Cuba apuesta por la educación y la prevención para mantenerse entre los países con menor incidencia de sida, mientras sus científicos buscan la vacuna salvadora.
En la actualidad 2.385 personas viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante de la epidemia que sólo el año pasado fue transmitida a cinco millones de seres humanos en todo el mundo.
Directivos del Ministerio de Salud cubano confirmaron este lunes que tres de cada cuatro portadores de VIH son hombres, la mayoría de ellos homosexuales.
Entre los grupos más vulnerables se ubican los jóvenes y los homosexuales.
Aunque sin precisar cifras, el director de Epidemiología del Ministerio de Salud, Manuel Santín Peña, aseguró que el crecimiento del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en este país se mantiene lento.
La incidencia mayor se registra en la parte occidental del país, particularmente en La Habana, informó.
Santín anunció que en 2001 se fortalecerá el trabajo educativo y los métodos de prevención, que incluyen mejorar la distribución de condones, a fin de que no solo se los ubique en las farmacias, sino también en centros turísticos y de recreación.
La educación y la prevención resultan «claves para revertir el ritmo de crecimiento de la epidemia», agregó Santín, entrevistado por la prensa cubana.
«Si por educación consideramos enseñar y preparar para la vida, entonces hay que enseñar a nuestros jóvenes a vivir con la realidad de una epidemia que les puede afectar y que tienen que asumir prácticas de protección para evitar infectarse», recalcó.
La isla dispone de 14 sanatorios para la atención médica de los portadores de VIH y de personas que ya desarrollaron el sida.
Las autoridades esperan disponer a partir de este año de una terapia combinada a base de dos inhibidores de la reversotranscriptasa y un inhibidor de la proteasa.
La industria farmacéutica cubana produce los medicamentos AZT, D4T, DDI y DDC, a los cuales se añadirán en 2001 el sakinavir y el melfinabir.
Del total de seropositivos, 900 reciben tratamiento fuera de los sanatorios y se les apoya para que puedan desenvolverse en la sociedad con normalidad, informó Santín.
El sistema ambulatorio existe desde diciembre de 1993 y se aplica a quienes, previa evaluación médica de sus condiciones de salud, higiénico-ambientales y dietéticas, son considerados aptos para incorporarse a su medio social.
La legislación laboral protege a estas personas mediante una resolución especial vigente desde 1997, lo que no ha impedido casos de discriminación.
«Muchos son aceptados por sus centros de trabajo, pero hay lugares donde los prejuicios no han sido superados y existe una discriminación sutil contra los seropositivos», aceptó a IPS una especialista del Centro de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida.
El gobierno se ofreció internacionalmente para apoyar la lucha contra la epidemia, particularmente en Africa y en el Caribe, regiones de Sur en desarrollo con alta incidencia del sida en personas de entre 15 y 49 años.
A principios de marzo, Cuba manifestó su respaldo a Brasil en su conflicto con compañías trasnacionales farmacéuticas, según las cuales el aliento oficial a la fabricación de medicinas genéricas es violatorio de los acuerdos internacionales sobre patentes.
«Una vez más, la intención de obtener desmedidas ganancias choca con intereses vitales del ser humano y atenta contra su principal derecho: el derecho a la vida», alertó la cancillería cubana luego del anuncio brasileño de medidas contra laboratorios y empresas que se niegan a reducir sus precios.
Científicos cubanos trabajan hace varios años en la búsqueda de una vacuna contra el sida, causante en todo el mundo de la muerte de 21,8 millones de personas, entre ellas cuatro millones de menores de 15 años.
En el proyecto están involucrados investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí y el Laboratorio de Investigaciones del Sida.
Varios países aspiran a ser los primeros en desarrollar una vacuna contra el sida, aunque los expertos calculan que ésta sólo será viable en cinco o 10 años más, momento en que el mundo habrán muerto más de 20 millones más a causa de esta enfermedad. (IPS/FIN/pg/mj/he/01
