Cuba, el único país del continente excluido del ALCA y de la Cumbre de las Américas, no se sumaría a esos dos foros aunque fuera invitado sin la oposición de ningún participante.
La posición de Cuba contraria al ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) fue confirmada con énfasis esta semana, cuando el presidente Fidel Castro manifestó su oposición radical a un acuerdo de ese tipo impulsado por Estados Unidos.
«El tiburón quiere comer a las sardinas», afirmó Castro ante unas 12.000 personas que se reunieron el lunes en La Habana para rememorar el reconocimiento público, hace 40 años, del carácter socialista de la Revolución Cubana.
«Las naciones latinoamericanas, en este instante histórico, están a punto de ser devoradas por Estados Unidos, convertido hoy en superpotencia hegemónica», advirtió el mandatario al referirse a la III Cumbre de las Américas que se realizará entre este viernes y el domingo en Québec, Canadá.
Para Castro, el ALCA significará el fin de cualquier esfuerzo de integración regional. Agregó que América Latina debería integrarse, para luego llegar a cualquier acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Cuba será el único país del continente ausente en la cita de Québec, como ocurrió en la primera cumbre de diciembre de 1994 en Miami y en la segunda realizada en abril de 1998 en Santiago de Chile.
La isla de régimen socialista se mantiene aislada de la iniciativa lanzada en 1994 por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que involucra a los 34 países restantes de América y que puede definir el futuro económico de la región.
La reunión de Québec deberá confirmar el proyecto de finalizar las negociaciones para conformar el ALCA en 2005, como fue recomendado por los ministros responsables de comercio exterior reunidos los días 6 y 7 en Buenos Aires.
Sin embargo, aunque sea la única nación ausente, es probable que el fantasma de Cuba ande dando vueltas durante la cita, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.
La diferencia ahora podría estar en una radicalización del discurso oficial cubano, tanto frente al ALCA como sobre su posible reingreso a la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que fuera expulsada en 1962.
La Habana manifestó en varias ocasiones durante la década del 90 su disposición a aceptar la vuelta a la OEA, en caso de que todos sus miembros se lo solicitaran, pero un alto funcionario aseguró este mes que la isla no está interesada en ese regreso.
«No quisiéramos integrar una organización de la que fuimos excluidos en forma arbitraria», dijo a la prensa el día 6 Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento).
Alarcón, considerado uno de los políticos más influyentes del gobierno de Castro, afirmó que, aunque Cuba cambiara de opinión, «sería difícil la posibilidad de que regresara (a la OEA) porque todos sabemos quién es el amo y quién dice la última palabra», en alusión a Estados Unidos.
El gobierno cubano, sin embargo, ha dado pasos acelerados en los últimos dos años para fortalecer sus vínculos económicos con varios países de América Latina y el Caribe y con diferentes bloques regionales.
Isabel Jaramillo, del Centro de Estudios sobre América de la Universidad de La Habana, sostuvo que la isla «está fuera de este proceso (el de la creación del ALCA), pero no tan fuera», por las relaciones que ha ido estableciendo colateralmente.
Cuba ingresó en 1999 a la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), fundada en 1989 por el Tratado de Montevideo para facilitar la concertación de acuerdos de alcance parcial en materia arancelaria.
El año pasado, la isla también entró al Grupo ACP, formado por las ex colonias europeas de Africa, el Caribe y el Pacífico para regular sus relaciones con la Unión Europea (UE), y suscribió el Acuerdo de Alcance Parcial con el Mercado Común del Caribe (Caricom).
Además, este año Cuba prevé el comienzo de las negociaciones para un tratado de libre comercio con la Caricom, que deberían terminar en un plazo de 24 meses.
Este país también tiene previsto trabajar en busca de un convenio «cinco más uno» con la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) y avanza en las tratativas para firmar un acuerdo de complementación económica con el Mercado Común del Sur (Mercosur, que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo a IPS que se espera haber avanzado mucho en interrelación con América Latina y el Caribe para cuando se conforme el ALCA, «si es que finalmente tiene éxito».
En su carrera contra el tiempo, La Habana parece llevar ventaja, aunque en casos como en el de las relaciones económicas con la UE, las negociaciones tienden a estancarse por la negativa cubana a aceptar cualquier tipo de condicionamiento político.
Jaramillo, que es especialista en Estados Unidos y en asuntos de seguridad hemisférica, entiende que, aunque la III Cumbre de las Américas apruebe la creación del ALCA para 2005, lo más probable es que el proceso sea gradual, en lugar de acelerado.
América Latina y las pequeñas economías caribeñas, si no se toman su tiempo para «fortalecer sus dinámicas propias regionales» antes de ir al ALCA, estarán ante «una distorsión de tal magnitud que sería un verdadero desastre», alertó Jaramillo. (FIN/IPS/da/dm/if/01