La organización no gubernamental humanitaria Amnistía Internacional (AI) pidió a los gobernantes de América que cumplan sus compromisos de fortalecer la democracia y respetar los derechos humanos.
La ONG, con sede en Londres, desea que la III Cumbre de las Américas, que se realizará en la ciudad sudoriental canadiense de Quebec del 20 al 22 de este mes, dé prioridad al fortalecimiento de la democracia, incluido en su agenda junto con discusiones sobre el proyecto de Area de Libre Comercio de las Américas.
«Sin derechos humanos, la idea misma de la democracia se hace inviable y apenas declarativa, ya que el objetivo de cualquier institución democrática es asegurar que la gente pueda ejercer sus derechos», señaló AI en un informe lanzado la semana pasada y titulado «América: Poner los derechos humanos en la agenda».
En la región se violan derechos humanos básicos mediante condiciones inhumanas de reclusión, abuso policial sistemático, amenazas de muerte, asesinatos por motivos políticos, trato inadecuado a quienes buscan asilo, hostigamiento de activistas humanitarios y mantenimiento de la pena de muerte, indicó.
El fortalecimiento de la democracia en la región fue planteado en las dos cumbres anteriores, en Miami y en Santiago, pero ese objetivo no se alcanzará si los gobiernos no demuestran sinceridad y respeto por los derechos humanos, comentó Javier Zúñiga, director del programa de AI para América.
La tortura, que «ya debería registrarse sólo en los libros de historia, pero aún es una realidad cotidiana para miles de personas detenidas en prisiones y locales policiales, entre las cuales hay niños y niñas», aseguró.
Según el informe, todos los países de la región incurren en abusos humanitarios.
En Argentina, «decenas de personas» han muerto «en circunstancias que sugieren uso excesivo o desproporcionado de la fuerza» por parte de policías provinciales, apuntó AI.
En Brasil hay tortura y maltrato sistemáticos en locales policiales, cárceles y centros de detención para jóvenes, así como «hostigamiento y asesinatos de activistas por la reforma agraria e indígenas que reclaman tierras, por parte de la Policía Militar y de pistoleros a sueldo de terratenientes», sostuvo.
En Mexico hubo detenciones sin orden judicial y actos de intimidación y violencia contra comunidades indígenas en el estado meridional de Chiapas, y «ONG locales e internacionales acusan al gobierno de no romper el círculo vicioso de impunidad que ha caracterizado a ese país en las últimas décadas», indicó.
En Belice, Ecuador, El Salvador, Guyana, Haití, Paraguay y República Dominicana son habituales la tortura y la brutalidad de la policía, aseguró.
En Ecuador, por ejemplo, es frecuente que los detenidos sean víctimas de «puntapiés en la cara, quemaduras y aplicaciones de corriente eléctrica en los genitales, la lengua y el pecho», enfatizó.
En Colombia, la escalada del conflicto armado ha transformado a los civiles en las principales víctimas de abusos humanitarios, y «la mayoría de los asesinatos fueron cometidos por grupos paramilitares que operan con apoyo tácito o activo de las Fuerzas Armadas», afirmó.
En Cuba se violan los derechos de libertad de expresión, asociación y reunión, y «periodistas, opositores políticos al gobierno y activistas humanitarios son víctimas de grave hostigamiento», aseveró.
En Canadá y Estados Unidos se han registrado abusos de la policía contra indígenas e integrantes de otras comunidades minoritarias, trato injusto a quienes buscan asilo y tortura en prisiones y otros establecimientos de detención, añadió.
«Los gobiernos participantes enm la cumbre tienen la obligación de respetar los derechos de sus pueblos y cumplir las normas humanitarias internacionales», dijo Zúñiga.
Por otra parte, los países pobres en los cuales hay altos niveles de respeto a los derechos y libertades civiles muestran crecimiento económico mayor y más rápido, según un estudio de Casa de la Libertad, una organización no gubernamental con sede en Washington.
En ese informe, titulado «Libertad en el mundo 2000-2001», se consideraron casos de países con producto interno bruto (PIB) por habitante menor de de 5.000 dólares anuales.
Casa de la Libertad concluyó que «en los países libres» el PIB creció en promedio 3,23 por ciento durante el período 1990-1998, mientras en aquellos en los cuales no se respetaban libertades y derechos el PIB creció en promedio 1,52 por ciento anual en el mismo período. (FIN/IPS/tra-eng/mmm/da/mp/hd/01