AMBIENTE: Más pruebas contra los gases invernadero

Dos estudios publicados hoy en la principal publicación científica de Estados Unidos sobre el calentamiento de las aguas oceánicas ofrecen nuevas pruebas sobre la relación entre los gases invernadero y el aumento de la temperatura mundial promedio.

Los científicos se basaron en la correspondencia entre modelos de computadora usados para calcular el impacto y las causas del recalentamiento planetario y las temperaturas registradas en el fondo del océano y en glaciares en varias partes del mundo desde 1955.

Los estudios, publicados por la revista Science, parecen confirmar la existencia de dicha relación y la precisión de los modelos utilizados para calcularla.

«Creo que nuestros resultados representan las pruebas más concluyentes hasta el momento de que el clima terrestre está respondiendo a acciones humanas», declaró Sydney Levitud, de la estadounidense Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica, autor principal de uno de los estudios.

«Esto hará mucho más difícil desestimar las predicciones basadas en modelos climáticos», agregó Tim Barnett, del Instituto Scripps de Oceanografía, también de Estados Unidos, quien dirigió el segundo estudio.

La publicación de ambos informes en Science se produjo dos semanas después de que el presidente George W. Bush anunciara que Washington se retirará del Protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional sobre cambio climático firmado en 1997.

El protocolo requiere a los países industrializados reducir sus emisiones de gases de invernadero por debajo de los niveles de 1990 para el año 2012.

En una carta dirigida a cuatro senadores opuestos al acuerdo de Kyoto, Bush argumentó que las reducciones exigidas serían demasiado costosas para la economía estadounidense, responsable de 25 por ciento de las emisiones mundiales de gases de invernadero.

En la misma carta, Bush aludió a lo que considera «el conocimiento incompleto sobre las causas y las soluciones del cambio climático mundial». Su decisión enfureció a los grupos ecologistas nacionales, que prácticamente declararon la guerra a la agenda ambiental del gobierno.

La organización Amigos de la Tierra, por ejemplo, pidió la renuncia de la directora de la Agencia de Protección Ambiental, Christine Todd Whitman, aunque ella había intentado persuadir a Bush de no retirarse del protocolo.

Varias asociaciones científicas también expresaron consternación y señalaron que Bush tomó su decisión aun antes de designar un asesor científico, además de recortar los fondos para instituciones investigadoras del recalentamiento terrestre y el cambio climático.

Incluso el Senado, en general opuesto al Protocolo de Kyoto, restauró la semana pasada 4.500 millones de dólares para programas contra el recalentamiento planetario, que Bush había intentado recortar desde que asumió la presidencia en enero.

Los aliados industrializados de Washington, sobre todo Japón y la Unión Europea (UE), también reaccionaron con ira. La UE envió una delegación a Washington la semana pasada para negociar con Bush, pero volvió a Europa sólo con la promesa de que el gobierno seguirá asistiendo a las reuniones relacionadas con el Protocolo.

Los científicos documentaron un incremento leve pero sostenido de las temperaturas promedio del aire próximo a la superficie terrestre en el siglo pasado. Otros estudios también mostraron un aumento similar en las temperaturas promedio marinas en el mismo lapso.

La causa de este calentamiento es motivo de discusión. En términos geológicos, o sea cada 100 años, es insignificante, y algunos científicos sostienen que el calentamiento quizá sea parte de un ciclo natural que abarca miles de años.

Otros plantean que el calentamiento quizá esté vinculado al incremento de los gases invernadero en la atmósfera terrestre causado por la quema de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, a partir de la Revolución Industrial. La acumulación de esos gases sería una grave amenaza al clima mundial.

Aunque las discrepancias persisten, la teoría más aceptada es que los gases invernadero provocan el recalentamiento planetario. La última década ha sido la más cálida de la historia registrada.

Esa teoría es apoyada por los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicados en los últimos 10 años. El último, divulgado en enero, predijo que, de continuar la tendencia actual, la temperatura promedio de la superficie terrestre subirá entre 1,4 y 5,8 grados para 2100.

De cumplirse dicha predicción, seríamos testigos de tormentas violentas, la suba del nivel del mar y la extinción de plantas, incluso cultivos, y animales incapaces de adaptarse a un cambio tan abrupto.

El mismo informe señaló que «el recalentamiento observado en los últimos 50 años se debe probablemente (una posibilidad de 66 a 90 por ciento) al incremento de las concentraciones de gases invernadero».

Los cálculos del IPCC se basan en modelos climáticos que utilizan poderosas computadoras y una gran cantidad de variables, incluso los gases invernadero, que pueden afectar el clima terrestre.

Los dos estudios publicados este viernes por la revista Science tuvieron el objetivo de comprobar la precisión de dos de los modelos más avanzados con respecto de lo que se conoce actualmente sobre la temperatura en los océanos Atlántico, Pacífico e Indico, que en conjunto aumentó 0,6 grados desde 1955.

El interés en la temperatura océanica es importante porque esta varía mucho menos que la atmosférica o aquella de la superficie terrestre, y porque los medios que la registraron han sido mucho más uniformes en los últimos 50 años.

Así mismo, los océanos absorben mucho más calor que la atmósfera o la tierra y tienden a estabilizar el resto de los sistemas climáticos del planeta.

«Si usted quiere saber qué fue lo que cambió el equilibrio del calor en el planeta, entonces fíjese en los océanos», propuso Barnett.

Ambos grupos de científicos tomaron modelos existentes de temperaturas oceánicas y pidieron a las computadoras que proyectaran incrementos en los gases invernadero en la atmósfera durante los últimos 50 años.

Cuando las gráficas proyectadas se compararon con los registros reales, el resultado fue esencialmente el mismo. «Fue asombroso. En realidad, no lo esperábamos», dijo Barnett a IPS.

«Los cambios en el calor del océano en los últimos 50 años se corresponden a la idea de que son causados por la actividad humana», agregó.

Aunque no confirmó que las emisiones de gases invernadero sean la causa del recalentamiento, es «muy probable» que lo sean, aseguró. (FIN/IPS/tra-en/jl/mlm aq/en/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe