Los ministros de Economía de Africa se sumaron al pedido de anular por completo la deuda externa de los países más pobres, durante la reunión anual de primavera (boreal) del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la capital estadounidense.
«Alivio total de la deuda. ¿Por qué no? Si miramos la historia, vemos que hubo países capaces de aprovechar esa ventaja, por ejemplo Alemania después de la Primera Guerra Mundial», señaló el ministro de Economía de Gabón, Emile Doumba.
«Y si miramos el gasto del mundo industrializado, vemos que los subsidios otorgados en algunas naciones casi equivalen al producto interno bruto de países africanos, así que ¿por qué no?», añadió.
Los países en desarrollo, y en especial las naciones pobres que dependen de exportaciones agrícolas, han insistido durante años en que los subsidios a la agricultura por parte del Norte industrializado impiden por completo la competencia justa en los mercados internacionales.
Un ejemplo de esos subsidios son los 300.000 millones de dólares anuales destinados a la agricultura por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), que reúne a países industrializados.
Hasta ahora, los principales impulsores del movimiento internacional de activistas contra la deuda externa han sido organizaciones de la sociedad civil.
Los esfuerzos de la coalición de la sociedad civil Jubileo 2000 contribuyeron mucho a que el Banco Mundial y el FMI incluyeran en la iniciativa ampliada de alivio de la deuda para Países Pobres Fuertemente Endeudados (HIPC, por su sigla en inglés) a 22 de las 41 naciones que solicitaron ese beneficio.
Pero los gobiernos de los países pobres endeudados, y en especial sus ministros de Economía, que los representan cuando el Banco y el Fondo definen sus políticas para el mundo en desarrollo, no habían desempeñado un papel público notorio en las presiones por el alivio de la deuda.
«Nuestra demanda de anulación total de la deuda es una forma de expresar que lo que han hecho hasta ahora el Banco y el FMI no es suficiente», dijo a periodistas el ministro de Economía de Tanzania, Basil Mramba, durante las reunión de esas instituciones, que comenzaron el jueves y terminaron este lunes.
«El mensaje a nuestros simpatizantes en el mundo es que quizá podría lograrse más para resolver la cuestión de la deuda, si la comunidad de donantes y los bancos llevaran a cabo mejores iniciativas conjuntas», añadió.
Un pequeño de grupo de activistas se congregó ante la sede del encuentro del Banco y el FMI el domingo, para manifestarse por la anulación de la deuda de los países más pobres y el cese de los programas de auste económico estructural impulsados por el Banco y el Fondo.
«Cada día, 19.000 niños y niñas mueren en países endeudados de Africa. Por cada dólar de préstamo a Africa, 1,3 dólares llegan a Washington por pago de deuda», enfatizó Njoki Njoroge Njehu, director de la red de organizaciones no gubernamentales (ONG) 50 Años es Suficiente, una de las convocantes de la protesta.
En marzo, el Banco Mundial dio a conocer una revisión de la iniciativa ampliada para HIPC en la cual indicó que el servicio de deuda externa de las 22 naciones beneficiadas disminuirá en los próximos pocos años, en promedio, de 27 a 12 por ciento de los ingresos de los gobiernos.
Sin embargo, en 16 de esos países el pago de deuda externa demandará recursos mayores que los destinados a salud.
La ONG humanitaria Oxfam Internacional, con sede en Gran Bretaña, sostuvo que más de tres cuartas partes de los 22 países que se benefician de la iniciativa ampliada para HIPC aún destinan a pago de la deuda entre 10 y 27 por ciento de los ingresos de sus gobiernos, y que eso desestabiliza sus economías.
«Es inaceptable que un HIPC deba destinar más de 10 por ciento de sus ingresos a pago de deuda», ya que eso impide alcanzar las metas internacionales de desarrollo para 2015, sostuvo Oxfam en un informe presentado a la reunión de Washington.
Esas metas incluyen reducir a la mitad el porcentaje de personas que vivían en la pobreza en 1995, brindar a todos los niños y niñas educación básica gratuita y de buena calidad, y reducir dos tercios la mortalidad infantil.
Oxfam instó al Banco y al FMI a implementar una tercera etapa de la iniciativa para HIPC, que acote el pago de deuda en función de los gastos sociales nacionales necesarios para alcanzar en 2015 las metas internacionales de desarrollo, y amplíe los criterios de inclusión en la iniciativa, a fin de que beneficie a países como Bangladesh, Georgia, Haití y Nigeria.
El Grupo de los Siete (G-7), que reúne a los países más poderosos, decidió en su cumbre de 1999 ampliar la iniciativa de alivio de la deuda para HIPC, que había sido lanzada en 1996. Ese año el Banco y el Fondo adoptaron la actual iniciativa ampliada, que implica como mínimo anular un tercio de la deuda de los HIPC.
Integran el G-7 Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
Algunos países de ese grupo han aceptado, bajo presión de campañas internacionales, que la deuda de los HIPC es impagable, y acordaron brindar a esas naciones asistencia mediante acuerdos bilaterales.
Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña se comprometieron a anular por completo la deuda de los HIPC con ellos.
Sin embargo, los integrantes del G-7, que son también los mayores accionistas del Banco Mundial y del FMI, no han actuado para que esas instituciones vayan más allá del mínimo de anulación de un tercio de la deuda de los HIPC con ellas.
«El problema del Banco Mundial es que su capital es limitado y asciende a 29.000 millones de dólares, que equivalen a la deuda total de los 63 países en desarrollo de los cuales somos acreedores. Si perdonáramos esa deuda, la institución quebraría», afirmó el presidente del Banco, James Wolfensohn.
«El alivio de la deuda es importante, pero la forma en que los países son gobernados es mucho más importante. Creo que quien piense que hay una fórmula simple para resolver los problemas se equivoca por completo», agregó.
Los ministros de Economía africanos admiten que la administración de sus países debe mejorar, pero subrayan que no es posible cumplir con los pagos de deuda externa y al mismo tiempo destinar recursos adecuados a gastos sociales.
«En la actualidad, el Banco y el FMI no pueden sobrepasar por sí mismos ciertos límites, y la solución es que intensifiquen su campaña para lograr la anulación total de la deuda de los pobres mediante un mayor compromiso de los países donantes bilaterales», opinó Mramba.
Durante una reunión internacional sobre la deuda realizada en Senegal el año pasado, los delegados de ONG africanas alegaron que el G-7, el Banco y el FMI se niegan a anular la deuda porque su existencia les permite imponer a los países más pobres políticas impopulares como los programas de ajuste económico estructural.
Africa subsahariana, la región más pobre del mundo, se ve obligada a desembolsar cada año unos 15.000 millones de dólares para pagos de deuda externa, y esa cifra equivale a 15 por ciento del valor de sus exportaciones anuales. (FIN/IPS/tra- eng/gm/da/mp/dv if/01