Organizaciones de la sociedad civil rechazaron hoy en esta ciudad el proyecto de creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), mientras la movilización callejera de activistas llegados de varios países tenía impacto en la cumbre continental.
La Segunda Cumbre de los Pueblos, una reunión de casi cuatro días organizada por la Alianza Social Hemisférica (HSA) en Québec, concluyó con un pronunciamiento contrario al ALCA y el llamado a una movilización general para combatir el propuesto acuerdo, en cuyas negociaciones participan 34 países.
La HSA congrega a organizaciones sindicales, de mujeres, ambientalistas y de defensa de derechos de los indígenas, que representan a unos 45 millones de habitantes de América.
Mientras, manifestantes lanzados a las calles se batían con la policía antidisturbios y amenazaban con romper el cerco de seguridad levantado en torno de la zona de los hoteles, donde se hallaban los jefes de Estado y de gobierno que este viernes debían dar comienzo a la Tercera Cumbre de las Américas.
La ceremonia inaugural de la Cumbre de las Américas, que se prolongará hasta el domingo, con el ALCA de capítulo central y la única excepción de Cuba, debió postergarse una hora, hasta las 19.30 hora local (23.30 GMT).
Así mismo, los presidentes de tres países de América Central no pudieron llegar hasta el edificio en que tenían previsto conversar con el mandatario estadounidense George W. Bush.
La reunión América Central-Estados Unidos se redujo entonces a una entrevista de Bush con los presidentes de El Salvador, Honduras y Panamá.
"Rechazamos este proyecto de liberalizacion del comercio y de la inversión, de desregulación y privatización», que «es racista y sexista, injusto y destructivo del ambiente», afirmó la Cumbre de los Pueblos en su declaración final.
«Proponemos construir nuevas formas de integración continental basadas en la democracia, los derechos humanos, la igualdad, la solidaridad y el respeto por el ambiente», se agregó.
La Cumbre de los Pueblos, que consistió en numerosos foros sobre derechos humanos, el papel de la mujer y las comunidades indígenas en la zona de libre comercio propuesta, no se limitó a condenar, sino que presentó una propuesta propia al comercio hemisférico, llamada «Las alternativas de las Américas».
El documento alternativo señala que el ALCA no debe adoptarse si no incluye claúsulas de salvaguardia de los derechos sociales, ambientales y humanos.
Pero ese tipo de cláusulas atentarían contra las propuestas de Estados Unidos sobre los derechos de propiedad intelectual, por ejemplo.
El texto que propone Washington supera a los acuerdos correspondientes de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y otorgaría a las trasnacionales farmacéuticas enormes facultades para combatir los intentos de acceso de otros países a medicamentos genéricos de bajo costo.
Alternativas para las Américas también aboga por el respeto y la mejoría de los derechos económicos y sociales de trabajadores, mujeres e indígenas quienes, asegura, son los más perjudicados por los cambios estructurales de la economía en las últimas décadas.
«Los acuerdos de libre comercio conducen a la creciente feminización de la pobreza y al agravamiento de las desigualdades existentes entre hombres y mujeres», dijo Héctor de la Cueva, presidente de la HSA.
De la Cueva se refirió a la experiencia de los trabajadores en su país, México, que en 1994 se integró al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), junto con Canadá y Estados Unidos.
«A las mujeres les pagan menos, trabajan en condiciones difíciles y con frecuencia degradantes, sin derechos sindicales,… y sufren la cosificación de sus cuerpos», dijo.
«El tráfico sexual de mujeres es la mayor fuente de ingresos en la región, luego de las drogas y las armas», aseguró De la Cueva.
Como en el el caso del TLCAN y de la OMC, los magros beneficios de las compañías, las garantías de los gobiernos a la libertad empresarial y la expansión de los mercados exportadores condujeron a acuerdos comerciales en los últimos años.
La HSA afirma que es difícil imaginar un comercio justo en una región dominada por las multinacionales estadounidenses, donde 500 millones de los casi 800 millones de habitantes viven en los países más pobres de la alianza propuesta, la mitad de ellos en la miseria.
La deuda externa de los países en desarrollo de la región suma 790.000 millones de dólares.
El producto interno bruto de San Cristóbal y Nevis, de 350 millones de dólares, no puede compararse con los nueve billones de Estados Unidos.
«Esperamos que nuestras preocupaciones figuren en la declaración final. Las cumbres anteriores sólo nos ofrecieron palabras», dio Yussuf Hassan, de Common Frontiers, una red de grupos de la sociedad civil canadiense.
Las autoridades permitieron a algunos representantes de las organizaciones no gubernamentales atravesar la barricada de 4,5 kilómetros que separa a los manifestantes del recinto de la cumbre para entregarles sus propuestas.
El ministro de Relaciones Exteriores canadiense John Manley prometió que la acción de su gobierno garantizará un acuerdo que refleje las aspiraciones de la población americana, así como la adhesión a los principios de derechos humanos y democracia.
«Procuraremos establecer ciertas normas democráticas entre los 34 países y consecuencias para los gobiernos que no los respeten», dijo Manley.
Pero la filial canadiense de la organización católica Oxfam sostuvo que virtualmente todos los gobiernos de la región procuran alentar el comercio y la inversión como fines en sí mismos sin prestar suficiente atención a la forma en que esas actividades contribuirán con las metas de desarrollo nacional.
«Las organizaciones son particularmente críticas de la aparente voluntad de sus gobiernos de recortar los derechos humanos con la intención de atraer la inversión extranjera y reclaman opciones alternativas de desarrollo para hacer posible el acceso al mercado estadounidense», dijo Oxfam.
«Estados Unidos parece intentar usar el ALCA para debilitar los vínculos comerciales entre la Unión Europea y América Latina para fortalecer su posición en las futuras conversaciones en la OMC. Canadá parece estar determinada sólo por su deseo de ampliar sus mercados», sostuvo la organización.
De la Cueva sostuvo que mientras las discrepancias entre las sociedades civiles del Norte industrial y del Sur en desarrollo impidió una acción conjunta, la segunda Cumbre de los Pueblos logró una posición común entre grupos de intereses diversos.
«Reclamamos procesos democráticos, entre ellos posibles referéndum nacionales previos a la adopción de cualquier acuerdo», dijo. (FIN/IPS/gm/da/ff-aq-mj/ip dv/01