La crisis financiera de Turquía, que puso en jaque a los mercados emergentes internacionales, se volvió contra los medios de comunicación, que despidieron a 4.000 trabajadores.
Cientos de periodistas realizan una campaña de protesta contra los despidos comenzados a principios de año, pero su movilización tiene escaso eco en los periódicos y en los informativos de radio y televisión.
«Los periodistas siempre pagan los errores de los propietarios de los medios de comunicación. Llevaremos nuestra queja a Ankara, al presidente Ahmet Necdet Sezer», anunció Nail Gureli, presidente de la Asociación de Periodistas Turcos. Hay 1.000 periodistas entre los trabajadores despedidos, según Gureli.
El presidente del Sindicato de Periodistas de Turquía, Ziya Sonay, cuya organización fue abandonada por muchos trabajadores debido a la presión de lo empresarios, confía en que la crisis contribuya al renacimiento del espíritu de unión en el sector.
«Estamos dispuestos a proveer asistencia legal a nuestros colegas, y todos ellos deben voler al sindicato», dijo Sonay.
Trabajadores despedidos de los medios de comunicación, disconformes con los sindicatos existentes, crearon la llamada Iniciativa Consejo de Periodistas, para llevar adelante su campaña de protesta.
«Una colega me llamó para decirme que iban a suprimir mi columna. Me despidieron y ni siquiera se molestaron en informarme», comentó la periodista Niglun Cerrahoglu, del diario Milliyet.
Cerrahoglu es una columnista elogiada por sus entrevistas de fin de semana con figuras clave del país. Ahora está buscando trabajo.
Lo mismo le sucedió a Turhan Selcuk y a Bedri Koraman, veteranos dibujantes de notoriedad internacional, y a Duygu Asena, líder feminista y exitosa novelista. Los tres se desempeñaban en Milliyet desde hace décadas.
Los empresarios postergaron la comunicación oficial de los despidos, en algunos casos durante meses, y presionaron a los periodistas a firmar acuerdos para recibir pagos a plazos.
«Negar las compensaciones y obligar a los periodistas a firmar esos acuerdos es ilegal», afirmó Gureli, quien calificó de «masacre» la reducción del personal de los medios de comunicación.
Turquía devaluó este año su moneda, la lira, como punto culminante de una crisis económica que había llevado al Fondo Monetario Internacional a organizar en diciembre un paquete de ayuda por 10.000 millones de dólares para asegurar los pagos internacionales del gobierno.
Ragip Duran, de la Universidad Galatasaray, de Estambul, sostiene que hay «motivos políticos» detrás de los despidos.
«Los propietarios de los medios invocan la crisis económica para justificar su decisión, pero muchos de los periodistas cesantes se enfrentaron a la ola de corrupción en Turquía», señaló Duran a IPS.
«Eran conocidas por sus artículos y opiniones contrarias a la corrupción, al poder político y a la burocracia», afirmó Gureli.
Unos pocos conglomerados de empresas que tienen intereses en la banca, el turismo, la salud y aún en el fútbol, controlan gran parte de los medios de comunicación de Turquía, entre los que se cuentan 10 diarios de alcance nacional, 17 canales de televisión privados y gran número de emisoras de radio.
Hay unos pocos periódicos independientes, que tienen escasa circulación.
El grupo Dogan, por ejemplo, controla Horriyet y Milliyet, los dos diarios más importantes, y otro periódico, Radikal, además de las emisoras de televisión CNN Turquía y Kanal D, tiene inversiones en la banca, las finanzas, las comunicaciones, la salud y el petróleo.
Dogan también pretende participar en la privatización del sistema de suministro de energía eléctrica.
Por su parte, el grupo Bilgin, propietario de varios diarios y de canales de televisión, mantiene inversiones en la próspera industria editorial, en servicios de seguridad y en empresas aseguradoras. Bilgin adeuda al gobierno unos 1.000 millones de dólares y ha despedido a 1.000 empleados.
«La fuerza de trabajo en la prensa está desorganizada (y) los empleados tienen salarios muy disímiles. Los principiantes ganan entre 500 y 1.000 dólares al mes, y los más veteranos obtienen entre 5.000 y 10.000 dólares», advirtió el periodista y analista económico Mustafá Sonmez.
«La prensa es como una coraza para estos conglomerados frente los ataques de sus rivales, y una poderosa arma ofensiva», indicó Sonmez a IPS.
«La circulación de diarios (en todo el país) permanece en la cantidad de 1960, entre tres y cuatro millones de ejemplares, en una población que aumentó a 65 millones», explicó Sonmez.
Pero la prensa de Estambul, una ciudad de casi siete millones de habitantes, experimentó un crecimiento sin precedentes en la última década, hasta tener unos 15.000 trabajadores.
Integrantes de la Iniciativa Consejo de Periodistas, con 500 miembros, se entrevistaron la semana pasada en Ankara con el ministro de Trabajo, Yasar Okuyan.
Luego se reunieron en el Parque Abdi Ipekci, de Estambul, que lleva el nombre de un periodista asesinado en 1980 por el terrorista de ultraderecha Mehmet Alí Agca, el mismo que un año después hirió de bala al papa Juan Pablo II en el Vaticano.
Desde allí marcharon hacia la redacción del diario Sabah, convertido en un símbolo de la corrupción para los periodistas.
Celal Baslangic, reportera del diario Radikal, sostuvo que la crisis en la prensa también afecta al público, que tiene derecho a la información. (FIN/IPS/tra-en/nm/mn/rp-ff/cr lb/01