Susana, Yolanda, Esther y Fidelia, las mujeres integrantes del mando de la guerrilla zapatista que hoy llegó a la periferia de la capital de México, se consideran privilegiadas frente a otras indígenas como ellas.
Ellas, a diferencia de la mayoría de nativas del país y como todas las integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), tienen capacidad de decisión, disponen cuántos hijos concebir y cuándo, y pueden escoger su pareja, afirmaron.
«Como mujeres indígenas no vamos a dejar de luchar» hasta dejar de ser tratadas «como animales», señaló la comandante Yolanda, una indígena tzotzil que, como todos sus compañeros, cubre su rostro con pasamontañas.
«No por ser indígenas y por hablar nuestra lengua y por ser morenas nos tienen que despreciar, no por eso ni por nada. Ser indígena es un orgullo muy grande», expresó Esther, nativa tzeltal.
De los 10 millones de indígenas que viven en México, las mujeres son la población más vulnerable. Entre ellas, la esperanza de vida es 71,5 años, frente a la de los hombres nativos que es de 76.
El analfabetismo de las indígenas llega a 48 por ciento, mientras en los hombres es de 29. Cerca de 46 por ciento de las nativas carecen de instrucción primaria y apenas 8,9 por ciento cursaron la educación media.
Entre los grupos sociales pobres, las mujeres indígenas son las más marginadas, reconoció el estatal Instituto Nacional Indigenista.
Según el subcomandante Marcos, líder del EZLN, las mujeres insurgentes afrontan una doble lucha: una contra los hombres para que reconozcan sus derechos y la otra a favor de los derechos de todos los indígenas.
En las selvas del estado de Chiapas, donde el EZLN tiene sus reductos, las mujeres rebeldes proclamaron en 1993, un año antes del levantamiento, una ley interna que reivindica sus derechos y exigen a sus compañeros el respeto de la norma, relataron los dirigentes rebeldes.
«Dentro de las comunidades zapatistas las mujeres tienen su propio movimiento» y «están consiguiendo que su Ley de Mujeres deje de ser papel y se convierta en una realidad», declaró Marcos en una entrevista.
Las mujeres comandantes y Marcos, uno de los 20 hombres y el único mestizo integrante del mando del EZLN (el resto son indígenas), llegó este jueves a la localidad de Milpa Alta, en las afueras de la capital, luego de un viaje de 12 días que comenzó en el estado de Chiapas.
Los jefes guerrilleros, que viajan acompañados por cientos de simpatizantes, entre ellos más de 200 extranjeros, permanecerán en la periferia de la ciudad hasta el sábado celebrando actos y reuniones.
El domingo los comandantes ingresarán a la plaza central en un acontecimiento que atraerá a más de 50.000 personas, según esperan los observadores.
En uno de las concentraciones públicas realizadas durante la marcha, que atravesó 12 estados del país, la comandante Esther, de la etnia tzeltal, llamó a los seguidores de la guerrilla a construir un país diferente. «Nunca más un México sin las mujeres», proclamó.
Su compañera Filedia, también tzeltal, explicó que su viaje a la capital es «para exigir nuestros derechos junto con otros hermanos y hermanas».
«Junto con todas las mujeres indígenas de México exigiremos nuestros derechos, porque de mujeres de por sí tenemos más penas, pero igual somos valientes», añadió.
No hay duda que «ser mujer indígena es un orgullo, pero también es difícil porque hay sufrimientos y discriminaciones y porque hay pobreza», expresó la comandante Susana, de la etnia tzotzil.
La marcha de los guerrilleros a la capital tiene como objetivo sumar adeptos a su causa y presionar por la aprobación de una ley sobre derechos indígenas, preparada en 1996 por una comisión del Congreso lesgilativo, y hoy apadrinada por el propio presidente Vicente Fox.
La ley otorgaría derechos de autonomía y autogobierno a las etnias, lo que para algunos diputados conservadores representa un peligro para las mujeres, pues en numerosas comunidades indígenas se les niegan sus derechos esgrimiendo la tradición.
No se trata de tener normas injustas, sino de respetar la diversidad de culturas y los derechos de cada uno, sostuvieron representantes del EZLN y del gobierno, que, a pesar de las diferencias que los enfrentan, coinciden en defender el proyecto de ley sobre derechos indígenas.
La guerrilla aseguró que reanudará las negociaciones con el gobierno, suspendidas en 1996, sólo si se aprueba la ley de derechos indígenas, se retiran tres destacamentos militares más de Chiapas (Fox ya retiró cuatro) y se liberan alrededor de 50 zapatistas presos (ya fueron liberados unos 40).
El EZLN, cuya capacidad militar no representa una amenaza, según el gobierno, no combate desde enero 1994 gracias a un cese del fuego decretado por el ex presidente Carlos Salinas (1988- 1994), y a una ley de pacificación dictada por el parlamento en 1995. (FIN/IPS/dc/mj/hd ip/01
