Japón urgió a Estados Unidos a reconsiderar su retiro del Protocolo de Kyoto, que establece metas para reducir el recalentamiento del planeta, pero activistas japoneses señalaron que las palabras de Tokio no se sustentan con acciones.
Los ambientalistas observaron que Japón no avanzó demasiado hacia las metas fijadas en el protocolo sobre la reducción de emisiones de gases de invernadero, es decir, aquellos derivados de la quema de combustibles fósiles, que aumentan la temperatura de la atmósfera terrestre.
«Para convencer a Washington, Japón debería fijar sus propias políticas domésticas de reducción. Como siempre, no podemos ser firmes con Estados Unidos», expresó Naoki Hata, del grupo ambientalista Kikko Network.
El canciller japonés Yohei Kono telefoneó la semana pasada a su par estadounidense, el secretario de Estado Colin Powell, y le manifestó su «decepción» por la decisión del presidente George W. Bush de «no hacer nada que dañe la economía nacional».
Una delegación del gobierno japonés encabezada por el vicecanciller Kiyohiro Araki viajó a Washington el fin de semana y exhortó a Bush a continuar cooperando con los esfuerzos internacionales para implementar el protocolo de Kyoto.
Pero la administradora de la Agencia Estadounidense para la Protección Ambiental, Christine Whitman, rechazó los reclamos de Japón y reiteró que Washington aceptaría un tratado que no sólo contenga compromisos de reducción de los países industrializados, sino también de las naciones en desarrollo.
El protocolo de Kyoto establece que los países ricos deben reducir en cinco por ciento como promedio sus emisiones de gases de invernadero entre 1990 y 2012.
Durante las negociaciones del protocolo, los países en desarrollo arguyeron que no podían ser puestos en la misma canasta que los países ricos, dado que éstos producen la mayor parte de los gases de invernadero (sólo Estados Unidos produce 25 por ciento).
Otros afirmaron que algunos países intentaban obligarlos a bajar las emisiones para bloquear su crecimiento.
El destino del protocolo de Kyoto ya era incierto antes del retiro de Bush, porque ningún parlamento lo ha ratificado, y los mecanismos para lograr la reducción de emisiones todavía están por negociarse.
La próxima ronda de negociaciones está prevista para julio en Bonn, Alemania. Para ese entonces, se espera que Bush proponga un nuevo marco, probablemente un objetivo conjunto de reducción de gases invernadero con los países en desarrollo.
El retiro de Estados Unidos del protocolo de Kyoto colocó a Tokio en un dilema, según analistas.
Japón está muy por detrás de sus objetivos de reducción de gases invernadero, afirmó un experto del Instituto Mundial de Investigaciones para el Progreso Industrial y Social, asociado al Ministerio de Comercio e Industria Internacional.
Las emisiones de dióxido de carbono (el principal de los gases invernadero) aumentaron casi 10 por ciento en el año fiscal 1999, finalizado en abril de 2000, y la mayoría procedieron del sector del transporte.
«Entre las empresas japonesas existe la idea de que es muy difícil, si no imposible, cumplir con las metas de Kyoto», señaló el experto, que solicitó reserva.
La actual recesión económica en Japón sustenta esa sombría predicción. «En el fondo, es posible que las grandes empresas aplaudan la medida de Estados Unidos», dijo.
Oficialmente, sin embargo, Japón y su sector empresarial respaldan el protocolo de Kyoto.
Según observadores, Tokio tiene presente la oposición doméstica e internacional a Estados Unidos, y por eso no brinda un respaldo incondicional a su más importante aliado exterior.
Japón tampoco puede ignorar las necesidades de dos de sus más importantes socios en Asia, China e India, que se oponen férreamente a cualquier compromiso de reducción de emisiones a la par de los países industrializados.
Los ministros de Ambiente de Japón, China y Corea del Sur se reunieron el fin de semana en Tokio y manifestaron en conjunto su esperanza en que «el gobierno de Estados Unidos trabaje con todas las partes para una conclusión exitosa de la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático y la implementación del protocolo de Kyoto».
Una delegación de la Unión Europea (UE) se encuentra ahora en Tokio para discutir las repercusiones del retiro de Washington del pacto de Kyoto.
La misión, encabezada por la comisaria europea de Ambiente, Margot Wallstrom, visitará también Rusia, China e Irán (actual presidente del Grupo de los 77 países en dearrollo) con el fin de recabar apoyo para el acuerdo mundial sobre cambio climático.
La UE respalda férreamente los objetivos de Kyoto aún en contra de Estados Unidos, y anunció que ratificará el protocolo con o sin Washington. Los ambientalistas de Japón pretenden que Kyoto adopte la misma postura.
Pese a las dificultades, existe apoyo hacia las metas de Kyoto, según ambientalistas.
El mes pasado, el Ministerio de Ambiente publicó un informe en que señalaba la necesidad de nuevas medidas tecnológicas para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.
El Ministerio afirmó que las emisiones de gases invernadero podrían recortarse 33 por ciento a 56 millones de toneladas mediante un mayor uso de materiales de desecho y del viento para la generación de electricidad, así como un empleo más eficiente de la energía nuclear.
La semana pasada, Toyota Motor Corp. expresó su compromiso con el protocolo de Kyoto en un comunicado de prensa.
«El sentimiento general, aun entre las grandes industrias, es que el recalentamiento del planeta es una amenaza real para la humanidad y se debe hacer algo al respecto», comentó Hata. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/en/01