/Integración y Desarrollo/ EL SALVADOR-INDIA: Construir, no reconstruir

En India y El Salvador hay que construir y no sólo reconstruir los destrozos causados por los terremotos de enero y febrero, según los obispos Ivan Joseph y Gregorio Rosa Chávez, de la organización no gubernamental católica Cáritas.

Joseph, director de Cáritas India, y Rosa Chávez, vicepresidente de la filial de América Central y el Caribe, ofrecieron el martes una conferencia de prensa conjunta en la sede internacional de la organización en Madrid.

Ambos son los responsables de la ejecución de los programas de ayuda que Cáritas puso en marcha en esos países para afrontar los daños causados por los terremotos.

El sismo en el estado indio de Gujarat, el 26 de enero, dejó 20.000 muertos y 16 millones de damnificados. En El Salvador, dos terremotos, el 13 de enero y el 13 de febrero, terminaron con 1.200 muertos y más de un millón de damnificados.

Joseph señaló que una vez concluidas las tareas de remoción de escombro en Gujarat se comprobó que los daños fueron mucho más serios que lo que pudieron transmitir los medios de comunicación en un principio.

Por lo menos un centenar de poblados de ese estado indio quedaron prácticamente destruidas, y en cuatro de ellos no se mantiene ningún edificio en pie.

El religioso atribuyó la vulnerabilidad de la población india a la estructura social y económica del país, pues, recordó, entre los 1.000 millones de habitantes existen de 300 a 400 millones de personas por debajo del umbral de pobreza extrema.

Esto explica también que India sufra el éxodo de los técnicos y científicos mejor preparados.

Joseph señaló, así mismo, que en ese país la construcción de edificios se realiza al margen de cualquier control de las autoridades, tanto en lo que refiere a los materiales utilizados como a las condiciones de seguridad antisísmica.

Eso explica la gravedad del desastre causado por el último terremoto.

Cáritas destinará más de seis millones de dólares a la reconstrucción de 2.930 viviendas en Gujarat, proyecto al que el gobierno indio aportará dos millones de dólares. El dinero aportado por la organización católica procede de sus colectas entre donantes particulares.

Esta organización también colabora con El Salvador, aportando casi 26 millones de dólares para levantar 8.000 viviendas, capacitar técnicamente a unos 8.000 jefes de familia, formar a un millar de agentes de salud preventiva y preparar a 800 líderes comunitarios como agentes de organización social.

También en este caso, el dinero que aporta Cáritas procede de donaciones particulares, no de fondos gubernamentales.

El obispo Rosa Chávez dijo que «no se trata de reconstruir, sino de construir un nuevo país que sea noticia porque la gente tiene vida y no porque es escenario de catástrofe, destrucción y muerte».

El plan de Cáritas en El Salvador es calificado por este obispo como «un proyecto de verdadera vida, que nos permita hacer posible un nuevo país donde los pobres tengan esperanza».

El religioso consideró muy difícil lograr ese objetivo, porque los dos últimos terremotos dejaron sin casa a la cuarta parte de la población salvadoreña.

La reconstrucción de las viviendas debe servir «para rehacer la vida, sobre todo el mundo de los más pobres, y hacer que la comunidad se vuelva protagonista y se convierta en interlocutora real del poder local», dijo.

Con ese fin consideró indispensable que la cooperación internacional y los esfuerzos nacionales sirvan para desarrollar «un programa de vivienda digna y segura, el fortalecimiento de la producción alimentaria, un plan de generación de empleo y de apoyo a la microempresa».

Así mismo, que comprenda «una ley de prevención y mitigación de desastres que incluya el ordenamiento territorial, la conformación de un fondo para la disminución de vulnerabilidades ambientales y sociales y programas estratégicos integrales de atención en los sectores de salud y educación».

Rosa Paz no disimuló su temore de que el actual modelo neoliberal imperante en El Salvador, un país acosado por una abultada deuda externa, logre imponer sus reglas «y acaben sufriendo, como siempre, los sectores sociales en temas tan importantes como educación, salud, vivienda y educación».

Al cabo de la rueda de prensa, el obispo pidió a los medios de comunicación que respeten la ética informativa y que asuman un compromiso con los pobres, quienes tienen derecho a expresarse.

«Los poderes del Primer Mundo tienen contraída una deuda con el conjunto de Centroamérica, una región que ha puesto siempre los muertos, la sangre y el dolor en unas luchas inducidas por otros», concluyó. (FIN/IPS/af/mj/dv/01

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