AGRICULTURA: Jornada de lucha mundial campesina

Manifestantes de todos los continentes protestarán este martes, Día Internacional de Lucha Campesina, contra las normas comerciales vigentes y el cultivo de semillas transgénicas, así como para conmemorar una masacre ocurrida en Brasil.

La jornada es promovida por Vía Campesina, movimiento fundado en 1993 que reúne más de 80 organizaciones de pequeños agricultores, trabajadores rurales sin tierra e indígenas de todo el mundo.

El 17 de abril se convirtió en el equivalente campesino del Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Ese día, en 1996, fueron asesinados por la policía 19 participantes en una marcha por la reforma agraria en Eldorado de Carajás, en el norte de Brasil.

Además 69 manifestantes quedaron heridos a tiros. Trece de los muertos fueron ejecutados a golpes de hacha y hoz después de ser maniatados, según el Movimiento de los Sin Tierra (MST), que encabezaba el acto. Todos los responsables siguen impunes.

La masacre causó conmoción nacional e internacional y dominó las deliberaciones de la segunda Conferencia de Vía Campesina, celebrada algunos días después en México, a declarar el 17 de Abril como Día Internacional de Lucha por la Tierra y contra la Represión.

El MST anunció para este martes numerosos actos en todo el país, de protesta contra la impunidad de los crímenes sufridos y la «globalización neoliberal» que impone un modelo agrícola mundial favorable las empresas transnacionales y en desmedro de la producción campesina.

Además reclama una «verdadera reforma agraria», con una distribución más amplia de tierras y créditos agrícolas subsidiados. Están previstas marchas en las capitales de los estados, protestas frente a edificios oficiales y campamentos en plazas públicas.

Pero no se descarta la ocupación de sedes gubernamentales y propiedades rurales no productivos, formas de lucha tradicionales con que el MST trata de impulsar una reforma agraria más amplia y profunda que la ejecutada por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

En países europeos, como Bélgica, España, Francia e Italia, la mayoría de las manifestaciones se dedicarán a la condena de los transgénicos y al apoyo de los campesinos e indígenas de Brasil, Colombia y México, sometidos a dura represión policial.

En Canadá y Estados Unidos, como en otros países, se agrega un asunto regional de actualidad, el Area de Libre Comercio de las Américas, también rechazado por las organizaciones campesinas. Los jefes de gobierno del continente se reunirán para considerar la cuestión del viernes al domingo,en Québec.

Los campesinos se manifestarán también en otros países latinoamericanos, desde República Dominicana, donde hay un encuentro de varias organizaciones, a Uruguay, donde se anunciaron 19 manifestaciones.

En Indonesia las manifestaciones tienen como blanco el Ministerio de Agricultura y la transnacional Monsanto, en protesta contra la política agrícola y el uso de las modificaciones genéticas en favor de monopolios privados.

La batalla de Vía Campesina contra los productos transgénicos procura no solo evitar los riesgos para el ambiente y la salud humana, sino también la monopolización de las semillas, según Joao Pedro Stédile, uno de los coordinadores del MST brasileño.

Las intensas inversiones en biotecnología ponen en manos de media docena de grandes empresas, como Monsanto, Aventis y Novartis, el control del comercio de semillas, lo cual constituye una amenaza a la agricultura de todo el mundo, advirtió el dirigente.

Vía Campesina propone que las semillas sean declaradas patrimonio de la humanidad, accesible a todos, para asegurar a los agricultores el «derecho de producir», dijo el dirigente hondureño Rafael Alegría, uno de los coordinadores de la organización mundial.

Vía Campesina decidió también boicotear las importaciones de productos agrícolas a precios subsidiados durante el Foro Social Mundial, que reunió en enero a representantes de movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, intelectuales y políticos de izquierda en Porto Alegre, sur de Brasil.

La meta no es solo combatir el comercio desleal sino modificar las reglas del comercio agrícola internacional a partir de la «soberanía alimentaria», es decir el derecho de todos los países o pueblos a adoptar de manera autónoma sus propias políticas para asegurar su alimentación.

Los alimentos, productos esenciales para la vida, no pueden ser tratados como mercancías comunes. Su producción debe, en primer lugar, satisfacer las necesidades alimentarias de los países y no a la exportación para pagar una deuda externa ya abonada varias veces, argumentó Vía Campesina.

Solo los excedentes, que no deben ser estimulados para no deprimir los precios, deben ser exportados, a través de acuerdos bilaterales.

Por eso los campesinos rechazan a la Organización Mundial de Comercio y quieren reglas de comercio equitativo, supeditadas a los derechos humanos y a las convenciones internacionales, para ordenar los intercambios de productos agrícolas alimentarios. (FIN/IPS/mo/mj/dv/01

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