DESARROLLO-ASIA: OMC intenta imponer nueva ronda comercial

La OMC inauguró hoy en Tailandia un seminario regional sobre comercio y desarrollo, pero grupos de activistas advirtieron que el objetivo es recabar apoyo para una nueva ronda de conversaciones sobre la liberalización económica.

Luego del seminario en la norteña ciudad de Chiang Mai, estaba programado un foro entre autoridades de gobierno y dirigentes de grupos de la sociedad civil sobre comercio y ambiente, organizado por el Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable, con sede en Ginebra.

Los organizadores consideran a estos encuentros una oportunidad ideal para discutir la relación entre las leyes del comercio y el desarrollo sustentable.

Sin embargo, activistas del desarrollo afirmaron que la OMC (Organización Mundial del Comercio) en realidad está buscando respaldo para una nueva ronda de negociaciones comerciales, luego del rotundo fracaso de la tercera conferencia ministerial de Seattle, Estados Unidos (noviembre de 1999).

«Es el típico 'modus operandi' de la OMC: usar cada encuentro intergubernamental para obtener apoyo para una nueva ronda», sostuvo Walden Bello, director ejecutivo del grupo independiente Focus on the Global South, de Bangkok.

En encuentros anteriores, como el de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático realizado en Brunei en noviembre, la OMC presentó la propuesta de realizar una nueva ronda, y su director general, Mike Moore, incluso la publicitó como una «ronda de desarrollo».

La reunión en Tailandia es parte de una campaña para vencer la oposición de los países en desarrollo de Asia a una nueva ronda, en preparación para la cuarta cumbre ministerial de la OMC prevista para noviembre en Qatar, señaló Bello.

En lugar de tratar los temas concretos que les interesa a los opositores a una nueva ronda, la OMC hace «relaciones públicas» para contar con el apoyo de la mayor cantidad de países que pueda, agregó.

Mientras, algunos activistas destacan los ejemplos que la sociedad civil y los países en desarrollo pueden usar para advertir los riesgos de una eventual ampliación del ámbito de la OMC, que ya sujetó a las leyes internacionales prácticamente todas las áreas del comercio.

El activista Witoon Lianichamroon destacó el conflicto entre los intereses de los países en desarrollo y los que serán defendidos una nueva ronda de conversaciones en diversos aspectos, como por ejemplo, la biodiversidad.

«Esto nos da una nueva esperanza», dijo a la prensa el lunes, dado que la propuesta de ajustar las reglas internacionales sobre la propiedad intelectual entrará en conflicto con las prioridades de muchos países en desarrollo que desean proteger su conocimiento de las firmas transnacionales.

Los opositores a la OMC también destacaron la lucha de Sudáfrica con las principales compañías farmacéuticas del mundo para abaratar los costos de los medicamentos para el tratamiento del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Una reunión real de consulta con los gobiernos de Asia y la sociedad civil debería estudiar estos conflictos, señaló Witoon.

Varios estudios demostraron que los países en desarrollo no necesariamente se benefician de la liberalización, destacó Bello.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó que, desde 1995 (año en que se creó la OMC en sustitución del GATT), los ingresos de los 48 países más pobres del mundo se redujeron en 600 millones de dólares al año.

Además, muchos países en desarrollo aún no tomaron conciencia del costo de la ampliación de las normas comerciales a «nuevos asuntos» a negociar en una nueva ronda, como la remoción de todas las barreras a las inversiones extranjeras, la política de competencia y las normas laborales y ambientales.

«Lo que el mundo necesita no es una nueva ronda de conversaciones, sino una moratoria de la liberalización comercial», opinó Bello.

Nitirat Sapsomboon, de la Asamblea de los Pobres, fue más allá. «No debemos fiarnos de una moratoria. 'Eliminación' es la palabra correcta. De todos modos, el libre comercio no existe; es una ilusión», dijo.

Los activistas destacaron que el costo de la excesiva liberalización está cada vez más presente en la conciencia pública, como lo demostraron las masivas protestas de Seattle (1999), Praga (2000) y Río de Janeiro (enero de 2001).

Como resultado, «las instituciones financieras multilaterales tratan de integrar a representantes de la sociedad civil a sus reuniones», para «dar legitimidad a sus actividades», comentó Bello. (FIN/IPS/tra-en/js/rp-mlm/dv-if/01

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