sus servicios de salud, y muchas lograron avances importantes en la eliminación de la desigualdad de género en la educación, pero sólo Asia oriental va rumbo a alcanzar los objetivos en esas áreas de la Cumbre del Milenio, señaló el Banco.

Sin embargo, el avance en la reducción de la mortalidad de menores de un año en China y Vietnam fue lento en la última década, y la asistencia infantil a escuela primaria en Indonesia decreció de 1990 a 1997, de 100 a 96 por ciento para los niños y de 95 a 93 por ciento para las niñas, señaló.

Ese fenómeno se registró antes de que la crisis financiera asiática, que comenzó a fines de 1997, causara sus peores efectos en esos países, apuntó.

América Latina y el Caribe muestran la mejor evolución de la mortalidad de menores de un año, con una reducción de 25 por ciento entre 1990 y 1999, que llevó al área de 41 a 30 por mil niños nacidos con vida, el registro más bajo de una región en desarrollo, salvo las economías en transición de países que integraron el llamado bloque socialista.

Asia meridional comenzó los años 90 con altos niveles de mortalidad infantil, pero ha logrado una importante reducción de muertes de menores de cinco años, de 121 a 99 por mil.

En cambio, Africa subsahariana aumentó en la última década su mortalidad de menores de cinco años, de 155 a 161 por mil, bajo el impacto de la pandemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), cuyo efecto es similar al que tuvo la Peste Negra en Europa en el siglo XIV.

Ese aumento se registró pese a que descendió 10 por ciento la mortalidad de menores de un año, de 101 a 92 por mil.

Los indicadores de pobreza incluidos en el informe son aún más desalentadores, pese a que la cantidad de habitantes del planeta que viven con menos de un dólar diario cayó de 1.300 millones en 1990 a 1.200 millones en 1998 o sea 20 por ciento, o en otros términos, de 29 a 23 por ciento de la población mundial.

Un examen cuidadoso revela que esa estadística se basa en datos recolectados en 1997 o antes de ese año, o sea previos a la crisis financiera asiática, que tuvo graves repercusiones en muchos países con niveles de ingreso medios en escala mundial, desde Indonesia hasta Argentina.

Eso tiene especial importancia porque el informe registra los mayores avances en reducción de la extrema pobreza entre 1990 y 1998 en países de Asia oriental, la región más afectada por aquella crisis, y casi no indica avances en otras regiones.

De hecho, la cantidad total registrada de personas en extrema pobreza aumentó de 1990 a 1998 en Asia oriental y en Africa subsahariana, mientras descendía de 74 a 61 millones en América Latina.

La cantidad de personas en extrema pobreza habrá descendido muy poco en el mundo en 2015, y aumentado 25 por ciento en Africa, cuya natalidad es mayor que el promedio mundial, si la tasa anual de crecimiento económico promedio en el mundo en desarrollo es 2,3 por ciento a partir del año próximo, calcularon los autores del informe del Banco.

La meta de reducción de la pobreza extrema fijada por la Cumbre del Milenio podrá alcanzarse en todas las regiones del mundo salvo Africa si esa tasa llega a 3,7 por ciento, y para lograr ese resultado será crucial el desempeño económico de India y China, indicaron.

En la segunda hipótesis, 2.300 millones de habitantes del planeta vivirán con menos de dos dólares diarios, lo cual se considera extrema pobreza en muchos países con niveles medios de ingreso en escala mundial, subrayaron.

Eso significaría una reducción de 25 por ciento de la cantidad de personas que vivían con menos de dos dólares diarios en 1990, agregaron. (FIN/IPS/tra-eng/jl/da/mp/dv/01

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