El sida tiene un rostro en Nigeria, dice Yinka Jegede, una estudiante de enfermería de 22 años, quien en 1997 descubrió que era portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y resolvió hacer pública su enfermedad.
«Me siento feliz por darle un rostro al sida en Nigeria», dijo la muchacha en una entrevista con IPS.
«La gente espera ver esqueletos andando para mostrar que una persona es portadora de VIH. Quiero que llegue el momento en que la gente hable abiertamente sobre el sida, tal como lo hacen ahora sobre la malaria», afirmó.
Jegede atribuyó su buena salud «a la ayuda de Dios y a los cuidados de mi familia. Mi madre me ha respaldado mucho, al igual que mi padre y mis hermanos y hermanas».
La estudiante dijo que probablemente se infectó en una «visita al dentista», pero lo hizo sin amargura, recordando la estigmatización y las privaciones que ha sufrido desde que voluntariamente reveló su estado de salud.
«En la escuela la gente que se enteraba de mi enfermedad no quería ni siquiera permanecer en el mismo hospedaje. Todos huían de mí y murmuraban a mis espaldas. Perdí un año de estudios y enfrenté muchos problemas», relató.
Pero a menos que mucha gente revele su estado, «todas las campañas públicas de conciencia y educación no servirán para nada», dijo Jegede.
Oficialmente sólo 5,4 por ciento de los 120 millones de habitantes de Nigeria son portadores de VIH o enfermos de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Sin embargo, los expertos afirman que la cifra es mucho mayor, porque la mayoría de las personas se niegan a informar sobre su estado a raíz de los prejuicios.
«El número de nuevos casos diarios está creciendo en Nigeria, porque la enfermedad ha sido encarada con ligereza», dijo Mohammed Farouk, coordinador de la organización Nigerian Aids Alliance, en una conferencia de prensa en Lagos, capital comercial de Nigeria.
Varios estudios de organizaciones no gubernamentales (ONG) señalan «la invariable e impune violación de los derechos humanos de las personas con sida o VIH», afirmó Farouk.
«Sólo por ser portadores, son desahuciados, se les niega el acceso a la salud y a las oportunidades de trabajo. Se los condena la ostracismo social y a todas las formas de hostilidad y prejuicio públicos», dijo Farouk.
Un estudio realizado en las ciudades de Lagos, Kano y Enugu por el Centro para el Derecho a la Salud, con el apoyo de la Fundación Ford, sostiene que la epidemia de VIH-sida en Nigeria se disparó de una incidencia de 1,8 por ciento en 1991 a 5,4 por ciento en 1999.
Se estima que 4,9 millones de nigerianos estarán infectados con el VIH en el año 2004. El estudio se basó en testimonios de personas con sida y de trabajadores de la salud.
Las respuestas oficiales a la epidemia fueron «reaccionarias y manejadas con ignorancia, y condujeron por tanto a la violación de los derechos de las personas enfermas».
Según el informe, las violaciones comienzan con la realización de análisis de VIH en las instituciones de salud sin conocimiento ni consentimiento del paciente, y sin asistencia psicológica.
La mayoría de los pacientes consultados padecieron desde falta de privacidad y confidencialidad, hasta impedimentos para acceder a servicios de salud de calidad o tratamientos inhumanos o degradantes.
Una de las personas consultadas, Adama, relató que durante su internación se cansó de escuchar a las enfermeras diciendo a quienes la visitaban que no se sentaran en su cama porque tenía sida.
«Veía el temor en la cara de mis visitantes, se quedaban sólo unos minutos, y luego dejaron de venir. Ni siquiera podía enfrentar a las enfermeras. Llegué a desear la muerte. Nunca pensé que encontraría fuerzas para volver a mi hogar», sostuvo la mujer.
Sin embargo, «los médicos nigerianos tienen prohibido hacer análisis a sus pacientes sin informarles sobre el motivo», explicó a IPS el vicepresidente del Instituto de Directores Médicos, Kingsley Akinroye.
Por su parte, el médico Pat Matemilola —-portador desde hace 10 años y coordinador de la Red para las Personas que Viven con Sida— propuso promover los debates sobre la enfermedad para terminar con la discriminación.
El mes pasado la Comisión Nigeriana de Radiodifusión prohibió una publicidad radiofónica que promovía el uso de condones como protección contra las enfermedades de trasmisión sexual, incluyendo el sida.
La Comisión se justificó diciendo que el aviso publicitario, leído en tres lenguas diferentes de Nigeria, ofendía la sensibilidad y podía promover la promiscuidad sexual.
Al respecto, Matemilola dijo a la revista Newswatch que «la peor presión sobre la gente con sida es que no tienen adonde ir y nadie con quién hablar».
Otro tema de preocupación es el costo de los tratamientos en este país, que tiene un ingreso anual por habitante de 300 dólares. «El costo mensual de la terapia retroviral —un conjunto de medicamentos que se aplican a las personas con sida— es de 900 dólares», sostuvo Farouk.
«Reclamamos al gobierno y a las compañías farmacéuticas que eliminen los aranceles de todos los medicamentos para el VIH/sida pues los precios actuales son inhumanos e inaceptables», finalizó Farouk. (FIN/IPS/tra-en/ro/mn/dc/aq/he hd/01