DESARROLLO: Cita del BID en Chile divide a «globalifóbicos»

Grupos no gubernamentales intentan reproducir en la capital chilena, escenario de la Asamblea de Gobernadores del BID, las movilizaciones contra la globalización que han rodeado los últimos foros económicos mundiales.

Los trabajos previos de la Asamblea Anual de Gobernadores del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) comenzaron este jueves, entre reacciones contradictorias de activistas y organizaciones no gubernamentales opuestas al proceso de globalización.

Mientras algunos grupos convocaron a manifestaciones de rechazo al BID, como «promotor del neoliberalismo en América Latina», otras organizaciones plantearon que el banco «puede ayudar a gobernar la globalización a favor del desarrollo e integración de los pueblos».

Este jueves comenzó una serie de seminarios conjuntos del BID y la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), previos a la asamblea número 42 del BID, que se desarrollará en el centro de reuniones de la Estación Mapocho de Santiago entre el lunes y miércoles próximos.

Grupos radicalizados de derechos humanos y sindicatos intentaron reproducir en Santiago las masivas protestas que rodearon los últimos foros económicos internacionales desde la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada en diciembre de 1999 en Seattle, Estados Unidos.

Las convocatorias, realizadas sobre todo por la Comisión Funa, la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Construcción y la Madera (Fetracoma) y otros 40 grupos de barriadas periféricas y de izquierda extraparlamentaria no tuvieron eco entre las grandes organizaciones de trabajadores y ambientalistas.

Dirigentes de Fetracoma criticaron a la Central Unitaria de Trabajadores, la mayor matriz sindical de Chile, afirmando que sus líderes, identificados con los partidos Comunista, Socialista y Demócrata Cristiano, negaron su respaldo a las protestas porque fueron invitados a las reuniones del BID.

El Instituto de Ecología Política (IEP), de amplia convocatoria en la comunidad ambientalista, señaló que «apoya toda protesta pacífica de los sectores que se sienten afectados por el libre comercio que impulsa el BID», pero que no se involucrará directamente en las manifestaciones.

Manuel Baquedano, presidente del IEP, dijo que su organización privilegia la gran protesta que se prepara contra la cumbre de ministros de Comercio que se realizará en Buenos Aires los días 6 y 7 de abril.

En la Cumbre Social realizada en enero en Porto Alegre, Brasil, como réplica al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, se planteó la meta de reunir 100.000 manifestantes en la capital de Argentina.

La intención de los activistas es «manifestar allí rechazo al modelo neoliberal y la globalización» y oponerse a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), dijo Baquedano.

Activistas de la Comisión Funa repartieron volantes en la mañana de este jueves y al final de la tarde realizaron una marcha por el céntrico Paseo Ahumada, bajo el lema «Fuera el BID de Chile, fuera el capitalismo de América Latina».

La Funa es una agrupación de jóvenes que en 1999 iniciaron denuncias públicas de violadores de derechos humanos durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) que permanecen en la impunidad, a través de manifestaciones callejeras frente a sus residencias o lugares de trabajo.

«La violación de los derechos humanos y los comienzos del actual modelo tienen una relación directa», según los activistas de la Funa, que calificaron al BID de «organismo promotor de la injusticia, la desigualdad y la explotación».

Para la Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable, no debe confundirse al BID con organismos como el Fondo Monetario Internacional.

El profesor Dante Donoso, miembro de la Alianza, recordó que el BID nació en los años 50 bajo la inspiración del chileno Felipe Herrera, quien proponía un «nacionalismo latinoamericano» que llevó al banco a apoyar la integración regional bajo un modelo desarrollista de sustitución de importaciones.

El BID mantiene de esa primera época su papel de alentar iniciativas de integración y asistenciales, concentradas en áreas geográficas específicas con fines sociales.

Pero, por otra parte, también se compromete con el proceso de globalización, apoyando con créditos proyectos de sectores privados ligados a empresas transnacionales, indicó Donoso.

El experto destacó la asistencia del BID ante los desastres naturales en América Central y su respaldo al desarrollo de la infraestructura física en los países del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Recordó, además, que en Chile el banco apoya con 80 millones de dólares proyectos para las comunidades indígenas y con otros 14,5 millones un programa de fortalecimiento de la participación de la sociedad civil.

Los gobernadores del BID deben privilegiar «políticas que vayan a favor del desarrollo, progreso e integración de los países tras los principios del comercio justo, la cooperación y la discriminación positiva para aquellas regiones, países o zonas geográficas de menor desarrollo», subrayó la Alianza Chilena por un Comercio Justo.

El banco hemisférico se encuentra en la disyuntiva de «ayudar a gobernar la globalización a favor del desarrollo e integración de los pueblos o colaborar con las grandes empresas transnacionales que quieren gobernar al mundo y la vida de las personas», concluyó Donoso. (FIN/IPS/ggr/mj/if dv/01

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