NACIONES UNIDAS: Temor a ataque terrorista contra sede de Ginebra

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propone triplicar en el período 2002-2003 el presupuesto de seguridad de sus oficinas de Ginebra, principal sede europea del foro mundial, por temor a un ataque terrorista.

El objetivo es reforzar la seguridad interna, entre otras cosas con áreas de contención de activistas u otras personas que intenten ingresar a las oficinas, y el costo de las medidas propuestas sería unos 2,7 millones de dólares en ese período.

El presupuesto de seguridad de la sede suiza fue 767.800 dólares en 1998-1999, y 749.000 dólares en 1999-2000.

La propuesta debe ser aprobada por la Comisión Administrativa y Presupuestaria del foro mundial, que comenzó a considerarla esta semana.

La ONU afirmó en un informe divulgado en Nueva York que la importancia de la seguridad de sus oficinas en Suiza, ubicadas en el Palacio de las Naciones, se debe más a una cuestión simbólica que a las actividades que se realizan en ellas.

El Palacio de las Naciones «atrae a grupos militantes de todo el continente europea y de otras partes del mundo, algunos de los cuales han demostrado que pueden violar los actuales dispositivos de seguridad», señaló.

Cada año se realizan más de 100 manifestaciones ante ese edificio, por asuntos vinculados o no con el foro mundial, ya que muchos eligen el lugar por su amplitud y su gran visibilidad para los medios de comunicación.

En más de la mitad de esas manifestaciones no se congregan más de 300 personas, pero en algunas han participado unas 6.000, y en ciertas ocasiones los activistas se comportaron en forma violenta e intentaron ingresar por la fuerza al edificio, destacaron los autores del informe.

En tres ocasiones, durante 1997 y 1998, militantes lograron ingresar por algunas horas, y a comienzos de 1999 un grupo llevó a cabo una exitosa incursión nocturna para ocupar la sala de conferencias. Fue preciso negociar durante un día y medio para que se marcharan, recordaron.

Las preocupaciones por la seguridad de la sede ginebrina incluyen el temor a destrucción de equipos vitales, captura de rehenes, ataques terroristas y uso de cartas-bomba u otros artefactos explosivos, explicaron.

El Palacio alberga a 2.100 oficinas del foro mundial, en las cuales trabajan unas 2.500 personas y cuenta con 2.200 lugares de estacionamiento, utilizados cada día por más de 5.000 automóviles.

Se trata de la sede en la cual se desarrollan más actividades de conferencias del sistema de la ONU, y muchas de ellas requieren especiales medidas de seguridad.

Las principales reuniones habituales son las que realizan cada año la Comisión de Derechos Humanos, la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud, así como las sesiones de la Conferencia sobre Desarme y del Consejo Económico y Social.

Según un acuerdo firmado en 1946 por la ONU y Suiza, el foro mundial se hace cargo de la seguridad interna de la sede, y los gobiernos de ese país y del Cantón de Ginebra son responsables de la custodia externa.

El actual dispositivo de seguridad incluye un sistema electrónico de control del ingreso, un circuito cerrado de vigilancia mediante 80 filmadoras de video, y el examen sistemático de los envíos postales recibidos.

El presupuesto propuesto prevé la construcción de un nuevo edificio para recepción de visitantes y control de seguridad, la colocación de puertas más seguras, e instalaciones de contención en varias partes del complejo.

En junio de 1993, la estadounidense Oficina Federal de Investigaciones (FBI) afirmó que había descubierto un plan de ataque con explosivos contra varios edificios de Nueva York, incluyendo a la principal sede del foro mundial.

La ONU adoptó entonces nuevas medidas de seguridad, pero luego las disminuyó por escasez de fondos.

Hace tres años, el foro mundial decidió desmantelar un sistema de seguridad con tecnología avanzada en la sede de Nueva York que le había costado 1,3 millones de dólares, porque comprobó que importantes fallas lo hacían poco confiable.

El sistema tenía un año de garantía, pero ese tiempo transcurrió sin que se verificara en forma completa su funcionamiento.

La asignación de responsabilidades en ese proyecto había sido tan difusa que la la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de la ONU (OIOS) fue incapaz de establecer cuáles de los funcionarios o departamentos del foro mundial eran culpables del fracaso.

La OIOS informó tras su investigación del caso que el proyecto fue chapucero y estuvo plagado de evidentes irregularidades desde el comienzo. (FIN/IPS/trad-eng/td/da/ego/ip/01)

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