Organizaciones indígenas de México que respaldan a la guerrilla zapatista amenazaron con un levantamiento si no se reconocen sus derechos, pero otros grupos no aprueban esa estrategia o no participan de esa lucha.
Ees el momento de terminar con la exclusión de los 10 millones de indígenas de México y con el racismo, señalaron el fin de semana en el central estado de Michoacán los asistentes al III Congreso Nacional Indígena, entre los que se contaron 24 jefes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Habrá un levantamiento pacífico nacional si los «poderosos» no reconocen la autonomía de las etnias nativas y otros derechos, según el documento final de la reunión de Michoacán, a la que concurrieron 3.383 delegados de 40 de las 62 etnias del país, todas simpatizantes del EZLN, una organización guerrillera de mayoría indígena del meridional estado de Chiapas.
Más de 44 por ciento de los indígenas de México son analfabetos, un millón sólo hablan lenguas nativas y 95 por ciento sobreviven con un ingreso promedio de un dólar por día y su marginación ha sido plenamente reconocida por el gobierno. Además, 58 por ciento de las niñas y niños que pertenecen a esas comunidades están desnutridos.
Los observadores e invitados al Congreso, entre los que se contaban 255 extranjeros, fueron más del doble que los delegados, y llegaron a la reunión imantados por los jefes de la guerrilla, pero especialmente por el subcomandante Marcos, un mestizo que atrae los reflectores desde 1994, cuando el EZLN libró una guerra de 12 días.
Los jefes de la guerrilla, entre ellos Marcos, iniciaron el 25 de febrero en Chiapas una marcha hacia la capital, donde llegarán el próximo domingo, para aglutinar fuerzas y pedir al Congreso legislativo la aprobación de una ley sobre derechos y cultura indígena que tiene el aval del presidente Vicente Fox.
La postura del Congreso Nacional Indígena «es particular» y no representa a todos, pues «muchos creemos que es más que nada un foro de solidaridad con el EZLN», dijo Julio Atenco, portavoz de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica.
Hay varias organizaciones indígenas en México, pero la mayoría no pertenecen a ninguna. La guerrilla zapatista es la que atrae la mayor atención. Su presencia logró que el mundo viera a los indígenas pobres de este país, sostiene el historiador Enrique Krauze.
El EZLN no representa a todos, aunque en Chiapas viven 40 por ciento de los nativos mexicanos, y su lucha parece concentrarse «en el discurso», dijo el senador Francisco Fraile, del Partido Acción Nacional (PAN), al que también pertenece Fox.
«Prevalece la pelea por quién roba cámara y habla más bonito», afirmó Fraile, miembro de la Comisión de Asuntos Indígenas del Senado.
Fox, el primer mandatario en 71 años ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI), asegura que respalda las demandas de la guerrilla sobre derechos indígenas, aunque el EZLN cree que se trata sólo de hipocresía.
El presidente apadrina en el Congreso el proyecto de ley sobre derechos y cultura indígena, preparado en 1996 por una comisión de legisladores con base a los llamados Acuerdos de San Andrés, firmados entre el EZLN y el gobierno de Ernesto Zedillo (1994- 2000).
Zedillo consideró que el proyecto otorgaba excesivos derechos y autonomía a las etnias nativas y no lo apoyó. Pero Fox lo cree adecuado y que sólo recoge instrumentos jurídicos ya reconocidos mundialmente, como el protocolo 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
El EZLN desea contribuir al desarrollo del país y demuestra su interés por las etnias al apoyar la ley indígena, declaró Fox.
Los delegados al Congreso Nacional Indígena indicaron que creen en la palabra de la guerrilla zapatista y que desconfían de Fox. Para ellos, el presidente quiere firmar la paz con el EZLN, pero sin atender los principales problemas de las etnias nativas.
El gobierno pretende establecer contacto con el EZLN para reanudar las negociaciones de paz, suspendidos en 1996. Pero la guerrilla se niega a dialogar con portavoces oficiales hasta la aprobación de la ley sobre derechos indígenas, el retiro de nuevos contingentes militares de Chiapas y la liberación de todos sus simpatizantes presos.
El Poder Ejecutivo replegó a cuatro de los siete destacamentos cuyo retiro pide la guerrilla, afirma haber apoyado la liberación de la más de 50 presos zapatistas y envió el proyecto de ley indígena al Congreso, pero advierte que su aprobación depende de los diputados.
Marcos sostiene que lo hecho es insuficiente y, lejos de otorgar valor a las decisiones de Fox, emplea un lenguaje agresivo contra el mandatario que, en respuesta, reitera que apoya las reivindicaciones de los zapatistas.
El líder zapatista, que reclamaba democracia y alternancia de partidos en el poder cuando aún gobernaba el PRI, no ha reconocido en sus discursos como hecho positivo la victoria del PAN en las elecciones del año pasado, que fueron las más limpias de la historia de México, a juicio de los observadores internacionales.
El futuro del diálogo de paz es incierto, advierten los analistas, pues el proyecto de ley indígena recibió objeciones en el Congreso y varios diputados de PRI y del PAN niegan al EZLN la representación de todas las etnias nativas.
Marcos habla de democracia, «pero amenaza con imponer por la fuerza y con levantamientos la aprobación de una ley. No hay congruencia en este señor», dijo el diputado Felipe Calderón, del PAN. (FIN/IPS/dc/ff/pr/01
