GANADERIA-GRAN BRETAÑA: Vacunación es única vía contra la aftosa

La matanza de ganado para combatir la fiebre aftosa en Gran Bretaña no detiene la epizootia y el gobierno debe revisar su decisión de no aplicar vacunas, que está basada en intereses comerciales de corto plazo, advirtieron científicos.

Por otra parte, a un mes de aparecido el primer brote de fiebre aftosa en Gran Bretaña, este jueves se confirmaron los primeros casos en Irlanda, que se convierte así en el cuarto país europeo que sufre la epidemia, tras Francia y Holanda.

En Italia, cerca de Pisa, varios rebaños de cabras fueron puestos en cuarentena ante la sospecha de infección. El foco en Irlanda se confirmó por los análisis realizados a un rebaño de ovejas, muy cerca de la frontera con Irlanda del Norte.

El miércoles se sacrificaron 138 animales y este jueves continuaba la matanza de todo el ganado que se encuentre en un área de cinco kilómetros.

Las políticas instrumentadas por el gobierno británico llevaron a reducir el número de mataderos rurales de 1.400 a 400 en los últimos diez años.

El resultado fue la superpoblación de ganado y, ante la necesidad de sacrificar a los animales enfermos, éstos deben desplazarse largas distancias para llegar a los mataderos. Ambos aspectos condujeron a la rápida propagación del virus de la aftosa.

El gobierno se niega a iniciar una campaña de vacunación, el camino recomendado por un grupo de destacados científicos. Según esta postura, la política de sacrificios masivos de animales solamente conducirá a diseminar aún más el virus.

La vacunación, según los científicos, fue descartada por consideraciones comerciales de corto plazo.

Por su parte, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca (MAFF, según sus siglas en inglés) continuará con su programa de matanzas masivas pues «hemos determinado que es la mejor manera de manejar la situación», sostuvo un vocero oficial a IPS.

Londres procura mantener a toda costa su condición de país libre de aftosa sin vacunación, estado que podría recuperar luego de tres meses sin nuevos casos registrados. El funcionario agregó que la propagación del mal «no es atribuible a situaciones creadas por la acción humana».

Esta opinión difiere, sin embargo, con el punto de vista del primer ministro Tony Blair y sus asesores.

En el futuro «debemos sentarnos a dialogar con la industria y resolver las bases sobre las cuales establecer una ganadería sustentable a largo plazo», afirmó Blair en un encuentro científico y político celebrado para discutir la situación.

Blair se refirió a la necesidad de debatir cuestiones como la ganadería intensiva y los métodos de comercialización.

Por su parte, el director de la compañía Northern Foods y asesor del primer ministro, Lord Haskins, sostuvo que «las prácticas que parecen haber fracasado están referidas a los métodos ganaderos tradicionales y a la alimentación».

Sin embargo, las nuevas normas gubernamentales promueven la instalación de grandes mataderos funcionando bajo un control centralizado.

«Es imposible exagerar el daño que esas normas delirantes están provocando a los mataderos rurales, y es difícil exagerar los efectos que el cierre de mataderos locales causa a la ganadería, a la economía rural y a la calidad de las carnes», dijo Owen Paterson, legislador del Partido Conservador.

Varios parlamentarios hacen campaña contra las condiciones de la producción ganadera en este país, que actualmente son peores que hace cien años.

En el establecimiento de Northumberland, al norte del país, donde se originó el primer brote de aftosa, los inspectores habían recibido informes sobre la presencia de esqueletos de cerdos en descomposición junto a los animales vivos, y de trozos de carne podrida tirados alrededor de la granja.

Dicho establecimiento era un centro de engorde de animales, cuyo propósito final era obtener más carne por cerdo, y lograr así mayores ganancias.

El concejo de Northumberland envió un equipo de inspección luego de recibir una denuncia y los inspectores encontraron el lugar en pésimas condiciones de higiene.

Los propietarios fueron amonestados para que mejoraran las instalaciones, pero aparentemente la infección estaba aún en estado de incubación. Una segunda inspección encontró algunas mejoras, pero las condiciones seguían siendo insatisfactorias.

«No solamente existen esas situaciones aberrantes producidas por la codicia, sino que se traslada los animales infectados a mataderos distantes cientos de kilómetros, y entonces la epidemia se propaga hacia todas partes», dijo a IPS Paul Winfred, de la Soil Association.

Pese a la epidemia diseminada por Gran Bretaña y Europa, el MAFF continúa negándose a vacunar el ganado para impedir una mayor proliferación del virus.

Por otra parte, el informe del Centro de Investigación Agrícola Elm, la principal organización del mundo dedicada a la investigación en ganadería orgánica, sostiene que la política de matanzas masivas de animales conducirá a una mayor propagación de la enfermedad.

«Esta infección es demasiado virulenta en las condiciones británicas. Las zonas de alta densidad de ganado no permiten el control de la política de matanza, sobre todo cuando las autoridades son incapaces de sacrificar animales en menos de dos días», dijo el investigador del informe.

El científico, que prefirió mantener su anonimato, señaló que «los plazos de tres o cuatro días entre la sospecha de infección y la muerte de los animales son demasido largos como para evitar la propagación del virus más allá de tres o cinco kilómetros y la implantación de la infección en nuevas áreas».

El informe concluye que «por lo tanto, la matanza masiva en Gran Bretaña —si bien se inició tempranamente y abarcando a todo el ganado vacuno y porcino de las zonas afectadas— no sería suficiente en zona alguna para prevenir la infección en vacas y ovejas en un radio mayor a los tres kilómetros».

El estudio afirma también que «la vacunación de emergencia es una forma probada de control de la fiebre aftosa en Europa y hay existencias importantes de dosis para organizar una respuesta efectiva basada en la vacuna, que fueron financiadas por el MAFF y por la Unión Europea al menos en los últimos 15 años».

El informe recomienda la vacunación, incluso si es necesaria una última matanza, y a pesar del daño temporario a las exportaciones de ganado, estimado en 600 millones de dólares por año.

El estudio afirma que «en cinco días se podría alcanzar casi 100 por ciento de la vacunación y en 10 días, completar prácticamente la inmunización. Una reducción de los casos a cero puede esperarse en un período de tres semanas».

Los ganaderos británicos solían vacunar a sus animales, pero abandonaron la práctica para impulsar el valor competitivo del ganado británico. El gobierno se negó a considerar la vacuna como una opción. (FIN/IPS/tra-en/ss/mn/dc/aq/if/01

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