Los jefes zapatistas comenzaron hoy a preparar el regreso al meridional estado de Chiapas desde la ciudad de México, con el sentimiento del deber cumplido y dueños de un capital político que augura el surgimiento de una nueva fuerza social indígena.
Mientras, en todos los sectores de México continuaba el balance de resultados de la inédita caravana de 24 jefes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que hace dos semanas llegó a la capital tras un recorrido por 12 estados del país.
Los rebeldes comenzaron a preparar en la madrugada de este jueves sus maletas para volver a las selváticas montañas del sureste mexicano. Aún no se decidió la fecha de regreso.
«Nos vamos, ya podemos regresar», anunció con la voz entrecortada el subcomandante Marcos, líder del EZLN, luego de que sus comandantes indígenas tomaron la palabra en nombre de los pueblos autóctonos de México en el Palacio Legislativo.
La presencia del mando rebelde en la máxima tribuna legislativa coronó el miércoles el periplo realizado para presionar por el reconocimiento de rango constitucional a los derechos de los indígenas mexicanos.
Después de siete años de conflicto y cuatro sin negociaciones entre la guerrilla zapatista y el gobierno, la ruta hacia la paz quedó abierta en un proceso que festejan políticos y analistas, comenzando por el presidente del país, Vicente Fox.
En el mensaje central del EZLN en la Cámara de Diputados, la comandante Esther admitió que hay señales para la paz desde el Poder Ejecutivo, y dispuso la designación de Fernando Yáñez, guerrillero preso en 1995 y luego liberado, como correo oficial de la organización rebelde.
Yáñez, también conocido como comandante Germán, reconoció este jueves que existe «voluntad política» por parte del gobierno, y que eso permite vislumbrar la firma de un acuerdo de paz en Chiapas.
El portavoz había asistido antes de esas declaraciones a su primera entrevista con miembros de la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso legislativo y con el coordinador presidencial para la Alianza Ciudadana, Rodolfo Elizondo.
Yáñez se había reunido ya con el comisionado para la paz del gobierno, Luis Alvarez, con la intención de definir mecanismos de verificación del repliegue del ejército de siete posiciones en Chiapas, señaló el primer comunicado conjunto.
Las partes no acordaron fecha para una próxima reunión, pero convinieron mantener comunicación permanente para avanzar en dos puntos pendientes: la liberación de todos los presos zapatistas y la aprobación de la Ley de Derechos y Cultura Indígena.
El mando insurgente ordenó a sus fuerzas no avanzar sobre los estratégico cuarteles de Guadalupe Tepeyac, Río Euseba y La Garrucha, cuya desmilitarización fue dispuesta por Fox en los últimos días. El comisionado Alvarez se trasladó a Chiapas este jueves.
El compromiso del EZLN a dejar de lado la opción militar y a reanudar el diálogo con el gobierno constituyen señales claras de que «se han dado las condiciones para que (se) inicie el proceso de negociación», destacó el analista Alfonso Zárate.
Aunque el camino abierto parece sin retorno, aún falta un trecho por andar y puede vaticinarse que «estará lleno de tropiezos», apuntó Zárate en referencia a la discusión del proyecto de ley indígena.
La autodeterminación política, económica cultural de los pueblos constituye el punto de mayor controversia de la iniciativa, basada sobre los Acuerdos de San Andrés alcanzados en 1996 por la guerrilla y la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso.
Esther y los restantes comandantes que hicieron uso de la palabra en el Palacio Legislativo negaron que el proyecto pueda imponer una división del país o permitirle a los indígenas adueñarse de los vastos recursos energéticos del país.
Pero también preguntaron cómo es posible que se extraigan de sus tierras ancestrales petróleo, electricidad y maderas, mientras los pueblos indígenas carecen de caminos pavimentados y de servicios básicos como luz y agua potable.
La eventual aprobación de la propuesta apenas permitiría el inicio de una discusión hacia otros acuerdos fundamentales, sostuvo Zárate.
Cumplidas las tres condiciones del EZLN, las partes se sentarían a discutir asuntos como democracia, desigualdad social y pobreza, así como los derechos de las mujeres indígenas.
A su paso hacia la ciudad de México, el EZLN logró aglutinar la simpatía de una amplia gama de agrupaciones sociales
El movimiento armado que vio la luz el 1 de enero de 1994, lucha ahora por convertirse en un interlocutor políticamente vigoroso, opinó el senador Demetrio Sodi, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrático, impulsor de la moción que permitió la visita de los zapatistas al Palacio Legislativo.
En estos siete años, se crearon en el país las condiciones para el surgimiento de una fuerza social de indígenas y marginados, afirmó el legislador.
La movilización social sin precedente del EZLN activó la formación de una sociedad más atenta, que en el futuro pueda reivindicar el cumplimiento de los posibles acuerdos, señaló Sodi. (FIN/IPS/pf/mj/ip/01
