ECONOMIA-JAPON: Situación insostenible del sistema bancario

Japón, la segunda economía del mundo, sufrirá un desastre financiero con graves repercusiones internacionales si el gobierno de ese país no actúa con mano firme en la actual crisis bancaria, según un grupo de expertos con sede en Washington.

El Instituto de Economía Internacional (IIE, por su sigla en inglés), favorable a la globalización de la economía, planteó esa advertencia en un informe sobre Japón titulado «Acción decisiva o pánico financiero».

«Tokio ha aplicado reformas graduales y parciales en el sistema bancario, pero en general los políticos se resisten a tomar el toro por las astas», afirmó Adam Posen, integrante del IIE y autor del informe.

La situación económica japonesa se caracteriza por crecimiento de uno por ciento anual desde 1992, inestabilidad de los mercados bursátiles, una moneda sobrevaluada que frena las exportaciones y un sistema bancario agobiado por préstamos incobrables desde la crisis financiera de hace una década, pero que no los ha reconocido como pérdidas para no precipitar quiebras.

Las cosas empeoraron este mes, cuando una oleada de pánico entre los inversores causó el descenso de los valores bursátiles a niveles sin antecedentes en los últimos 16 años.

El ministro de Economía, Kiichi Miyazawa, no ayudó mucho al anunciar que las finanzas del gobierno estaban «muy cerca del colapso».

Posen afirmó que el pánico de los mercados fue una señal de que las reformas parciales del sistema bancario han llevado a la economía a una situación sin retorno, que exige ajustar la contabilidad de los bancos mediante el reconocimiento inmediato y total de los préstamos incobrables como pérdidas.

«Si ese ajuste no se ha llevado a cabo cuando los bancos japoneses deban presentar a fines de septiembre sus resultados financieros de mitad de año, según los nuevos estándares contables, el dinero se irá del sistema financiero, o incluso del país», aseguró.

En los últimos años los bancos extendieron los plazos de pago de los préstamos incobrables en vez de reconocerlos como pérdidas. El valor de esos préstamos es en la actualidad unos 82.000 billones de yenes, es decir 16 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco de Japón.

Esta suma supera el total de capital en manos del sistema bancario japonés, que asciende a unos 60.000 billones de yenes.

«En términos económicos estrictos, la Agencia de Servicios Financieros de Japón (FSA, por sus sigla en inglés), debería imponer el cierre o fusión de la mitad de los bancos del país», señaló Posen en su informe.

«Razones políticas impedirán que eso suceda, pero la FSA debe por lo menos informar al público que el sector bancario necesita reducirse», apuntó.

Una cadena de quiebras tendría graves efectos en Asia, ya que los bancos japoneses tienen fuerte presencia en la región.

El Banco de Japón anunció que reducirá a a cero las tasas de interés hasta que se produzca una reactivación de la economía, para desalentar el ahorro, estimular el consumo y superar el grave problema de la deflación.

La deflación es una caída generalizada del precio de bienes y servicios, no debida a la disminución de costos de producción, que causa la contracción del PIB en términos monetarios y hace que la población posponga gastos, porque espera que el valor de su dinero siga en aumento.

Japón es el primer país industrializado que sufre deflación real desde 1930.

En los últimos dos años los precios de bienes y servicios han caído uno por ciento anual. El precio de la tierra ha caído durante 10 años consecutivos, y su reducción el año pasado fue cinco por ciento.

Además, la enorme deuda pública equivalía a 60 por ciento del PIB hace 10 años, y equivale en la actualidad a 120 por ciento del PIB, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que reúne a países industrializados.

El gobierno permanece anclado en el conservadurismo, pese al reclamo de reformas de apertura económica que desmantelen el tradicional proteccionismo del país, desregulen la actividad de las industrias y atraigan más inversión extranjera, comentó el experto en asuntos económicos japonés Akio Mikuni.

Los políticos conservadores quieren que el Banco de Japón emita y ponga en circulación más dinero para crear inflación y reducir en forma drástica el valor de los préstamos incobrables, indicó.

La cercanía de las elecciones hace que los intereses políticos se impongan a la racionalidad económica, añadió.

Gobernantes y políticos poseen baja credibilidad porque suelen cambiar de opinión o contradecirse, y muchos piensan que eso contribuye a agravar los problemas económicos.

El primer ministro Yoshiro Mori prometió la semana pasada reformar el sistema bancario en seis meses, durante una visita a Washington, pero el secretario en jefe del gabinete de ministros, Yasuo Fukuda, afirmó de inmediato que en realidad Mori había querido referirse a un plan para aliviar la deuda pública.

El IIE afirmó que un período de recesión en Japón afectará el crcimiento de los países vecinos, por la reducción de las importaciones japonesas y de la inversión directa en el extranjero por parte de Tokio, además de postergar aún más el inicio de una nueva ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio.

Desde el punto de vista técnico, la recesión se instala cuando el PIB decrece durante dos trimestres consecutivos.

Además, la depreciación del yen arrastraría a monedas de mercados emergentes de Asia, y disminuiría su capacidad de pagar deuda externa, apuntó Posen en el informe.

Por otra parte, Japón es el segundo país donante del mundo, y su declinación económica tendría un efecto negativo en el proceso de condonación de deuda de países pobres, así como en el proceso de reforma de las instituciones financieras internacionales.

La preocupación estadounidense por los problemas económicos japoneses ha aumentado en los últimos meses, porque esos problemas coexisten con el descenso del ritmo de crecimiento del PBI en Estados Unidos y el riesgo de recesión en ese país.

La recesión simultánea de las dos economías responsables de 46 por ciento del PIB mundial puede tener graves consecuencias, en especial sobre Asia.

El Banco Asiático de Desarrollo prevé que el PIB de la región crecerá este año sólo cinco por ciento, tras crecer siete por ciento en 2000, y se teme que Asia no logre crecer ni siquiera cinco por ciento si Estados Unidos y Japón ingresan en períodos de recesión.

Ambos países compran 32 por ciento de las exportaciones de Corea, 36 por ciento de las de Tailandia, 38 por ciento de las de China y 43 por ciento de las de Filipinas.

«La economía de Europa aún crece, pero no absorbe una proporción importante de las exportaciones mundiales ni puede ser el motor del crecimiento global, como lo fue Estados Unidos en los últimos diez años», opinó el economista Martin Mayer, de la Institución Brookings, una organización privada estadounidense de estudio de políticas gubernamentales. (FIN/IPS/tra- en/gm/da/dc/if/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe