El ron cubano Havana Club fortaleció su posición en el mercado mundial mediante una transacción realizada por el grupo Francés Pernod Ricard y el británico Diageo, mientras continúa la disputa por la marca de esa bebida con la firma Bacardí, de exiliados cubanos y con sede en Bermudas.
El grupo francés y el británico unieron fuerzas para adquirir una importante cartera de marcas de la canadiense Seagram, y eso fortalece a Pernod Ricard, asociada con Cuba para la comercialización de Havana Club, frente a su competidora mundial Bacardí.
Pernod Ricard y Bacardí litigan desde hace unos tres años por el derecho sobre la marca Havana Club en Estados Unidos, y un tribunal de ese país falló a favor de Bacardí en esaa disputa.
El fallo se basó en la aplicación retroactiva de la sección 211 de la Ley de Presupuesto de Estados Unidos, aprobada por el Congreso de ese país en octubre de 1998.
Según esa norma «ningún tribunal de Estados Unidos reconoce, hará cumplir o de otra manera validará una indagación de derechos sobre marcas registradas y nombres comerciales que se usaron en relación con propiedades confiscadas» por el gobierno cubano tras el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro en 1960.
La Unión Europea apeló ese fallo ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuya decisión en la materia aún está pendiente.
«Tenemos gran confianza en el resultado del proceso ante la OMC, simplemente porque tenemos razón», dijo a IPS Alejandro Sirech, director general de Havana Club Internacional (HCI), firma cubano-francesa creada en 1993 al amparo de la apertura cubana a la inversión extranjera.
Sea cual fuere ese resultado, Estados Unidos continuará como territorio vedado para la comercialización del ron cubano, por el embargo estadounidense contra la isla vigente desde los años 60, añadió.
Por otra parte, Castro anunció a mediados de marzo que el país comenzará a producir ron con la marca Bacardí, que «es nuestro y mejor que el que producen ellos», en respuesta a lo que calificó de «robo de marcas».
Eso podría significar una desventaja para el Havana Club de Cuba, ya que 25 por ciento de las ventas totales de esa bebida se realiza en la red de tiendas cubanas que cobran en dólares, a las cuales se destinaría también el «Auténtico Bacardí» fabricado en la isla.
«La compra de las marcas de Seagram consolida la posición de nuestros distribuidores y abre puertas a nuestro producto», dijo a IPS Sergio Valdés, director comercial de HCI.
«Esta transacción duplica la actividad de Pernod Ricard, por tanto es una buena noticia para Havana Club», dijo a su vez Sirech.
La operación abrirá nuevos mercados en América Latina y Asia, reforzará la cartera de marcas mundiales de Pernod Ricard y permitirá capitalizar marcas nacionales fuertes, que actuarán como «palanca» para colocar otras, comentaron especialistas del grupo francés.
HCI vendió el pasado año 1.400.000 cajas (de 12 botellas) de Havana Club, 12 por ciento más que en 1999, cuando se situó en el noveno lugar entre las marcas de ron más vendidas en el mundo. Para 2001 se prevé un nuevo crecimiento de 10 por ciento.
El crecimiento está asociado en parte con un aumento de ventas de 34 por ciento en el mercado italiano, donde Pernod Ricard desplazó a Barcardí, cuyo incremento en 2000 fue 26,2 por ciento.
De todos modos, las ventas totales de Bacardí rondan los 20 millones de cajas anuales, según admitieron directivos de Pernod Ricard.
Una empresa de bebidas y refrescos de la provincia oriental cubana de Ciego de Avila, a unos 460 kilómetros de La Habana, se apresta a aumentar su capacidad de envasar ron mediante equipos italianos de avanzada tecnología.
La nueva planta permitirá envasar unas 1.500 unidades por hora, para competir con una «excelente presencia» en el mercado internacional, según una fuente gubernamental.
La antigua fábrica de ron de Santiago de Cuba, casi 1.000 kilómetros al este de La Habana y cuna del ron Bacardí, podría encargarse de producir la marca de la discordia, indicaron especialistas.
En Santiago están la tradición, la fórmula, los alcoholes, los tachos de añejamiento y la mano de obra experta que hicieron del Bacardí como un ron de fama mundial, señalaron.
Diplomáticos y empresarios piensan que el anuncio de Castro busca buscó advertir a sus adversarios lo que podría ocurrir si el litigio no se resuelve de una forma que reconozca los derechos cubanos.
«Podemos producir muchas cosas en respuesta al bandidaje y al abuso», dijo el mandatario en un discurso que incluyó duras críticas contra Estados Unidos y las transnacionales farmacéuticas con sede en ese país, por el encarecimiento de los medicamentos contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Esas firmas se oponen a la producción de medicamentos genéricos (identificados por su principio activo y no con una marca comercial) contra el sida, que consideran un acto de piratería, y están enfrentadas por tal motivo con Sudáfrica, Brasil y otras naciones que producen o emplean esos fármacos.
Castro anunció su apoyo a Brasil y Sudáfrica para que se «olviden» de las patentes estadounidenses y produzcan los fármacos necesarios para combatir el mal.
La industria farmacéutica cubana produce medicamentos genéricos que representan entre 80 y 90 por ciento del total consumido en el país.
Sin embargo, hasta ahora Cuba ha respetado en forma escrupulosa los registros de marcas estadounidenses.
La ley permite declarar caduco de oficio un registro si el producto correspondiente no se comercializa en el país durante un período de tres años, y el bloqueo ha implicado que tal plazo se cumpla con holgura, pero Cuba no declaró caduca ninguna marca estadounidense, aseguraron funcionarios de la Oficina de la Propiedad Industrial.
Algunas de las marcas registradas pero no empleadas desde hace muchos años son las de la emblemática Coca Cola, la firma de servicios aéreos United Air Lines, las cadenas de venta de alimentos preparados McDonald's y Pizza Hut, y la revista Playboy, incluyendo el conejito que la representa, explicaron. (FIN/IPS/pg/mp/if/01