ESTADOS UNIDOS: Bush presionado para negociar con Corea del Norte

Estados Unidos debe apoyar las gestiones de reconciliación entre Corea del Sur y Corea del Norte, reclamaron al gobierno de George W. Bush personalidades relacionadas con la política exterior preocupadas por la desconfianza del nuevo presidente hacia Pyongyang.

En una carta divulgada este lunes en Washington, 30 expertos de la influyente institución no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) pidieron a Bush que «apoye plenamente» las gestiones del presidente sudcoreano Kim Dae Jung y que no intente modificar por su cuenta un acuerdo nuclear firmado en 1994 con Corea del Norte.

Washington no debe exigir que el Norte reduzca sus fuerzas militares convencionales ni que mejore el respeto por los derechos humanos para apoyar la política de reconciliación de Kim, agregó la carta.

Kim, cuya apertura hacia Pyongyang le valió el premio Nobel de la Paz en 2000, sufrió un revés cuando Bush rechazó su solicitud para que se reanudaran las negociaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, durante su visita a Washington este mes.

«La actitud de cooperación y reconciliación de Kim Dae Jung es la forma apropiada de comenzar el proceso y es claramente acorde con los intereses estadounidenses», señalaron los signatarios, entre ellos varios derechistas del oficialista Partido Republicano como el ex embajador ante Corea del Sur, James Lilley, y el asesor presidencial sobre Asia, Douglass Paal.

El desaire de Bush hacia Kim y otros pasos dados por Washington que parecen anunciar roces entre Washington y otras capitales causaron preocupación tanto en Estados Unidos como en el exterior.

En las últimas dos semanas, Washington rechazó el Protocolo de Kioto -un acuerdo entre los países industrializados para reducir la emisión de gases invernadero-, ordenó la expulsión de 50 diplomáticos rusos en represalia por un espía en el FBI y advirtió que la política hacia China, Corea del Norte e Iraq será mucho más dura de lo que era en el gobierno de Bill Clinton.

También dejó en clara su intención de instalar un sistema nacional antimisilístico, aunque los servicios secretos de este país advirtieron que podría desencadenar una carrera armamentista con China y Rusia que se extendería al sur de Asia, Europa y Medio Oriente.

Por otra parte, Bush mostró cierta indiferencia por el creciente conflicto en Macedonia que, según analistas, podría causar una nueva guerra en los Balcanes, y por la violencia entre palestinos e israelíes.

La Unión Europea (UE) sorprendió a Washington este fin de semana al anunciar que su titular actual, el primer ministro de Suecia, Goran Persson, viajará a Corea del Norte y del Sur para ayudar a mediar entre Pyongyang y Washington, en ausencia de protagonismo de Bush.

La mayoría de los países de la UE ampliaron sus relaciones diplomáticas con Corea del Norte en el último año, en apoyo de la política de apertura de Kim.

«Es claro que Estados Unidos quiere adoptar un enfoque más duro hacia Corea del Norte. Eso significa que Europa debe intervenir para ayudar a reducir la tensión entre las dos Corea, en gran medida porque el mundo exterior está preocupado por los misiles norcoreanos», declaró la canciller sueca Anna Lindh.

Algunos analistas insisten en que los pasos dados por Bush hasta la fecha en materia de política exterior deben ser vistos como parte del proceso normal de adaptación cuando un partido opositor asume el poder y antes de haber ocupado los principales cargos.

«Los republicanos siempre exageran para conformar a sus bases ideológicas. Bush lo ha hecho y creo que ahora deberá retornar al centro», opinó Robert Manning, especialista en Asia del CFR y uno de los signatarios de la carta.

La carta señala que la propuesta hecha por Corea del Norte al gobierno de Clinton para eliminar su programa de misiles de largo alcance «no tiene precedentes» y que esa debería ser la base para negociar un acuerdo que conforme a Washington.

El llamado Acuerdo Marco, firmado entre Washington y Pyongyang en 1994 y por el cual el Norte abandonaría su programa nuclear a cambio de la construcción de dos reactores nucleares por parte de Corea del Sur y Japón, deberá ser revisado pero no alterado sin el consentimiento del Norte, destacó.

Durante la visita de Kim, Bush sugirió que Corea del Norte no estaba cumpliendo el Acuerdo Marco, aunque altos funcionarios luego admitieron que no tenían pruebas de dicho incumplimiento.

El gobierno también indicó que pretende que el Norte reduzca sus fuerzas militares convencionales a lo largo de la zona desmilitarizada que la separa del Sur como condición para reanudar las negociaciones. Corea del Sur cuenta con unos 37.000 soldados estadounidenses en su territorio.

El desaire de Bush restó fuerzas a Kim tanto en su país como con el Norte, cuyo discurso oficial tomó un tono agresivo desde la visita de Kim a Washington, sostiene Alan Romberg, especialista en el nordeste asiático del Henry L. Stimson Centre, un centro de investigación sobre desarme.

También debilitó la posición del secretario de Estado (canciller) Colin Powell, quien el día anterior a la reunión entre Kim y Bush dijo que pretendía retomar las relaciones con Corea del Norte en el punto en que las había dejado Clinton.

Algunos creen que Powell finalmente se saldrá con la suya, posiblemente con la ayuda de la UE y del CFR. «El escepticismo de Bush es legítimo, pero no es una política de Estado. Es una actitud. Le llevará algo de tiempo acostumbrarse al mundo actual», aseguró Manning. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/01

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