AMBIENTE: El Sur critica a Bush por rechazar Protocolo de Kioto

Los 133 integrantes del Grupo de los 77 (G-77), la mayor organización de países del Sur en desarrollo, criticó al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, por rechazar el Protocolo de Kioto sobre recalentamiento del planeta, negociado y firmado en 1997.

Ese tratado estableció que Estados Unidos debía llegar a reducir en 2012 sus emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases causantes del llamado efecto invernadero, que retiene calor en la atmósfera del planeta, a niveles siete por ciento menores que los de 1990.

Bush declaró el mes pasado que se oponía al Protocolo de Kioto porque su implementación causaría perjuicios a la economía estadounidense.

Ese protocolo fue el primer compromiso de los países industrializados a poner límite a su emisión de esos gases, para prevenir cambios catástróficos en el clima mundial.

«Debo decir con franqueza que el nuevo gobierno estadounidense del Partido Republicano ha enviado un mensaje triste y desalentador a la comunidad internacional», dijo el jueves a periodistas el embajador iraní ante la Organización de las Naciones Unidas y presidente del G-77, Bagher Asadi.

Asadi criticó en especial a Washington por adoptar una decisión unilateral sobre un tratado acordado en una reunión internacional.

«Nuestra mayor preocupación se relaciona con el enfoque unilateral de procesos multilaterales», y con «las repercusiones negativas del pronunciamiento estadounidense sobre las negociaciones en curso» en relación con la prevención del recalentamiento del planeta, explicó.

El Protocolo de Kioto es un instrumento internacional válido y no negociable, aseveró.

Las cláusulas de ese acuerdo «deben ser respetadas y cumplidas por todas las partes, según el principio de que hay grados diferentes en la responsabilidad común, que presidió la Cumbre de la Tierra» de 1992, organizada en Río de Janeiro por la Organización de las Naciones Unidas.

La población de Estados Unidos es sólo cuatro por ciento de los 6.000 millones de habitantes del planeta, pero la emisión de gases causantes de efecto invernadero en ese país es casi 25 por ciento del total mundial.

«Me opongo al Protocolo de Kioto porque exime de compromisos a 80 por ciento del mundo, incluyendo a países con enorme población como China e India, y causaría grave daño a la economía de Estados Unidos», dijo Bush en marzo.

El presidente estadounidense afirmó que si debía elegir entre proteger el ambiente y proteger la economía de su país, optaría por la economía de su país.

El Partido Republicano recibió durante su campaña electoral del año pasado contribuciones de muchos millones de dólares de compañías petroleras, cuyos intereses son afectados por normas internacionales para la protección del ambiente como el Protocolo de Kioto, que el Senado se negó a ratificar en 2000.

«Bush ha declarado la guerra contra el ambiente, en Estados Unidos y en el resto del mundo, si en verdad se propone apartarse de ese protocolo», comentó Kert Davies, director de la campaña sobre recalentamiento del planeta de la filial estadounidense de la organización ambientalista Greenpeace.

«El mundo no lo aceptará, y Washington sufrirá un revés en el terreno de las relaciones internacionales», aseguró.

Algunos de los aliados más cercanos de Washington, entre ellos Japón y la Unión Europea, criticaron la posición de Bush.

«Japón quedará consternado y sufrirá una profunda desilusión» si Estados Unidos se aparta del acuerdo, declaró el mes pasado Kazuo Asakai, representante diplomático de Japón para asuntos ambientales mundiales.

La Sexta Conferencia de Partes (COP-6) de la Convención sobre Cambio Climático se reunió en Holanda en noviembre sin lograr acuerdos para implementar el Protocolo de Kioto, y tiene previsto reanudar sus deliberaciones en Bonn a mediados de julio.

El holandés Jan Pronk, presidente de la COP-6, realizará en Nueva York consultas informales con las partes de esa convención a partir del 21 de este mes, y el G-77 llevará a cabo un encuentro ministerial de alto nivel el día 20 para coordinar las posiciones de sus integrantes en esas consultas.

«Nos proponemos participar en forma activa y de buena fe en el proceso que conducirá a la reanudación de la COP-6», señaló Asadi.

«Esperamos que Estados Unidos, pese a sus recientes pronunciamientos, se una con la mayor seriedad a la comunidad internacional en el proceso que busca afrontar los desafíos del cambio climático», apuntó.

«Permanecemos dispuestos a involucrarnos en un diálogo constructivo con los representantes estadounidenses para contribuir al avance de ese proceso, en el marco de los principios de la Convención sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kioto», añadió. (FIN/IPS/tra-eng/td/da/mp/en ip/01

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