DERECHOS HUMANOS-CUBA: México no apoya moción de condena

México no apoyará la moción de censura a Cuba en la 57 sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, pero señaló su «preocupación» por la situación en la materia en un país con el que nunca interrumpió relaciones.

El secretario (ministro) de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, declaró que su país «no votará ni a favor ni en contra» de la propuesta de condenar la situación de los derechos humanos en Cuba, si «se sostiene tal como fue presentada.

Castañeda dijo el miércoles que el proyecto de resolución presentado por la República Checa «es selectivo y claramente se caracteriza por (medir la situación con) un doble rasero y por una doble vara, (además) de que está muy politizada. Todo indica que vamos a abstenernos».

Sin embargo, aclaró que «la información con la que contamos sobre el estado de los derechos humanos en Cuba es motivo de preocupación para instituciones cuya voz nos importa mucho, como Amnistía Internacional, y para cubanos dentro y fuera» de ese país, agregó el funcionario al diario local Reforma.

La propuesta checa, que será sometida a votación el día 18, fue oficialista el miércoles y es copatrocinada por 16 países miembros y observadores de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

En su parte inicial, se justifica la condena en razón de que Cuba «no ha hecho progresos satisfactorios en el campo de los derechos humanos», como establecen convenios y tratados de la ONU, de la cual ese país es miembro.

El proyecto de resolución ante la reunión que se realiza en Ginebra señala también que «es necesario un diálogo abierto y constructivo entre el gobierno de Cuba, su pueblo y la comunidad mundial, como precondición indispensable para lograr» mejorar la situación de los derechos humanos en ese país.

El texto original de la propuesta sufrió varias modificaciones previas en busca de aumentar los apoyos. En esas discusiones se eliminó, por ejemplo, un párrafo que hacía referencia al embargo que Estados Unidos impone a Cuba desde hace más de 40 años.

«La Comisión de Derechos Humanos reconoce la necesidad de que sus estados miembros intensifiquen su apoyo y se comprometan con el pueblo cubano de manera tal, que los capacite para apoyar sus derechos humanos y promover su situación económica», apunta el borrador en su parte medular.

Agrega que, «para alcanzar este objetivo, se deberán dar pasos que ayuden al pueblo cubano a buscar las libertades que requiere»,

También puntualiza el convencimiento de que «existe un vínculo sustancial entre el pluralismo político y el buen gobierno de una parte, y la prosperidad económica de otra, porque el común denominador de ambos es la libertad humana».

La decisión del gobierno de México de abstenerse de apoyar esta moción de censura contra Cuba desactivó una gran polémica en el país.

En la antesala de la votación del proyecto promovido por República Checa y respaldado por Estados Unidos, la diplomacia mexicana resistió duras presiones, a favor y en contra de la iniciativa, por parte de distintos sectores.

Casi 100 intelectuales, artistas, académicos y representantes de grupos sociales exigieron el miércoles al presidente mexicano, Vicente Fox, asumir un papel «diáfano con la gravedad de las sistemáticas violaciones a las garantías individuales que sufre el pueblo cubano».

En una carta, suscripta entre otros por el escritor Carlos Monsiváis, el grupo conminó también a Fox a rechazar el embargo económico impuesto por Estados Unidos a la isla.

Los firmantes de la misiva advirtieron sobre la «ola represiva» que, en su opinión, habrían emprendido el gobierno de Castro en contra de disidentes políticos, defensores de los derechos humanos y periodistas independientes.

En cambio, legisladores del gobernante Partido Acción Nacional (PAN) y de los opositores Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) advirtieron que Fox no podía desoír el exhorto formulado esta semana por el Congreso.

La Cámara de Diputados en forma unánime y la mayoría de los senadores demandaron al gobierno a que expresara un voto de solidaridad con el pueblo cubano y rechazara cualquier resolución que atentara contra la soberanía de Cuba. México nunca ha votado una moción de condena contra la isla en materia de derechos humanos.

La delegación mexicana ante la comissión humanitaria de la ONU deberá mantener una posición acorde con los principios de autodeterminación de los pueblos y de no intervención en los asuntos internos de otras naciones, señala la resolución del Congreso.

Así, tanto el grupo que pugna por el voto de condena como los legisladores que se oponen a una resolución en contra de Cuba apelaron a la «tradicional» relación bilateral, basada en el respeto.

México, el único país de América Latina que no rompió vínculos diplomáticos con Cuba desde la llegada de Castro al gobierno, parecía alejado en los últimos meses del acuerdo tácito con La Habana de no interferir en los asuntos internos.

Un aparente cambio en la histórica tendencia de México a ofrecer apoyo incondicional a Cuba comenzó a percibirse desde fines de 1999, cuando la canciller del gobierno anterior, Rosario Green, se reunió en La Habana con Elizardo Sánchez, uno de los líderes de los disidentes cubanos.

También el presidente Ernesto Zedillo, que precedió a Fox, hizo un enérgico llamado a favor de la democracia durante el acto de clausura de la Cumbre Iberoamericana celebrada en 1999 en la capital cubana.

«La democracia es aliada de la soberanía. No puede haber naciones soberanas sin hombres y mujeres libres», dijo entonces Zedillo, y sus palabras fueron interpretadas como un claro mensaje a Castro.

En la última edición de la Cumbre Iberoamericana, realizada el año pasado en Panamá, Zedillo apoyó una propuesta presentada por El Salvador para condenar los actos de terrorismo del grupo separatista vasco ETA, pero que no hacía mención a la situación cubana como se pretendió en un borrador inicial.

Ese fue el último capítulo que marcó el distanciamiento entre Cuba y el México gobernado por el último presidente perteneciente al PRI en 71 años.

Aunque las diplomacias de ambas naciones insistieron en que el trato especial que se prodigaron durante décadas no se había alterado, el presidente cubano terminó admitiendo que consideraba a México «diferente» del que fue su aliado.

Antes de acudir a la asunción de Fox, el 1 de diciembre, Castro dijo que Zedillo era un presidente «diferente, regido por intereses, principios y compromisos impuestos por el Tratado de Libre Comercio» de América del Norte, que une a México, Estados Unidos y Canadá.

La cancillería mexicana se abstuvo, «por cortesía», según explicó en un comunicado, de responder a las aseveraciones de Castro, con el fin de evitar una crisis diplomática en los últimos instantes de la presidencia de Zedillo.

La posterior designación de Castañeda como canciller mexicano abrió expectativas de que el politólogo de izquierda y autor de una polémica biografía de Ernesto Che Guevara contribuyera al ensanchamiento de la brecha entre ambos países.

Castañeda fue uno de los firmantes de cartas enviadas en años pasados al gobierno mexicano para condenar la política de La Habana en materia de derechos humanos.

En ese contexto, la decisión del canciller de mantener sin revelar la postura de México, casi hasta último momento, creó expectativas de un posible voto de condena a Cuba, por un lado, y la percepción de que había dudas en el gobierno de Fox sobre el asunto. (FIN/IPS/pf/dm/ip/01

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