Una enfrentamiento civil en el País Vasco español impulsado por el grupo terrorista ETA y sus simpatizantes es un peligro real, afirmaron dirigentes socialistas y nacionalistas moderados.
El dirigente nacionalista moderado Juan María Atutxa, presidente del parlamento autónomo vasco, dijo este jueves que ese riesgo es real y que evitarlo está en manos de los políticos.
Atutxa, consejero (ministro) del Interior del gobierno vasco entre 1996 y 2000, coincidió así con los líderes de la principal fuerza de oposición, el Partido Socialista Obrero Español, quienes consideran que «se está al borde de una confrontación civil».
Ninguno de ellos define «confrontación» como guerra civil, pues ETA carece de una estructura u organización de carácter militar ni ha realizado acciones de esa naturaleza.
Este grupo perpetra sus atentados sin enfrentarse con fuerzas de seguridad o militares, pues suele detonar explosivos con mando a distancia o asesinar a balazos por la espalda a civiles desarmados.
El último de estos atentados fue cometido el martes. Se trató del asesinato de Froilán Elespe, concejal socialista del municipio vasco de Lasarte. Un desconocido que huyó de inmediato le disparó a Elespe dos balazos en la cabeza cuando se hallaba en un bar próximo a su domicilio tomando un aperitivo.
Una manifestación de repudio que reunió a casi la totalidad de los habitantes de Lasarte, donde los socialistas gobiernan con mayoría absoluta, llevó al frente un cartel que decía «ETA no, cómplices tampoco».
Todos los partidos democráticos consideraron que ese asesinato hubiera sido imposible sin alguien que desde el mismo pueblo estudiase los horarios y movimientos del asesinado.
«Si me estáis escuchando los que informasteis de su camino, sabed que siempre nos tendréis enfrente», dijo, tras el funeral, la alcaldesa de esa localidad, Ana Urchueguía.
Dos ediles (concejales) de la coalición proetarra Euskal Herritarrok (EH) guardaron silencio y se abstuvieron cuando los representantes de todos los demás partidos, incluido el moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), aprobaron una declaración de repudio al atentado.
Pero el presidente del PNV en la provincia de Guipúzcoa, a la que pertenece Lasarte, criticó el lema «ETA no, cómplices tampoco», por considerar que afecta a la unidad que hubo en manifestaciones anteriores y porque, a su entender, no queda claro a quienes acusaba de cómplices.
En Lasarte viven personas «que han informado al comando que tenía que asesinar a nuestro compañero», contestó Urchueguía, y agregó: «Probablemente será alguien a quien conocemos y con quien hablamos a diario y que es tan culpable como el que disparó».
Cuando llegó el turno para que los dos representantes de EH para hacer uso de la palabra, el público y los demás concejales les recriminaron a gritos, impidiéndoles hablar. Urchueguía intervino para que se los permitiese hacerlo.
La alcaldesa gritó entonces, en una imagen repetida por todos los canales de televisión de España, que se les debía permitier hablar para que se dieran cuenta de que la lucha de los demócratas es para que todos puedan expresarse.
Otro concejal socialista, Carlos García Velasco, aseguró que ETA y sus cómplices no lograrán que deje la política. Pero agregó: «Mi mujer está con depresión y con un ataque de nervios. Esta situación es de locos, es como si fueras a la guerra, que sales al frente y no sabes si vas a volver a casa».
El obispo de San Sebastián, capital de Guipúzcoa, Juan María Uriarte, tras oficiar el funeral se preguntó en la homilía «por cuánto tiempo va a resistir este pueblo a la tentación de una temible fractura social».
En las calles de Lasarte aparecieron pintadas en las paredes con una diana (cartel de tiro al blanco) en cuyo centro está escrito «Otegui», en alusión a Arnaldo Otegui, el ex etarra que actúa como portavoz de EH. (FIN/IPS/td/mj/ip/01