La minoría nubia de Sudán es perseguida desde hace más de 200 años, pero el libro «The Right to be Nuba» (El derecho de ser nubio) expone la guerra silenciosa del actual gobierno árabe musulmán contra la diversidad religiosa y la propia existencia de los nubios.
El término nubios abarca a más de 20 grupos etnolingüísticos, en su mayoría musulmanes, pero también cristianos y creyentes de religiones tradicionales (animistas), cuyo elemento en común es habitar en los montes Nuba, en la provincia de Kordofán, y ser negros.
Fawzia Jibreel tenía 17 años y vivía en la aldea de Otoro, en las montañas nubias de Sudán, cuando ésta fue atacada el 31 de enero de 1995.
«Al amanecer los soldados llegaron y dijeron 'tú vienes con nosotros. Si te niegas, morirás'. Nos reunieron bajo un árbol durante horas, mientras incendiaban nuestas casas», relató Jibreel. Su relato afirma que era violada cuatro o cinco veces por día por las fuerzas del gobierno.
Ni las mujeres casadas o embarazadas escaparon de las violaciones continuas. Muchas fueron obligadas a casarse con sus captores y quienes se resistían permanecían desnudas y sin recibir alimento durante días o semanas.
Los nubios cristianos eran obligados a convertirse a la religión islámica mediante amenazas de muerte.
«The Right to be Nuba» es autoría de siete escritores que trabajaron para el Centro de Coordinación Internacional Nubio (International Nuba Coordination Centre), con sede en Inglaterra.
Entre ellos se encuentran Alex de Waal, de la organización Justice Africa, Suleiman Musa Rahhal, profesor nubio que reside en Inglaterra, y Julie Flint, directora de la película «Sudan's Secret War: the Nuba» (La guerra secreta de Sudán: los nubios), producida en 1995 por la BBC.
El libro expone la historia de las violaciones a los derechos humanos que sufre la minoría nubia a manos del gobierno árabe y musulmán.
«Los nubios han soportado penurias y crueldad inimaginables antes que rendirse ante las fuerzas foráneas», dice el libro. «Los nubios sobrevivieron por sí mismos a la guerra civil, a la llegada de los misioneros cristianos y a la escalada de muertes y mutilación provocada por los misiles Kalashnikov».
El conflicto tiene su origen en el período colonial, pues se inició en 1820, cuando el egipcio Mohammed Ali Pasha conquistó Sudán, en busca de ampliar su imperio y capturar esclavos que reforzaran la construcción de una gran nación.
Ese fue el comienzo del comercio de esclavos en Sudán, que se centró en las montañas nubias y el sur del territorio. Durante varias décadas, los traficantes árabes del norte recorrían esas zonas en busca de esclavos negros.
En los últimas dos décadas, el conflicto tomó otro carácter, si bien los árabes continuaron en el poder y se agudizaron las diferencias entre el norte gobernante y el sur empobrecido y rebelde.
Hace diez años el gobierno del Frente Nacional Islámico declaró la guerra santa (jihad) en el sur y las atrocidades se multiplicaron.
Si bien muchos nubios son musulmanes, eso no los libra de la persecución del gobierno que aspira a someter completamente a esta etnia. Miles de aldeanos han sido asesinados, violados o torturados en la región de Kordofán.
Las fuerzas gubernamentales utilizan helicópteros artillados para atacar las aldeas además de incendiar gran parte de ellas, forzando la huida de sus habitantes. Se estima, sin embargo, que aún viven dos millones de nubios en Sudán.
El libro no sólo documenta algunas de estas historias, sino que incluye una serie de fotografías en blanco y negro tomadas por el fotógrafo británico George Rodger, fallecido en 1995.
Esas fotos datan de 1949 y constituyen algunas de las primeras imágenes de la cultura nubia en acción, desde sus juegos de lucha a sus ceremonias religiosas en las que participan las mujeres.
Estas, según los antropólogos, son consideradas iguales a los hombres en la cultura nubia, y por tanto participan de la religión tradicional (animista) y de las funciones sociales.
Pero la imposición forzosa de la ley islámica (sharia) amenaza con terminar con la igualdad. Las imágenes captadas por fotorreporteros en 1995 muestran que los nubios han logrado mantener sus tradiciones, pese a los intentos por liquidarlas.
Pero aun entre esas alegres imágenes aparece una fotografía de un niño víctima de un bombardeo aéreo en febrero de 2000, en el cual fallecieron 14 escolares y una maestra.
Esta obra también relata la historia de Yousif Kuwa Mekki, castigado en su juventud por los árabes a causa de ser descendiente de esclavos.
A mediados de la década de 1960 Mekki se convirtió en un líder político del Movimiento Nubio, que por más de cinco décadas se mantuvo concentrado en las aldeas montañosas y en un puñado de estudiantes universitarios que intentaban organizarse políticamente.
La situación de los nubios concita por fin la atención internacional. La misma se debe en parte a una coalición cristiana de derechos humanos que reúne a conservadores y dirigentes negros de Estados Unidos que presionan para que su gobierno dé prioridad a Sudán en su política exterior. (FIN/IPS/tra-en/kr/da/dc/aq/hd/01