COMERCIO-AMERICA: Consumidores reclaman un ALCA diferente

Consumers International, la mayor organización mundial de consumidores, demandó hoy cambios de fondo en la construcción del ALCA, cuya materialización fue acordada para 2005 por 34 gobernantes del hemisferio.

La oficina regional para América Latina y el Caribe de Consumers International (CI) distribuyó desde su sede en Santiago de Chile el planteamiento que difundió en la III Cumbre de las Américas, con duras críticas al carácter secreto de las tratativas y a la exclusión de las mismas de la sociedad civil.

CI, cuya casa matriz está en Londres, reúne a unos 150 grupos y asociaciones de consumidores de 120 países en todo el mundo.

En la reunión del viernes al domingo en Québec, Canadá, todos los gobernantes de América, con excepción de Cuba, fijaron enero de 2005 para finalizar las negociaciones del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), para que el acuerdo logre la ratificación de los parlamentos a más tardar en diciembre de ese mismo año.

Los gobernantes resolvieron igualmente incluir en el futuro tratado una cláusula democrática, que excluiría de él a países cuyos gobiernos no hayan surgido de elecciones pluralistas o donde se produzcan golpes de Estado.

En Québec también se confirmó la propuesta de los ministros responsables de comercio exterior, que se reunieron dos semanas antes en Buenos Aires, de dar a conocer el documento base de las negociaciones del ALCA, como una forma de dar transparencia al proceso y posibilitar la participación de la sociedad civil.

CI recordó que en la segunda cumbre, efectuada en Santiago en abril de 1998, se aprobó el Plan de Acción para concretar el acuerdo hemisférico, con una expresa instrucción de efectuar «las negociaciones de tal manera que se genere amplio respaldo y comprensión pública acerca del ALCA».

Al respecto, se señaló a los negociadores que debían considerar las opiniones sobre asuntos comerciales «emitidas por diferentes sectores de nuestras sociedades civiles, tales como empresarios, trabajadores, consumidores, grupos ambientalistas y académicos».

Entre Santiago y Québec, las tratativas del ALCA se caracterizaron por su secretismo, ignorando no sólo las demandas de la sociedad civil, sino incluso las advertencias de académicos e instituciones multilaterales, como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, indicó CI.

Los negociadores del ALCA «parecieran confundir la sociedad civil con los representantes empresariales», ya que sólo ellos han tenido acceso al conocimiento del proceso previo a Québec.

El resultado, según la organización de consumidores, es que se está construyendo un ALCA con escasa legitimidad, sin respaldo y comprensión pública.

Una de las escasas materias que ha trascendido es la negativa a incluir en la agenda del ALCA los derechos de los consumidores, los derechos laborales y las normas ambientales.

Con este rechazo, sumado al secreto de la negociación, «se renuncia de antemano a construir acuerdos democráticos en base a consensos nacionales», apuntó CI.

El asunto de los consumidores es una asignatura pendiente y obligatoria en el acuerdo hemisférico, ya que son ellos, y en especial sus segmentos más vulnerables, los que sufren el más fuerte impacto de las crisis económicas que caracterizan los últimos años.

«Los consumidores son un componente mayoritario y decisivo en los mercados, pero cuando se negocian acuerdos como el ALCA, que buscan promover la liberalización de los mercados, parecieran no existir», señaló CI.

Los consumidores demandan no tanto la necesidad de participar en el proceso de integración de los mercados sino en el diseño del mismo, con un enfoque multidisciplinario que supere el economicismo mercantil y apunte a una gobernabilidad económica con un enfoque flexible, que incorpore tanto al lado de la oferta como de la demanda, agregó.

CI llamó a repensar la liberalización económica indiscriminada y los acuerdos derivados de ella, como el ALCA. Advirtió que, «de no ser así, el proteccionismo resultante de la crisis y el fundamentalismo que se cierra a los veredictos de la realidad pueden colocar en peligro el futuro de nuestras sociedades».

Se requieren cambios urgentes y eficaces y para ello «los negociadores del ALCA deben escuchar y recoger las opiniones de las organizaciones de consumidores y de la sociedad civil. De lo contrario, la gobernabilidad y los acuerdos del ALCA carecerán de legitimidad y efectividad», subrayó CI.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló también, a propósito de la cumbre de Québec, que «la obsesión» de las políticas de desarrollo debe ser la equidad y la inclusión social, lo cual exige «estrategias sociales y económicas integrales».

José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de Cepal, elogió la atención prestada por la cumbre a la reducción de la pobreza, la migración internacional, el desarrollo sustentable y la difusión de las tecnologías de la información, así como el hecho de que los gobernantes reiteraran «el papel central de la educación en el desarrollo».

La expresión política de los más pobres y la existencia de espacios participativos están, según Ocampo, entre «los elementos decisivos de una estrategia orientada a reforzar los vínculos entre desarrollo económico, desarrollo social y democracia». (FIN/IPS/ggr/dm/if/01

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