AMBIENTE-CARIBE: Desarmados ante el cambio climático

El área del Caribe presenta una alta exposición a los desastres naturales y el cambio climático puede hacerla aún más vulnerable, mientras la sobreexplotación de recursos y la ausencia de planificación agravan la situación.

Amenazado por huracanes, tormentas, terremotos, olas gigantes, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y rocas, inundaciones y sequías, el Caribe enfrenta un futuro difícil, según los expertos.

Para reducir el impacto del cambio climático debe planificarse el uso de los recursos naturales e invertir en tecnología que permita una mejor adaptación a los cambios, advirtieron varias organizaciones no gubernamentales (ONG).

Pero nada de eso es sencillo para países con escasos recursos. Según datos de 1990, un plan de protección de la costa de Jamaica para mantener el turismo costaría 462 millones.

Las amenazas ambientales más serias para los pequeños estados insulares son la elevación del nivel del mar, la erosión costera y el ingreso del agua salada a estuarios y acuíferos, así como la creciente frecuencia e intensidad de los huracanes, observó el meteorólogo Clifford Mahlung.

En los próximos 50 años, el nivel del mar Caribe subirá entre 15 y 20 centímetros más que cualquier océano, debido a la extracción de agua para uso doméstico, a la explotación de petróleo y a la compactación de los sedimentos, producto a su vez de la pérdida de la vegetación costera y de la erosión de los suelos.

Las costas concentran los principales proyectos de desarrollo económico de la región. El turismo, la agricultura y la industria son las actividades que generan más divisas y las principales fuentes de empleo, pero también las de mayor impacto ambiental.

A medida que el mar invada las zonas llanas y los ríos y arroyos, la saturación de agua y la mayor salinidad de la misma perjudicará los cultivos de banano, arroz y caña de azúcar.

También se agravarán las dificultades debidas a la falta de saneamiento y a la mala disposición de residuos sólidos. En consecuencia, la salud de la población será afectada. Se calcula que 60 por ciento de los caribeños residen en las llanuras costeras.

«El cambio climático afectará la fertilidad del suelo, incrementará las sequías, las inundaciones y la deforestación, con lo cual habrá mayor desplazamiento de la población que depende de los recursos costeros», sostuvo Mahlung.

Las ONG actúan para reducir ese impacto. Por ejemplo, la Asociación para la Protección del Ambiente de Negril (NEPA), de Jamaica, incluye a pescadores en sus propuestas.

La directora de NEPA, Susan Anderson, señaló que en los últimos 10 años, la pesca sin control y la muerte de arrecifes de coral alteraron la forma de vida de los pescadores de Negril.

La alta temperatura de las aguas mata los corales. Esos arrecifes protegen las playas y aportan arena, por lo cual su debilitamiento causa nuevos problemas.

Entre 1995 y 1998 se perdieron 10 metros de la playa de arenas blancas de Negril. El geólogo Ted Robinson, de la Universidad de las Antillas, atribuye el fenómeno a la actividad humana, a las tormentas y al aumento de 1,5 grados de la temperatura del mar.

En Portland Point, en el este de Jamaica, la deforestación reduce las precipitaciones. Los servicios meteorológicos indican que el caudal de lluvias habitual en el área, de 5.200 milímetros anuales, se redujo 60 por ciento a partir de 1997.

La temperatura en las colinas de la zona aumentó cuatro grados, asegura la ambientalista Marguerite Gauron, de la Asociación de Protección Ambiental de Portland Point.

Esta asociación intenta reforestar las colinas afectadas por la tala de árboles, practicada para dejar lugar a las plantaciones de café, uno de los cultivos económicamente más viables de la isla.

Este trabajo es similar a la reforestación de las colinas de Camp Perrin, a 220 kilómetros de la capital de Haití. Allí, la mayor comunidad de agricultores fue arruinada por la importación de productos agrícolas de bajo precio.

Cuando cayeron sus ingresos, muchos campesinos de Camp Perrin recurrieron a la producción de carbón vegetal, talando los árboles de la zona. Las montañas perdieron sus bosques, el régimen de lluvias fue alterado y los suelos perdieron fertilidad, indicó la Organización para Rehabilitar el Ambiente de Haití.

Eric Dannenmaier, de la Fundación Canadiense de las Américas (FOCAL), considera al cambio climático la causa de las fuertes lluvias que en 1995 derrumbaron las paredes del estanque de 2,9 millones de metros cuadrados de residuos líquidos de la mina de oro Omai, en Guyana.

La caída de las paredes liberó millones de litros de agua con cianuro al río Esequibo, el mayor de Guyana, matando toda la vida acuática en un tramo de 150 kilómetros.

Dannenmaier también cree que el cambio climático fue la causa del huracán Mitch, que en 1998 mató a 19.000 personas en América Central. Los cambios del clima amenazan la viabilidad de las comunidades y a la economía caribeña, debido a la falta de planificación, aseguró.

Los factores esenciales son el impacto a largo plazo del crecimiento demográfico, el uso de la tierra, la sobre explotación de recursos y las políticas en materia de energía. Otra cuestión clave es el manejo inadecuado del saneamiento y de la disposición de basura industrial.

Las ONG consideran indispensable la transferencia de tecnología para reducir la vulnerabilidad de los pequeños estados insulares ante el cambio climático.

Para muchos países de la región, sin embargo, esto es imposible a menos que las naciones industrializadas aporten la ayuda que prometieron en 1992, en ocasión de la Cumbre de la Tierra. (FIN/IPS/zn/dc-aq-ff/en/01

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